Arenas: La salida de Bárcenas fue un "reconocimiento" a su labor en el PP
No recordó que en la reunión con el extesorero se hablara de su remuneración pero sí de que podía seguir usando un despacho y un coche del partido
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El exsecretario general del PP Javier Arenas afirmó que la reunión con Mariano Rajoy en marzo de 2010 para pactar la salida del partido del extesorero Luis Bárcenas fue un encuentro "sin trascendencia política", sino "amistoso" en la que "se hacía un reconocimiento a una persona que llevaba muchos años trabajando profesionalmente en el Partido Popular".
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Según la transcripción de la declaración que prestó el pasado 14 de agosto ante el juez, Arenas reconoció que asistió a la reunión, celebrada meses después de que Bárcenas dejara en 2009 su cargo de tesorero por su imputación en el caso Gürtel.
El juez le recordó que en esa reunión, según declaró Bárcenas, se pactó que el extesorero seguiría cobrando su sueldo "sine die", conservaría un despacho en la planta tercera de la sede de la calle Génova, así como su secretaria y un coche con conductor.
"Yo no recuerdo que se hablara de cuestiones económicas, sí se habló de su ubicación -creo recordar- en la tercera planta, no en un despacho justo al lado mío pero sí en una pequeña sala de junta que había en la tercera planta. También me suena que se hablara de la posible utilización de un coche del partido cuando lo necesitara, y en relación a sueldos o temas económicos, no recuerdo que se hablaran", dijo.
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Durante su comparecencia, Arenas aseguró que "jamás" percibió dinero de ningún empresario, ni recibió a ningún donante ni tuvo constancia de que existiera una contabilidad paralela a la oficial.
Al inicio de su declaración, el político andaluz reconoció haber tenido "una amistad fraguada en lo profesional" con Bárcenas pero que, a día de hoy, esa relación es inexistente. En el caso de Lapuerta, dice haber sentido una "profunda admiración" y de "profundo afecto" hacia él y, aunque hace mucho que no le ve, se interesó recientemente por su estado de salud.
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Al ser preguntado por el juez sobre la reunión que mantuvieron Bárcenas, su esposa Rosalía Iglesias, el presidente Mariano Rajoy y Arenas en marzo de 2010, el testigo recuerda que se habló de su ubicación, no en un despacho, sino en una sala de la tercera planta de la sede de Génova y de la utilización de un vehículo del partido "cuando lo necesitara". "En relación a sueldos o temas económicos no recuerdo que se hablara en esa reunión", precisa.
Sí rememora que Bárcenas le pidió que participara en el encuentro, durante el cual el extesorero trasladó su "mosqueo" porque la formación estaba filtrando información contra él y se quejó del "acoso mediático" al que estaba siendo sometido. "Se habló de la valoración positiva que tenía el partido de su gestión profesional. No recuerdo que se hablara del sueldo. Fue una reunión de clima amistoso, una reunión más humana que política", resalta.
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Además, desmiente que almorzara con Bárcenas el pasado 16 de enero en Sevilla para hablar de sus cuentas en Suiza y su desvinculación del partido. Sí recuerda que el exsenador quiso verle en diciembre para insistirle en que el caso 'Gürtel' era nulo, que el comportamiento de los dos tesoreros fue "ejemplar" y que las instituciones no tenían un trato "neutral o imparcial" hacia él.
En cualquier caso, Arenas niega haber "mediado" entre quien fuera responsable de finanzas del partido y el jefe del Ejecutivo. "Yo al presidente del Gobierno nunca le he traslado informaciones concretas sobre Bárcenas, sí hemos hecho comentarios generales de la situación y tenga en cuenta además que yo antes de que fuera presidente del Gobierno veía con mucha frecuencia a Rajoy y después como presidente del Gobierno ya lo he visto menos", agrega.
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Tras señalar que como secretario general, cargo que ocupó entre enero de 1999 y septiembre de 2003, no tenía ninguna competencia en contabilidad ni donaciones, remarcó que "jamás" ha recibido a un donante en su despacho ni le han dado dinero para el partido. Según dijo, el ex presidente José María Aznar le dijo que las donaciones eran competencia del tesorero, que tenía "un gran prestigio en nuestra casa".
Según declaró, las donaciones representaban un 5% o 6% del presupuesto de la formación conservadora, siendo el grueso "más importante" las subvenciones procedentes del Estado, y él no tenía información periódica ni puntual sobre donaciones. "Le insisto en que teníamos un depósito de confianza en don Álvaro extraordinario porque era una persona de confianza", remacha.
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Dicho esto, reconoce que no tomó "ninguna determinación" para hacer cumplir la Ley de Financiación de Partidos Políticos porque "pensaba al 100%" de que se estaba cumpliendo el "tope" fijado ni había ninguna irregularidad. Señala que Lapuerta no le informó de empresarios donantes y que cuando le miraba "veía reflejada la contabilidad ante el Tribunal de Cuentas y una persona impecable".
En el momento en el que el juez le muestra unas fotocopias de los 'papeles de Bárcenas', con la supuesta contabilidad opaca, Arenas responde: "Jamás, jamás en mi etapa de secretario general del partido conocí esos documentos y debo señalar que lo que estoy observando solo los he visto en los medios de comunicación".
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"En Génova yo solo he conocido una caja que era la del Partido Popular y siempre he pensado que cualquier tipo de ingreso o de gasto se soportaba en la contabilidad oficial en el marco de la legalidad vigente. Siempre he pensado eso", indica Arenas, que recuerda que el PP atravesó "una situación compleja y momentos de inquietud" cuando se publicaron los famosos 'papeles de Bárcenas'.
En otro punto la declaración, Arenas asegura que "jamás" ha recibido dinero de ningún empresario y que lo único que ha visto son anticipos para viajes pero no compensaciones en trajes o vehículos. "Jamás me ha ofrecido dinero ningún empresario y jamás he recibido dinero de mi partido que no se haya declarado a Hacienda, a través de un sobre o de cantidades en metálico. Si hubiera tenido conocimiento de alguna irregularidad la habría denunciado", añade.
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Expone que siempre ha mantenido "el mismo tren de vida, los mismos amigos y los mismos hábitos" antes y después de ser ministro y admite haber recibido complementos retributivos pero no procedentes de una caja B. Concluye que una quincena de compañeros le regaló una bandeja plateada cuando dejó el cargo de secretario general.