Este artículo se publicó hace 15 años.
24 horas en Cáceres: un viaje en el tiempo en tierras extremeñas
Declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Cáceres mantiene su carácter medieval y renacentista y ofrece un buen número de palacios, iglesias y rincones para visitar a lo largo de una jornada.
Como una foto fija en el tiempo, Cáceres conserva su impronta medieval y renacentista, aquella que le ha permitido ser declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que la mantiene como una isla por la que no pasa el tiempo. Una isla de calles empedradas jalonadas de casas-fortaleza en las que la piedra es el elemento constructivo dominante y en donde el ocre tiñe las paredes de este laberinto constructor que parece llegado de hace siglos. Cáceres son las casonas solariegas, los palacios señoriales. La historia construida por los hombres que hicieron fortuna en la exploración americana, por los de linajes de alcurnia, pero también por aquellos que, más humildes, han sabido mantener hasta la actualidad su secular herencia. Captar esa esencia y visitar los monumentos y espacios que la dibujan en 24 horas no es sencillo. No obstante, veamos cuáles son los imprescindibles si el tiempo máximo que tenemos para quedarnos es un día:
El recorrido puede comenzar acercándonos hasta la Plaza Mayor a través de lo que fue la judería nueva, que hoy coincide con las calles de la Cruz y Paneras. La Plaza Mayor goza de personalidad propia, conseguida sobre todo en base a la buena conservación de sus soportales y de la muralla que la separa del casco histórico. En dicha muralla destacan dos torres defensivas: la de los Púlpitos y la de Bujaco, que flanquean el arco de la Estrella, principal punto de unión entre la ciudad histórica y la que se encuentra extramuros.
Pasemos al interior del casco histórico. En él, la lista de visitas es extensa, aunque no deberían pasarse por alto los templos de Santa María, el más importante de la ciudad, San Francisco Javier y San Mateo. Junto a este último se ubica el Palacio de las Veletas, que acoge el Museo de Cáceres. En él sobresale, por su carácter único en España, el aljibe que se construyó en época almohade para abastecer al palacio árabe. Frente a la Iglesia de Santa María se encuentra un edificio imprescindible para descubrir cómo eran por dentro los palacios señoriales que caracterizan a Cáceres: el de los Carvajal.
El recorrido del día debe continuar extramuros, donde se levantan también importantes templos, como el de Santiago y el de San Juan. Dos museos merecen reseñarse: el Museo de Historia y cultura Casa Pedrilla, con obras de autores e intelectuales cacereños de los siglos XIX y XX, y el aledaño Museo de Oswaldo Guayasamín, dedicado a exponer obras de este pintor ecuatoriano.
Si después de tanta visita todavía nos sobra tiempo (y ganas) podemos decidirnos a conocer algún lugar cercano a la ciudad. A sólo dos kilómetros de Cáceres, una opción es el santuario de su patrona, la Virgen de la Montaña, ubicada sobre un peñasco montañoso que permite disfrutar de unas buenas vistas sobre el entorno.
Más informaciónEl Portal Turístico de Cáceres, www.turismo.caceres.es, ofrece amplia información sobre los monumentos y actividades especialmente destinadas a visitantes, y permite además acceder a un mapa en el que se marcan los principales puntos de interés de la misma.
Dónde comer
Un restaurante imprescindible en Cáceres es Atrio , con especialidades como la careta de cerdo ibérico con cigalas y ensalada o el venado asado con uvas y migas dulces. Otro clásico es El Figón de Eustaquio, con platos caseros basados en la cocina regional. Las recetas creativas dominan en Torre de Sande, un local ubicado en el centro histórico de Cáceres con un bonito patio interior.
Dónde dormir
Quienes busquen un alojamiento cerca del casco antiguo pueden optar por el hotel Husa Alcántara, un edificio de aire clásico en pleno centro. El NH Palacio de Oquendo destaca por el edificio que lo alberga, una residencia señorial del siglo XVI con aire árabe. También histórico es el palacio de Torreorgaz, un solar del siglo XIV construido en el estilo de la nobleza castellana de la época en el que hoy se ubica el Parador de Cáceres.
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