Este artículo se publicó hace 13 años.
2012: Feliz fin del mundo
El PSOE afronta un congreso muy ordinario y Rajoy prohibirá hasta los túneles para calmar los mercados
Juan José Téllez
La única previsión fiable del próximo año estriba en que hacia el 21 de diciembre de 2012 sobrevendrá el fin del mundo. Lo certifican los mayas que, a pesar de su nombre, no es un grupo rumbero sino una civilización seria que puso fecha de caducidad para toda esta telebasura de vanidades. Así las cosas, el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy duda entre prorrogar hasta entonces los presupuestos generales o, a fin de cumplir con la amplia política de recortes que se anuncia, decretar oficialmente que el año termine en junio. Si dicha medida tampoco apacigua los mercados, el presidente español se muestra dispuesto incluso a ampliar su mano dura contra los puentes, prohibiendo también nuestros túneles. E incluso, si las agencias de riesgo aprietan, estarían en peligro los bulevares, las glorietas y las alamedas por donde supuestamente tendría que cruzar el hombre libre según san Salvador Allende.
Ya para entonces habrá celebrado su Congreso el PSOE. Ordinario. Se espera que sea muy ordinario, sobre todo si siguen peleándose sus más destacados militantes por gestionar las ruinas electorales de sus siglas. Ante el fiasco en los sucesivos comicios periféricos, y en espera de la pedrea andaluza, los socialistas estudian sustituir como barones del partido a los antiguos presidentes autonómicos por tenientes de alcalde.
De cara a los primeros días del año entrante, un portavoz de la Casa de los Reyes Magos ha desmentido que sus majestades las de Oriente guarden relación con el caso Nóos o Palmarena. Incluso tampoco parece que reivindiquen las primaveras árabes, ya que ellos son más de solsticio de invierno. Esta vez, eso sí, ni siquiera dejarán carbón para los niños malos. Ahora se sabe que la célebre mirra que llevaron al portal no era una sustancia aromática sino un informe del Banco Central Europeo sobre la deuda externa de Nazaret.
Luz, más luz. La factura, no las ideas: una decisión que dejará a dos velas al seno de aquellos hogares que todavía no se hayan visto agraciados por órdenes de desahucio. La privatización de la salud no sólo incluirá el copago, sino que obligará a que los médicos paguen por ejercer su oficio para no contravenir el juramento hipocrático. El Bachillerato durará tres años pero, ante la reducción de plazas de profesores, los alumnos aprenderán solos.
El nuevo ministro del Interior estudia un plan de democracia y transparencia con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que el 15-M pase a llamarse 29-F y sus asambleas se celebren cada cuatro años y con el carnet en la boca. También es posible que el nuevo Gobierno español se plantee celebrar el segundo centenario de la Constitución de Cádiz de 1812, haciendo que entre en vigor en su totalidad, declarando a nuestro país oficialmente católico y restringiendo el voto a los hombres que gocen de independencia económica: absténgase, por tanto, mujeres y parados. De momento, como hace 200 años, de nuevo Botella reinará en Madrid. Reloj, por favor, no marques las horas.
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