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Rubiales ofrece su entrevista más polémica y se enroca: "¿Un criminal? Mira mi cara"

El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol defiende en una entrevista al canal TalkTV que la polémica por su beso no consentido a Jenni Hermoso es "una bola de nieve" alimentada por "intereses espurios" en su contra.

Luis Rubiales durante la rueda de prensa de Jorge Vilda para dar la lista de jugadores para la Copa Mundial Femenina de la FIFA, en Las Rozas, Madrid.
Luis Rubiales durante la rueda de prensa de Jorge Vilda para dar la lista de jugadores para la Copa Mundial Femenina de la FIFA, en Las Rozas, Madrid. Oscar J. Barroso / EP

El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales sigue sin reconocer los hechos que le han empujado a la dimisión. Y a tenor de sus reflexiones en la entrevista que le ha ofrecido al periodista británico Piers Morgan en el canal TalkTV, tampoco parece entender el alcance de sus actos. 

Las últimas tres semanas suponen un antes y un después para el fútbol español. El beso no consentido de Rubiales a la jugadora Jenni Hermoso y la errática deriva de su estrategia de defensa –primero culpando a la jugadora, revictimizándola, y más tarde justificando su dimisión pero no en base a lo ocurrido, sino en defensa del fútbol– pone de relieve que sigue sin entender de qué se le acusa. 

Rubiales ha defendido que la polémica levantada por su beso a la jugadora Jenni Hermoso es "una bola de nieve" alimentada por "intereses espurios" en su contra, y se ha negado a pedir perdón a la futbolista. Además,  ha mantenido su versión de que su "pico" a Hermoso fue fruto de un momento de euforia y no tuvo connotaciones sexuales.

Ante la pregunta de si se cree que acabará en prisión, el interpelado optó por repreguntar al periodista: "¿Un criminal? Mira mi cara. Soy una buena persona que en un momento de enorme felicidad, que ganas un Mundial, comete un error".

A modo de comparativa, el expresidente de la RFEF vincula en la entrevista su reacción tras la victoria en el Mundial con la que puede tener la gente cuando gana la lotería o la que tendrán los habitantes de Ucrania cuando finalice la guerra en su país. "En ese momento la gente no pide permiso", asegura Rubiales al defender que su gesto fue espontáneo y fruto de la euforia, pese a que se trató de una "equivocación".

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