Este artículo se publicó hace 11 años.
El 83% de los empleados domésticos en el mundo son mujeres
Un informe de la OIT señala que en el mundo hay 52 millones de personas que trabajan en el hogar. El 45% de ellas no tienen derecho a descanso semanal o vacaciones remuneradas
El 83% de los al menos 52 millones de personas que en todo el mundo están empledos como trabajadores domésticos son mujeres. Esta es una de las cifras que arroja un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en el que este organismo detalla que casi la mitad de estos trabajadores no tienen derecho a periodos de descanso semanales o vacaciones anuales remuneradas. Se trata del primer estudio de este tipo realizado por la OIT.
Estos trabajadores representan el 7,5% del empleo asalariado de las mujeres en el mundo y en algunas regiones un porcentaje mucho mayor, sobre todo en Oriente Medio –31,8%–, América Latina y el Caribe –26,6%– y Asia Pacífico –11,8%–. Entre mediados de los años 1990 y 2010, hubo un incremento de más de 19 millones de trabajadores domésticos. Según la OIT, muchos migran a otros países en búsqueda de trabajo y es probable que las cifras incluidas en el informe subestimen los números reales de este tipo de empleados, que en realidad podrían ser decenas de millones más. De hecho, los datos también excluyen a los niños trabajadores domésticos menores de 15 años que no están comprendidos en las encuestas utilizadas por el informe. En 2008, su número fue estimado por la OIT en 7,4 millones.
El informe, titulado Trabajadores domésticos en el mundo, se publica tras la adopción en junio de 2011 de un nuevo Convenio y Recomendación de la OIT sobre trabajo doméstico, que tiene como objetivo garantizar condiciones de trabajo y remuneración decente para los trabajadores domésticos en todo el mundo y que sólo ha sido ratificado hasta la fecha por Uruguay, Filipinas y Mauricio. Otros 13 están llevando a cabo reformas en su legislación para mejorar la seguridad jurídica de este tipo de trabajadores, entre ellos España, Brasil, India, Paraguay o Tailandia.
La subdirectora general de la OIT, Sandra Polaski destacó en rueda de prensa que más allá de la normativa, la educación es esencial. "La educación es clave para lograr la implementación efectiva de las leyes. La educación de los empleadores, de que sean conscientes de sus obligaciones, y de los empleados de que conozcan y reivindiquen sus derechos".
En el caso de los trabajadores domésticos migrantes, el informe indica que su falta de conocimiento del idioma y de las leyes locales los hace especialmente vulnerables a prácticas abusivas como la violencia física y sexual, el abuso psicológico, el impago de salarios, la esclavitud por deudas y las malas condiciones de vida y de trabajo.
El informe cita el caso de los empleados domésticos en Malasia, que trabajan de promedio 66 horas semanales, y en Catar, Namibia, Tanzania y Arabia Saudí, donde trabajan entre 60 y 65 horas. Polaski denunció que a estos trabajadores "se les exige que trabajen más horas que los otros trabajadores" y que "en muchos países no disfrutan del mismo derecho al descanso semanal que otros trabajadores". "Junto a la falta de derechos, la dependencia extrema de un empleador y la naturaleza aislada y desprotegida del trabajo doméstico pueden hacerlos vulnerables a la explotación y el abuso", agregó Polaski en la presentación del informe en Ginebra.
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