La Policía ha accedido al interior de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) para derribar las barricadas y desmantelar las protestas de los estudiantes contra el genocidio en Gaza. Los jóvenes habían organizado un campamento en solidaridad con la población palestina hace más de una semana. Este miércoles, el centro había sido atacado por un grupo de activistas proisraelíes. Las tensiones y los enfrentamientos se han extendido por todo el país durante la última jornada. 

Muchos estudiantes llevaban cascos y gafas protectoras cuando han entrado los agentes, mientras que otros portaban el atuendo tradicional palestino y gritaban "¡Palestina libre!". En las dos últimas semanas de disturbios, la Policía ha detenido a más de 1.600 personas. La UCLA ya había suspendido las clases este miércoles después de los disturbios matutinos.

La prensa local ha confirmado que decenas de oficiales llegaron al campus universitario, donde se enfrentaron con cientos de manifestantes, mientras trataban de eliminar las barreras metálicas y otros objetos que impedían el acceso. La actuación de los agentes se inició de madrugada y llegaron a lanzar bengalas sobre el campamento que provocaron fuertes explosiones, según Los Angeles Times. La CNN informó de varios intentos policiales previos para acceder a la zona donde permanecían atrincherados los manifestantes.

Algunos manifestantes se arrodillaron en el suelo con los brazos atados a sus espaldas, mientras los agentes los detenían y continuaban sacando a más personas del recinto, según asegura la CNN. Los detenidos han sido trasladados en autobuses dispuestos cerca del campus universitario californiano. La Policía fue desplegada a primera hora de la jornada "debido a los múltiples actos de violencia dentro del gran campamento", según publicó el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) en redes sociales. 

Las universidades de Estados Unidos han reunido estos días a cientos de jóvenes que piden un alto el fuego en Gaza y romper relaciones con el Gobierno de Israel. Las concentraciones se extienden a lo largo de 30 campus de centros tanto públicos como privados, entre los que destacan la Universidad de California en Los Ángeles, la de Wisconsin, la de Texas, la de Yale y la de Columbia.

Este mismo miércoles, 34 estudiantes han sido detenidos en la Universidad de Wisconsin, al norte de Estados Unidos, en el marco de la respuesta de las autoridades americanas al movimiento contra la guerra en Gaza. La Policía de la localidad ha entrado al campus sobre las 7.00 horas de la mañana para desalojar el campamento que los alumnos habían levantado.

En videos difundidos a través de la red social X –antes Twitter–, se puede ver cómo los estudiantes de la Universidad de Wisconsin se enfrentaron a los agentes, que llevaban escudos antidisturbios. En varias instancias, los policías lanzaron a los estudiantes y profesores contra el suelo durante los enfrentamientos. La universidad había advertido de que levantar campamentos en el campus estaba prohibido, pero cientos de estudiantes decidieron reunirse igualmente desde el pasado lunes en uno de los puntos principales del edificio.

Biden condena la violencia en las protestas

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha condenado la violencia en las protestas universitarias durante un discurso convocado de urgencia en la Casa Blanca. "La protesta violenta no está protegida, la protesta pacífica sí lo está", ha afirmado.

En unas declaraciones de apenas tres minutos, el mandatario ha defendido el derecho de los estudiantes a manifestarse, pero ha insistido en que "debe prevalecer el orden". "Amenazar a personas, intimidarlas, infundirles miedo no es una protesta pacífica. Es ilegal", ha subrayado.

"La protesta violenta no está protegida, la protesta pacífica sí. Es ilegal cuando se produce violencia. Destruir propiedades no es una protesta pacífica, es ilegal. El vandalismo, los allanamientos, romper ventanas, paralizar los campus, forzar la cancelación de clases y graduaciones. Nada de esto es una protesta pacífica", enfatizó.

Biden ha concluido que "la disidencia es esencial para la democracia", pero la disidencia "nunca debe derivar en el desorden y nunca debe resultar en que se niegan los derechos que tienen otros estudiantes para terminar el semestre y su educación universitaria".