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"Abaratar el despido no es la solución a la crisis"

Profesor de la Universidad de Columbia. Cree que el siguiente problema será la inflación

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Xavier Sala i Martín (Cabrera de Mar, Barcelona, 1962), se pone su americana de seda salvaje azul eléctrico en cuanto ve aparecer a la fotógrafa. Este economista, profesor en la prestigiosa Universidad de Columbia en Nueva York, ha sabido explotar el rol de pedagogo con una apariencia tan llamativa como alguna de sus opiniones. Con todo, es uno de los economistas españoles más brillantes asesor del Foro Económico Mundial y director económico del Barça y ha estado en Madrid para dar una conferencia en la Fundación Rafael del Pino.

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Imaginemos que en mitad de esta entrevista le llaman del G-8 para que les diga las tres prioridades para salir de la crisis.

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No hay tres porque no hay una sola crisis. Las medidas que le van bien a EEUU no son las mismas para España. El problema principal de EEUU es el sistema bancario. La intromisión del Gobierno al final ha sido perjudicial porque es bueno que los bancos que no tienen futuro quiebren.

¿Y el "demasiado grande para caer"?

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Si Citi tiene que ser absorbido por otro, que lo sea. Aquí se fusionaron Bilbao Vizcaya y Argentaria y nadie dijo "demasiado grandes para caer". El otro gran problema que viene es la inflación. Se está solucionando la crisis con deuda. El déficit de EEUU absorbe ya el 80% del ahorro mundial. Esto habrá que arreglarlo. O con una subida de impuestos, que en EEUU no va a pasar, o reduciendo el gasto público, algo muy complicado porque a los políticos les crea adicción. Así que hay que crear inflación.

Pero ¿no viene una deflación?

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No, no. La Fed se ha dedicado a imprimir dinero como loca y la inflación se crea por la velocidad con la que se mueve el dinero. Hasta ahora no ha habido este problema porque el dinero circula muy lento. Pero, en el momento que se salga de la crisis subirán los precios. El dinero es muy difícil retirarlo de la economía. Es como la pasta de dientes, que cuando sale del tubo no vuelve a entrar. Y si suben los precios la deuda que tiene que pagar el Estado es menor en términos reales. Por eso el bono a diez años en EEUU ha subido, el mercado espera que los tipos suban.

¿Y qué pasa con España?

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España tiene otro problema, el de la dependencia de la construcción. El ladrillo supone un 15% del PIB y ahora se tiene que convertir en un país normal. Además, hay un agujero en el sector financiero que no viene de bonos tóxicos sino de la Costa del Sol. Las inmobiliarias, promotoras y constructoras deben a los bancos el 41% del PIB español. Los bancos también tienen que devolver lo que han tomado prestado. Hay un agujero financiero gigante que hay que arreglar.

Esto, ¿retrasará la salida

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de España de la crisis?

Va a ser mucho peor. Además de que le afecte la crisis financiera mundial, le afecta al turismo y la exportación.

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Y, ¿qué solución queda?

España ya no puede competir en precio ni en calidad, así que necesita innovar. Pero la innovación no es I+D. Hay que dejar esa obsesión enfermiza y no pensar en hacer Silicon Valley II. Para mí, dos de las mejores ideas han venido del sector del café: Nespresso y Starbucks. Y otra gran idea ha sido la de Zara, en el sector textil. ¿Quién lo iba a decir cuando todo el mundo se dedicaba a buscar móviles de quinta generación? Y la innovación estaba en el café El Gobierno español tiene que entender que la innovación es una cosa que puede suceder en todos los sectores. Que hay que reformar la educación y ayudar a crear empresas. Y sobre todo ayudar a implementar las ideas simplificando la regulación. Los empresarios españoles cuando se les pide una medida que aumente su competitividad dicen: "Quíteme de encima al alcalde".

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Y, ¿fortalezas españolas?

Hay empresas muy importantes, Telefónica, Repsol, líderes empresariales dirigidos por españoles. Antes no los había y se ha demostrado que se puede competir en igualdad.

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En EEUU estudian a Almodóvar y Zara. ¿Estudiarán el sistema de provisiones del Banco de España?

La regulación financiera española estaba de moda en noviembre. Pero ya veremos cómo acaba yo creo que muy mal. Aquí no hay subprime sino ciudades fantasma sin agua en la Costa del Sol. Ha sido un riesgo extravagante. Y ha sido el Banco de España el que ha dejado a las cajas asumir esos riesgos.

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¿Hemos cruzado la línea de lo liberalmente correcto en gasto público?

Yo no sé qué es liberalmente correcto pero sé lo que es legal. Y España tenía como límite un 3% de déficit. El déficit es como la recomendación de un médico de beber un vaso de vino. Para determinadas personas puede ser bueno, pero a los alcohólicos no se les puede dejar ni un vaso. Los políticos son como alcohólicos con el déficit.

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¿Cuál es su opinión sobre la reforma laboral?

El coste del despido está muy alto y puede impedir que se creen puestos de trabajo. Pero me parece una mala idea políticamente hablando sacarlo a relucir ahora. Es un problema secular de la economía española que hay que arreglar cuando la economía va bien. A los cuatro millones de parados no se les puede decir que si se abarata el despido van a encontrar trabajo. La crisis económica está a punto de pasar a ser una crisis social, ya que el primer millón de trabajadores que se fue al paro se va a quedar sin subsidio. Pero lo que está claro es que abaratar el despido no nos va a sacar de la crisis, no es la solución.

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