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78 millones de pobres más por la subida de alimentos

El Banco Mundial reconoce la influencia de la especulación

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Cada minuto, 68 personas en el mundo entran en la zona del hambre y la desnutrición. Con la fe del converso, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick que fue uno de los máximos directivos de Goldman Sachs, gestor de uno de los fondos con mayores apuestas sobre alimentos del mundo pidió ayer a los países del G-20 actuar de forma urgente sobre la subida del precio de los alimentos y poner "la comida como prioridad" .

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Según los cálculos de la institución, otros diez millones de personas entrarán en la pobreza en caso de que los alimentos suban otro 10% en lo que queda de año. Con los pronósticos de los expertos en la mano, esta cifra es fácilmente superable, ya que hasta ahora la subida de los alimentos es de un 36% (respecto a 2010) y el FMI baraja una subida media del 58% para este año. En definitiva, hasta 34 millones de personas (en caso de una subida adicional de los alimentos del 30%) podrían entrar en la pobreza por la crisis alimentaria, lo que se vendría a sumar a los 44 millones de nuevos pobres que ha generado hasta ahora la escalada de los precios de la comida.

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Los ministros de Economía del G-20 se reúnen hoy y hablarán de alimentos

El mundo se enfrenta por lo tanto a 78 millones de nuevos pobres (los que viven por debajo de 1,25 dólares al día) causados por una conjunción de factores, como el aumento de la demanda, las malas cosechas o los costes de la energía, a los que se suma la especulación financiera. Aunque renuente, Zoellick reconoció ayer en la rueda de prensa que inauguraba el encuentro de primavera con el FMI, que pese a que no hay estudios "concluyentes", el hecho de que en el mercado haya "tanto dinero entrando en las materias primas y la utilización de los alimentos como activos financieros [...] puede exacerbar las tendencias".

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El G-20 se reúne a partir de hoy en Washington y en la agenda está la crisis alimentaria que se ha vuelto prioritaria desde que los altos precios del trigo fueran el catalizador de las revueltas en el Magreb.

Tras el discurso de Zoellick, tomó la palabra el aún director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que hizo una intervención más dirigida al electorado francés que a la audiencia financiera. Strauss-Kahn, que puede anunciar su renuncia al cargo para presentarse a presidente en Francia el próximo mes, hizo gala del giro a la izquierda del Fondo bajo su mandato. Aseguró que se había vuelto más "plural", donde se "puede discutir" y que las voces de algunos miembros "más papistas que el papa" en cuestiones de liberalismo económico ya no reinaban como antes.

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En esta suerte de inspiración socialdemócrata (el francés competirá por el bando socialista), también insistió en que no hay que dejar la creación de empleo en manos del crecimiento económico sino intervenir en el mercado laboral con "políticas activas" que faciliten la contratación.

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