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Antonio Maíllo, crónica de un coordinador anunciado

Podría optar al título de Mister Simpatía en Izquierda Unida de Andalucía, pero por ahora sólo se enfrentar a su elección como nuevo coordinador general de la coalición. Sólo una catástrofe

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Antonio Maillo (Lucena, Córdoba, 1966) podría optar al título de Mister Simpatía en Izquierda Unida de Andalucía, pero por ahora sólo se enfrentar a su elección como nuevo coordinador general de la coalición, en sustitución de Diego Valderas, vicepresidente del gobierno autonómico que preside el socialista José Antonio Griñán.

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Sólo una catástrofe natural podría impedir que sea el nuevo líder de la formación de Cayo Lara, a pesar de que concurra otra lista alternativa encabezada por Encarnación Milla, portavoz de IU en el Ayuntamiento de Carmona, donde su exalcalde Sebastián Martín Recio auspicia una corriente crítica llamada Izquierda por la Base, que viaja de la mano de la Candidatura Unitaria de Trabajadores de José Manuel Sánchez Gordillo, el célebre alcalde de Marinaleda.

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Desde sus filas, Javier García no ha ocultado por ejemplo su respeto hacia Maíllo pero entienden que no se trata de una disensión por el candidato propuesto sino por el discurso político que se viene manteniendo desde el aparato de Izquierda Unida. La candidatura alternativa exige por ejemplo que, un año después de que se aceptara gobernar en coalición con el PSOE, se repita un referéndum interno ante escándalos como el de los ERE, por más que fuera Izquierda Unida la principal artífice de al comisión parlamentaria que investigó dicho asunto en el Parlamento andaluz.

A pesar de dicho asunto tenebroso, la gestión con los socialistas no parece aventurar por ahora un castigo electoral, más bien al contrario. No obstante, existe un cierto desgaste interno que se traduce en la presentación de esta lista alternativa: los más optimistas creen, sin embargo, que no arrancará más de un veinte por ciento en los votos que darán forma al nuevo consejo andaluz de la coalición. Probablemente fuera el mismo porcentaje que alcanzaría de haberse podido muñir una sola lista tal y como propuso el propio Valderas a comienzos del mes de junio.

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Aunque no cabe descartar una sorpresa de última hora -ya que las candidaturas finales no se sustancian hasta el mediodía de hoy sábado-- no parece que vaya a repetirse el esquema de las asambleas provinciales, donde hubo dos candidaturas en varias demarcaciones e incluso tres en la de Sevilla. Estas asambleas territoriales convirtieron en la crónica de una elección anunciada el resultado de la asamblea andaluza que se inició ayer en Bormujos (Sevilla), no muy lejos de donde el príncipe Naruhito de Japón conmemoraba los cuatrocientos años de la primera expedición nipona a la Península.

Elena Cortés, la consejera de Fomento y Vivienda que ha logrado sacar a delante el decreto estrella contra los desahucios, asumió la presidencia de la Mesa de la Asamblea, formada por 33 miembros, y de la que forman parte Valderas, Maíllo, el portavoz parlamentario, José Antonio Castro, que también estuvo en las quinielas iniciales de la sucesión, y el portavoz de Izquierda Plural en el Congreso, José Luis Centella. Además figuran en ella el diputado por Málaga, Alberto Garzón; el eurodiputado Willy Meyer; los diputados en el Parlamento andaluz Ignacio García, Marina Segura, Alba Doblas, Inmaculada Nieto y Juan Manuel Sánchez Gordillo; la secretaria general de Vivienda, Amanda Meyer, y el secretario de Organización de IULV-CA, José Luis Pérez Tapias. Esto es, al menos desde la Mesa, Izquierda Unida pretende brindar una foto de unidad, a pesar de las diferencias. Más allá del análisis de la estrategia de gobierno, se trata sobre todo de una asamblea partidista, en donde nuevas formaciones como la Izquierda Abierta de Gaspar Llamazares se han sumado a una coalición en donde la hegemonía indiscutible corresponde todavía al Partido Comunista de España: "Habría que tener más presencia de militancia, más capacidad territorial y más metidos en el tejido social", reclamaba Valderas antes de iniciar dicho encuentro, reiterando que lo que sigue uniendo a PSOE e Izquierda Unida en Andalucía no tiene necesariamente un reflejo a escala estatal porque se basa en un programa de trabajo con 200 puntos en común.

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Su informe de gestión, que no excluía cierta autocrítica, fue aprobado la semana pasada por el consejo andaluz de Izquierda Unida con un 88 por ciento de los votos. Enfrente se sitúa IU por la Base y la CUT, que ha dejado claro, por el contrario, que "no ha existido ni un gramo de autocrítica, dando la espalda a la verdad" en asuntos como los recortes, los presupuestos restrictivos, los ‘ERE' o la destitución del Defensor del Pueblo de Andalucía, José Chamizo. Desde el punto de vista de Encarnación Milla, su candidata alternativa, el balance "dibuja una gestión triunfalista, autocomplaciente y carente de sentido de la realidad".

Uno de los primeros retos de Maíllo, como coordinador general en ciernes, será el de mantener la cohesión interna y evitar, por ejemplo, que algunas de dichas formaciones terminen encabezando un frente amplio de la otra izquierda andaluza, que no está de acuerdo con esta estrategia. Un horizonte que no disgustaría, por ejemplo, al líder jornalero Diego Cañamero, del Sindicato Andaluz de Trabajadores.

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