Este artículo se publicó hace 15 años.
Más de 90 muertos en un fuerte seísmo en Italia
Por Deepa Babington
Un potente seísmo que sacudió el lunes de madrugada una gran parte del centro de Italia causó más de 90 muertos y dejó a más de 50.000 personas sin hogar.
"Algunas poblaciones de la zona han sido virtualmente destruidas en su totalidad", dijo un sombrío Gianfranco Fini, presidente de la cámara baja del parlamento, antes de que la cámara guardara un minuto de silencio.
La agencia de noticias Ansa, citando a trabajadores de rescate, dijo que la cifra de fallecidos había alcanzado los 92 cuando habían transcurrido 12 horas del seísmo.
Las víctimas mortales se contabilizaban principalmente en L'Aquila, capital de la montañosa región de Los Abruzos y fundada en el siglo XIII a unos 100 kilómetros al este de Roma, y en las localidades aledañas.
Viviendas, iglesias y otros edificios fueron destruidos en el peor terremoto en Italia en casi 30 años. Cientos de personas resultaron heridas y se prohibió el acceso a 15.000 edificios.
"Me desperté escuchando lo que sonó como una bomba", dijo Angela Palumbo, de 87 años, mientras caminaba por una de las calles de L'Aquila.
"Pudimos escapar mientras caían cosas alrededor nuestro. Todo se movía, los muebles se caían. No recuerdo haber visto algo semejante en toda mi vida", dijo la anciana.
El ministro del Interior, Roberto Maroni, visitó la zona y dijo que la cifra de fallecidos superaba los 50.
Sólo en la pequeña población de Onna, 10 personas fallecieron, dijo un fotógrafo de Reuters que vio cómo se llevaban a una madre y su hija pequeña en un mismo ataúd.
El primer ministro Silvio Berlusconi canceló un viaje a Moscú y dijo que había declarado el estado de emergencia nacional, que liberaría fondos para asistencia y reconstrucción. El Papa Benedicto XVI dijo que estaba ofreciendo una plegaria especial para las víctimas.
Casas viejas y edificios construidos con piedra, sobre todo en localidades aisladas que no han sido muy restauradas, se derrumbaron como viviendas de paja.
Los hospitales pidieron ayuda de médicos y enfermeras de toda Italia. El olor a gas se propagaba por algunas de las localidades montañosas al romperse las cañerías.
Vecinos de Roma, ciudad que raramente registra actividad sísmica, se despertaron con el terremoto, que provocó la caída de muebles, el bamboleo del alumbrado público, y que saltaran las alarmas de automóviles.
El terremoto se produjo poco después de las 03:30 hora local (01:30 GMT) y tuvo una magnitud de entre 5,8 y 6,3.
"MI PADRE SEGURAMENTE ESTÁ MUERTO"
"Cuando se produjo el seísmo, corrí a la casa de mi padre, abrí la puerta principal y vi que todo se había derrumbado. Mi padre seguramente está muerto. Pedí ayuda pero no había nadie cerca", dijo Camillo Berardi en L'Aquila.
Pilas de escombros estaban esparcidos por L'Aquila -que tiene una población de 68.000 habitantes- y en los pueblos cercanos, bloqueando caminos y dificultando la tarea de los equipos de rescate.
Algunas ancianas lloraban y residentes que sólo contaban con sus manos y buena voluntad ayudaban a los bomberos y equipos de rescate a revisar entre los escombros.
"Miles de edificios se han derrumbado o han resultado dañados", dijo Angostino Miozzo, responsable de Protección Civil.
Un residente en L'Aquila que se encontraba frente a un bloque de apartamentos que había sido reducido a la altura de un adulto dijo: "Este edificio tenía cuatro pisos".
Algunos coches estaban enterrados en los escombros.
En otra zona de la ciudad, residentes intentaban silenciar los gemidos de la gente para ubicar la procedencia de un bebé que lloraba.
Hubo numerosas informaciones de que varias de las iglesias románicas y renacentistas de la zona se habían derrumbado.
Parte de una residencia universitaria y un hotel cayeron en L'Aquila y al menos una persona aún estaba atrapada bajo los escombros, mientras se ignoraba la cantidad de muertos en el lugar.
El seísmo derribó el campanario de una iglesia en el centro de L'Aquila. Los puentes y carreteras del área montañosa fueron cerrados como precaución.
El terremoto fue el último y el más fuerte de una serie de movimientos que sacudió la zona de L'Aquila durante el domingo y el lunes.
Los terremotos pueden ser particularmente peligrosos en algunas partes de Italia, donde algunos edificios centenarios se conservan en mal estado.
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