El Aaiún celebró la vuelta entre el miedo y la alegría
La familia guardó silencio hasta el final por miedo a perjudicarla
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La incredulidad dio paso anoche a la alegría en El Aaiún. En el interior del hogar de los Haidar, hasta 70 personas esperaban el regreso de Aminatou tomando zumo y té.
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A la puerta, varios niños celebraban la noticia haciendo el signo de la victoria. Uno de ellos era Mohammed, el hijo de 13 años de la activista.
A falta de comunicación oficial, hizo falta que el hermano de Aminatou, Ahmed, confirmara la noticia tras hablar con su madre para que los compañeros de lucha de la activista saharaui creyeran en la buena noticia.
"Es una felicidad increíble para nosotros, sobre todo para mi madre y los hijos de mi hermana. Sólo la lucha de mi hermana ha logrado esta victoria", decía orgulloso.
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El Ministerio del Interior marroquí prohibió a la prensa ir al aeropuerto
"Nunca, ni en los peores momentos, hemos perdido la esperanza", recordaba Ahmed Haidar.
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A última hora de ayer, la principal duda era confirmar si la activista sería conducida directamente a la casa que tiene su madre en la calle Bir Jdid, en el modesto barrio de Casa Piedras, o al hospital Hassan Bel Mehdi, donde otras veces ha sido curada tras sufrir palizas y torturas.
La celebración también se vio empañada por el miedo. La propia madre de Haidar pidió a la concurrencia que guardara silencio y que no saliera a la calle. La familia temió hasta el último momento que cualquier manifestación en su favor, o simplemente demasiado ruido en la calle, frustrara su tan deseada vuelta.
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El miedo fue también el motivo invocado por la familia de Aminatou para no ir al aeropuerto a recibirla. Conscientes del poder de convocatoria de la activista, sus familiares querían evitar a toda costa cualquier disturbio. Por esa misma razón, los hijos de la activista la esperaban anoche en casa, vestidos con sus mejores galas.
"Su lucha coloca nuestra causa en lo más alto", señala Larbi Messaoud, secretario general del Colectivo de Defensa del Sahara
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Poco después de saberse la noticia, el representante del Ministerio del Interior marroquí comunicaba en El Aaiún a los periodistas que tenían absolutamente prohibido acceder al aeropuerto para informar de la llegada de Haidar. Varios coches de Policía impedían acercarse al lugar a la hora estimada del aterrizaje.
La noticia del regreso de Haidar se extendió rápidamente entre los activistas de derechos humanos que, como ella, desafían la alegalidad en la que trabajanMarruecos no reconoce ni da permiso a sus asociaciones, así como la constante persecución judicial.
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Quienes luchan por los derechos humanos en el Sáhara saben que la huelga de hambre de su compañera ha sacado su causa del olvido. Larbi Messaoud, secretario general del Colectivo de Defensa del Sáhara (CODESA), la asociación fundada porAminatou, se felicitaba anoche porque "la lucha de Aminatou ha colocado nuestra pelea en lo más alto".
También Ghalia Djimi, amiga íntima de Haidar, expresaba su alegría de camino hacia la casa de Darya, la madre de Aminatou: "Yo sabía que esta vez iba a funcionar", se congratulaba esta mujer, que compartió una celda de apenas diez metros cuadrados con Aminatou, en los casi cuatro años que ambas estuvieron encarceladas en un centro secreto de detención en El Aaiún, sin juicio ni cargos, entre 1987 y 1991.