Este artículo se publicó hace 14 años.
El 90 por ciento de los alumnos que fracasan han sido repetidores y absentistas
La combinación de un sistema escolar rígido y poco atractivo, retrasos de curso desde primaria y faltas continuadas de asistencia suelen terminar en fracaso escolar, pues nueve de cada diez alumnos que no acaban la enseñanza obligatoria han repetido alguna vez y han sido absentistas.
A los diez años, un 10 por ciento ya está en un curso inferior al que corresponde teóricamente (quinto de primaria) y el 42,6 por ciento acumula retrasos cuando alcanza cuarto de ESO (último obligatorio), según destaca el estudio "Fracaso y abandono escolar en España", elaborado por la Obra Social Fundación "la Caixa".
El informe, presentado hoy, se basa en estadísticas y estudios publicados por el Ministerio de Educación, el INE, la evaluación internacional PISA y el análisis de 850 expedientes de alumnos que han abandonado en ESO (la mayoría en el primer ciclo) y secundaria postobligatoria, entrevistas con ellos, profesores y directores.
El catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca Mariano Fernández Enguita se ha referido a la "perversión de la repetición", un ejemplo de la rigidez del sistema, que puede fatigar, perjudicar y desmotivar al alumno, según las conclusiones.
Ha añadido que el sistema educativo tiene un problema "estructural", pues un alumno sin graduado en ESO está condenado al abandono y, si se le hace repetir, es empujado al mismo destino.
El profesor de Sociología y Comunicación de Salamanca Luis Mena, otro de los autores, ha explicado que el abandono escolar es el resultado de un proceso "bastante largo" de desenganche y desapego, que comienza en primaria.
En estos alumnos hay un claro "desinterés" porque la escuela es un "aburrimiento", no sólo para los que faltan a clase (226 horas en ausencias sin justificar de media en el primer ciclo de ESO), sino también para una parte importante de los que siguen en las aulas ("absentismo interior").
Los expedientes estudiados indican que no se trata tanto de suspensos (un 13 por ciento) como de no presentarse a clase (a la mitad de la asignaturas como media) ni a los exámenes en consecuencia.
Abandonar, por el contrario, no es un problema para ellos, sino la "liberación de una cárcel" (la escuela obligatoria), una expresión de autonomía y de entrada en la edad adulta.
De las entrevistas con los alumnos, los autores deducen que hay un momento "crítico" para ellos: el tránsito de primaria a secundaria en los centros públicos porque desaparece la figura del profesor "acompañante", aunque los docentes no aluden a este aspecto.
Sobre las familias, Mena ha comentado que, en general, animan a los hijos a que sigan estudiando y atienden las llamadas e indicaciones de los centros.
Sin embargo, destaca entre los alumnos la sensación de que no vale la pena esforzarse, y su "grupo de iguales" (compañeros y amigos) tiene una influencia "decisiva" en la encrucijada de abandonar o continuar.
Sobre una mayor incidencia del abandono en unas comunidades que en otras, Fernández Enguita ha señalado que se produce por la combinación de dos factores: un sistema educativo que no atrae y posibilidades de empleo abundante, fácil y no cualificado, al menos hasta que comenzó la crisis.
También se ha mencionado cómo la escuela tiene que "competir" con los medios de comunicación, internet y las Tecnologías de la Información y la Comunicación en general.
El "divorcio", ha comentado, entre la cultura escolar y la sociedad, los medios o la red se traduce en un "desapego generalizado" por la educación tradicional.
La sociedad de la información y el conocimiento no implica el triunfo de la escuela, sino su "cuestionamiento", también por parte de los que tienen éxito escolar.
Los profesores deben ser, además de especialista en una materia, "profesionales de la educación"; y la escuela tiene que ser una red, no sólo aulas, ha señalado Fernández Enguita.
Los autores pintan también un retrato tipo del alumno que fracasa y abandona por la incidencia de los factores que lo caracteriza: es mayoritariamente varón de 15 años, de origen inmigrante, estudia en un centro público y es hijo de un trabajador no cualificado.
En relación con la conflictividad de este alumnado, los autores no consideran especialmente destacable que el 28 por ciento tiene problemas de indisciplina en conjunto, aunque sí hay un 60 por ciento entre los que abandonan en el primer ciclo de ESO.
En cuanto a la enseñanza postobligatoria, se lamenta que la "rigidez" del sistema presenta el Bachillerato como mejor opción cuando sus tasa de abandono prematuro es "mayor" que la de FP de grado medio.
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