Adiós al metrosexual... con la crisis vuelve el gentleman

¿Acaso el metrosexual, ese espécimen masculino hiper musculado, refinado y con rasgos super femeninos, ha muerto? Al parecer, sí. Según un estudio realizado por la empresa Webtools el nuevo hombre del Siglo XXI no tiene ahorros ni casa propia, pero si posee una gran... ¿vida social?

Los hábitos han cambiado según la encuesta realizada a hombres entre los 25 y los 50 años. Y la realidad social también. Ahora entran en juego las redes sociales y los blogs. Y es que según el estudio, un 64% de los hombres las utiliza de forma habitual para comunicarse e informarse.  Además, se sienten satisfechos con su imagen. Actualmente los españoles (un 44%)  afirman cuidarse pero sin excesos. Son coquetos pero naturales. Para hacerse una idea, el exponente máximo de este nuevo modelo masculino es Brad Pitt, Eduardo Punset o Barack Obama.

El 64% utiliza las redes sociales para comunicarse

¿Y en el amor? Con la crisis económica de fondo,  los pubs pierden adeptos y vuelve el guateque. Hoy el 53% de los españoles utilizan como lugares para la conquista las fiestas en casa (el 86% abandona el hogar familiar en la treintena), mientras que el 49% prefiere una charla tranquila con un buen café.

Ojo al dato: cualidades como la "inteligencia", "sensibilidad" o "simpatía" son muy valoradas por el 69% de los hombres. La actriz Scarlett Johansson, la cantante Shakira o la periodista Susana Griso son las mujeres más deseadas.

En la ruleta rusa de los nuevos gustos, la información sale ganando. El hombre del siglo XXI invierte gran parte de su tiempo libre en los medios de comunicación. El más consumido es la televisión (vista por el 88% de los encuestados), seguido de la radio (70%) y la prensa (64%).   

La diversidad forma parte también de su rutina. El nuevo hombre tiene una visión amplia del mundo, le gusta viajar (el 55% invierte sus ahorros en este capricho) y trata con personas de distintas razas y culturas de forma natural.

En definitiva, vuelve Gregory Peck en la piel del descarado pero siempre elegante Bradley, en Vacaciones en Roma.