Este artículo se publicó hace 17 años.

Los 10.000 hijos de la ultraderecha

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ESCUELA POLICIAL PARA FORMAR ESCUDOS 'ANTISKINS'Los ultras son más. “El crimen de Legazpi no fue un episodio aislado. Crecen la xenofobia, las plataformas legales y clandestinas”, alerta Ibarra. “No banalicemos el problema ni lo equiparemos con la violencia antifascista”, añade. Ésta existe, pero no llega a los extremos de la ultraderecha, que luce en su carrera muertes como la de Lucrecia Pérez en 1992 o la de Carlos Palomino el pasado domingo. La Policía también se prepara. Dispone de una unidad para combatir a los ultras. Y, en septiembre, en la escuela del Sindicato Unificado de Policía, se crearon unos cursos para formar a agentes no especializados en la lucha contra las tribus urbanas. Los únicos en España. Ricardo Sánchez, su director, explica que enseñan a sus alumnos “cómo reaccionar ante violentos que no se comportan como individuos aislados, sino como un grupo compacto, sólido”.CUESTIONES BÁSICAS SOBRE LOS NEONAZIS ESPAÑOLESQUIÉNES LO COMPONEN // La captura de los ultras comienza cada vez antes (14-15 años). Son jóvenes desarraigados, sin expectativas y con escasa preparación política. Continúan su militancia hasta los 25-30 años. De otra parte, los dirigentes, pocos, algunos con alta cualificación. CÓMO SE FINANCIAN // “Financiación difusa”, repiten todos los expertos. ‘Merchandising’ de los equipos de fútbol, fanzines, discos… Pero es frecuente que detrás de cada partido haya un empresario con recursos, como  José Luis Roberto (España 2000) y sus locales de alterne.  DÓNDE SE LOCALIZAN // En los campos de fútbol y en la Red cunde el proselitismo. La ultraderecha en España es especialmente activa en Madrid, Valencia, Barcelona, Asturias, Málaga y Sevilla. Zaragoza es un punto de encuentro clave de nazis españoles y europeos.  CON ASIENTO EN LOS AYUNTAMIENTOS // Catalunya se acostó el 27-M inquieta. Las urnas arrojaron un crecimiento espectacular del voto xenófobo. Plataforma per Catalunya (PxC), liderada por Josep Anglada, ex miembro de Fuerza Nueva, pasó de seis a 17 ediles, ocho de ellos en la provincia de Barcelona, cuatro en Tarragona, cuatro en Lleida y uno en Girona. En Vic saltó de uno a cuatro concejales (18,53%) y empató con el PSC. En El Vendrell se convirtió en la tercera fuerza, por debajo de CiU y socialistas. En ambos municipios, los convergentes prefirieron gobernar en minoría, pese a que el PSC ofreció un pacto para aislar a los ultras. PxC no castiga el catalán, pero comparte la ideología extremista de sus partidos hermanos.  

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