Adiós al libro agotado
Publidisa. El negocio principal es aún la impresión de libros en papel digital, pero se ha disparado el área del e-book
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En 1999, Luis Abril y su esposa, Rosa Nuñez, leyeron un artículo que hablaba de la publicación en formato digital y protegido de una novela de Stephen King. Fue el interruptor que encendió la bombilla que dio lugar a Publidisa.
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Dos negocios proceden de aquella idea. Por un lado, la impresión de libros en papel utilizando formato digital. Una revolución en aquella época frente al método tradicional, de impresión con imprenta offset, que imprime cada página tantas veces como tirada se desee para luego ordenarlas hasta formar el libro. Esa fórmula obliga a una fuerte inversión en función del número de ejemplares de dicha tirada y supone un alto riesgo de pérdidas si una parte no se vende.
En 2001, tunearon máquinas Xerox para imprimir en formato digital
El formato digital, por el contrario, imprime cada libro de arriba abajo, lo que permite producir sólo los ejemplares que se van a vender, incluso si es uno solo.
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Publidisa ingresó, fundamentalmente por este negocio, 9,5 millones de euros en 2009, un 5% más que un año antes, 24 veces más que cuando empezó en 2001.
La otra área de negocio, bajo la marca Todoebook.com (creada en 2001 y considerada la "primera web de e-book en español" por Wikipedia) crece exponencialmente desde que los fabricantes se han lanzado a crear libros electrónicos y otros dispositivos portátiles para leer publicaciones en formato digital. Cuando Publidisa empezó, sólo se podían leer en la pantalla de un ordenador. La historia de la compañía incluye hitos como la publicación en 2002 del primer e-comic, un ejemplar de Mortadelo y Filemón de Ediciones B.
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Fue la primera web de e-book en castellano, según Wikipedia
Hoy, Publidisa cuenta con acuerdos para distribución de e-book con más de 500 editoriales, que dan de alta "más de cien libros al día", comenta Luis Rodríguez, director general de la compañía.
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En 2001, lograban un libro al día. Innovar no es fácil. Ahora, Planeta, Mondadori y Santillana van a lanzar su propia plataforma para el libro electrónico. "Hubiera sido estupendo que eligiesen nuestra tecnología", comenta Rodríguez. "Esperamos poder ofrecerles algún servicio", añade.
Tampoco fueron fáciles los comienzos con el libro digital impreso. Los fundadores pasaron muchos meses hasta lograr que máquinas diseñadas para imprimir "un montón de hojas" fueran capaces de crear algo que pudiera llamarse libro. "Eran, por un lado, impresoras para imprimir recibos bancarios o folletos de márketing y, por otro lado, máquinas para encuadernar pliegos salidos de una imprenta offset, no de una impresora digital".
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Hubo que "tunearlas, pedir a fabricantes como Xerox que hicieran adaptaciones específicas" y hubo que lograr un proveedor con un programa informático capaz de gestionar el proceso. Ese proveedor fue Glassbook, que unos meses después del acuerdo con Publidisa (agosto de 2000) fue comprada nada menos que por Adobe Systems. En el verano de 2001, todo estuvo listo para producir a nivel industrial. Solo tres compañías en todo el mundo podían hacer algo similar.
Para los responsables de Publidisa, este negocio es el fin de "almacenes llenos de libros y del concepto de libro agotado", comenta Rodríguez. La evolución del comercio electrónico ha permitido que "los pedidos libro a libro sean cada vez más numerosos". Alrededor de "1.500 editoriales", con presencia en más de diez países, contratan a Publidisa el servicio de producción bajo demanda de libro digital impreso, por el que genera "más de 250.000 libros mensuales".
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Lejos está aquel verano de 2001 cuando la firma ofreció a decenas de editoriales producirles gratis el primer pedido y nadie aceptó. Todo les parecía demasiado nuevo. Muchos no sabían ni de qué hablaba Publidisa cuando les pedía el libro en formato pdf. Ahora todo ese contenido digitalizado les sirve para su otro negocio, el del libro electrónico.
El producto de Publidisa no es válido para todo. No sirve para libros de arte, por ejemplo. Para "libros en blanco y negro, guías de viaje o libros técnicos", sí. La compañía sevillana hizo una campaña con Xerox en 2003 consistente en enviar a los editores "un pack con dos libros de un sello de Planeta: uno de imprenta tradicional y otro digital. En la mayoría de los casos, los destinatarios no fueron capaces de distinguirlos".