MADRID
"Estaba yo solo para 347 ancianos en una residencia de 6 plantas, pero no es nada raro, todas las noches estoy yo solo". Jesús Navarro es el único enfermero que trabaja por las noches en la residencia de ancianos de Arganda del Rey. Le acompañan 10 auxiliares, en total 11 personas para casi 350 ancianos. Normalmente las noches transcurren sin grandes incidencias, pero la noche del martes nueve de mayo no fue todo como siempre: una residente falleció por la falta de personal.
Cuando termino de hablar con Jesús por teléfono me manda otro mensaje: "Que se defienda fielmente a los que estamos con las personas mayores y que la sin razón que defiende la Comunidad de Madrid abra aún más los ojos a los que dirigen y mandan. Es necesario un cambio en políticas sociales". Ya antes me había remarcado: "Que esto consiga que Cecilia sea la última".
Como cada noche, Jesús comienza a realizar su trabajo habitual: reponer medicamentos, atender urgencias, hacer el papeleo habitual, responder a las incidencias... Mientras tanto, las auxiliares hacen sus rondas por las habitaciones de los internos. Todas las noches pasan, al menos, una o dos veces por cada habitación. "Aunque teniendo en cuenta que el edificio tiene siete pisos y solo hay diez auxiliares puede pasar bastante tiempo entre una ronda y otra" - declara el enfermero para Público.
"A las 6:08 de la mañana recibo un whatssap de una compañera: Jesús sube urgentemente a la sexta planta". Los auxiliares y enfermeros nos tenemos que comunicar por whatssap porque somos once personas para siete plantas , plantas muy largas, y es la forma más rápida.
Cecilia estaba en el suelo, con una pierna desgarrada, viva pero medio inconsciente
Jesús ve el mensaje al instante de que se lo envíen - "vuelo" – escribe, y va directo a la sexta planta. “A mí me dicen que suba pero no sé lo que hay. Lo normal es una caída y que se necesita ayuda o algo parecido. Me voy al ascensor. Me quedo esperando al ascensor sin saber lo que me voy a encontrar” – Jesús deja un largo silencio para continuar con su relato – “cuando entro en la habitación veo a mis dos compañeras llorando, en estado de shock, y a una mujer, Cecilia, tumbada en el suelo, sola, con una pierna desgarrada a la altura del tobillo, el pie contorsionado y atrapado entre la barra metálica de protección de la cama y el somier y el suelo bañado de abundante sangre. La mujer estaba viva, estaba consciente”.
Las compañeras de Jesús continúan llorando, en completo estado de shok, así que es él solo el que tiene que comenzar a trabajar. Cecilia no grita ni se mueve, "había entrado en shock traumático" explica el enfermero. Para poder atender a la nonagenaria tiene que bajar a la primera planta. ¿Por qué? Porque según nos cuenta, y a pesar de que existan salas de curas en todas las plantas, no hay en todas el material suficiente para dar atención primaria. "Tengo que bajar de la sexta a la primera planta" – recalca – "le digo a mis compañeras que tapen el miembro de la mujer con una toalla húmeda y bajo corriendo".
"Tuve que bajar y tuve que dejarla sola. Sola. Para cualquiera que se dedique al ámbito medico dejar sola a una paciente es lo último. A nosotros nos enseñan a cuidar y a acompañar a la persona siempre. Esto es lo último". Para Jesús no había otra. Confía plenamente en el trabajo realizado por las auxiliares pero él es el único con la categoría laboral y los conocimientos para atenderla. Mientras la pierna de Cecilia seguía semiamputada, como no había más personal médico en toda la residencia tuvo que dejarla. Inmediatamente, también llama al 112 y a los bomberos para vengan a resolver la situación.
"Mientras subía parecía una situación cómica, me tenía que pasear de abajo a arriba. Llevaba mucho peso con el material así que tenía que ir en el ascensor. Mientras se estaba muriendo una de mis pacientes, yo iba escuchando música de Beethoven". No por gusto, sino porque no le quedaba otra. Esto fue lo que le hizo a Jesús hacer la fotografía a la pierna de Cecilia y denunciar a la Fiscalía y al defensor del Pueblo: "Quiero que las cosas se sepan como realmente sucedieron y quiero que la muerte de Cecilia sirva para algo".
Cuando llegan los bomberos, el 112 libera la pierna de la mujer. La llevan al hospital pero la amputación y la pérdida de sangre fue demasiado para esta mujer de más de 90 años. Cuatro días después muere en el Hospital Gregorio Marañón.
Jesús también denuncia que mientras todo esto sucedía llamó varias veces al director del centro y que le dejó varios mensajes. También intenta avisar a su mujer que es trabajadora del centro. Intenta avisarles porque es el protocolo. Al día siguiente, la primera que llega es su mujer: "Le cuento todo lo que ha pasado. Me pide que le mande la foto al director y yo se la mando por correo electrónico, aún no he recibido contestación. Él dice que no ha sido así pero no quiero centrarme en eso. Detrás de lo sucedido hay una persona y una familia detrás de esta persona. Cada uno con su conciencia, yo sé lo que hice".
Los ratios de los trabajadores no garantizan los cuidados
Rafael Peñafiel es enfermero y portavoz de Sindicato de Enfermería SATSE y responsable de las residencias de mayores públicas de la Comunidad de Madrid. Habla para Público de lo que le ha ocurrido a Cecilia: “esto es algo anunciado, demasiado poco pasa. Las plantillas no es que sean escasas, es que están bajo mínimo”.
La Agencia Madrileña de Atención Social, institución de la que dependen las residencias, ha declarado que la muerte de Cecilia ha sido un "accidente fortuito" y que esa noche estaban "de servicio 10 trabajadores", de forma que se cumplían (incluso se superaban) los ratios establecidos para las residencias.
Pero como denuncian numerosas plataformas sindicales y en defensa de las personas mayores y personas dependientes, el problema radica en el ratio fijado: en el numero de cuidadores establecidos por residentes. La Orden 612/1990, de 6 de noviembre, regula los requisitos mínimos materiales y funcionales que debe cumplir todo centro o servicio autorizado. Esta orden establece que en el caso de que los usuarios sean "no dependientes" la proporción debe ser de 25 trabajadores por cada 100 personas a las que asistan, y en el caso de que sean "dependientes" deben ser 35 por cada 100.
Las plantillas se diseñaron en 1990, una época muy diferente a la actual y la Ley no se ha adaptado
Parte de los problemas derivan de los significados de "dependientes" y "no dependientes". Las plantillas se diseñaron en 1990, una época en la que la realidad de la sociedad y de las personas mayores era muy distinta. La esperanza de vida ha aumentado, y eso conlleva que las personas mayores sean más dependientes de lo que eran anteriormente aunque no se categoricen como tal y los cuidados que es lo que realizan las enfermeras son cada vez mayores.
Además, estas cifras tampoco especifican la categoría profesional: hacen alusión a la plantilla entera y esto incluye desde celadores y cocineros hasta médicos. Esto provoca que en ocasiones ni siquiera haya un medico o como ocurrió en Arganda un enfermero para casi 350, "de verdad que es imposible que un enfermero atienda a 350 residentes" recalca el sindicalista.
“Lo que pedimos es que los ratios sean acordes a la población. Ellos creen que los ratios son correctos y ante eso solo me queda aplaudirles pero es que no lo son. Si lo fuesen no ocurrirían casos como este, que es lo peor que puede ocurrir pero tampoco las decenas de accidentes del dia a dia” reitera el enfermero.
“Hay muchas cosas que suceden y no se hacen públicas”
Todo esto Jesús lo ha denunciado ante el defensor del pueblo y el fiscal. La policía judicial ha abierto la investigación "para saber cómo narices esta persona ha pasado de residente a paciente de manera tan traumática" - nos explica Jesús - "pero hay muchas otras cosas que suceden y que no se hacen públicas". Rafael explica que hay muchos casos de lesiones por la falta de vigilencia y de cuidados que "por suerte, no llegan a ser tan fatales, pero solo es cuestión de suerte".
La Comunidad de Madrid tampoco parece tener en cuenta otras quejas de las plataformas. SATSE lleva largo tiempo denunciando los fallos e incluso ausencia de aire acondicionado en muchas de las residencias de mayores: “con las temperaturas que hemos tenido… estamos hablando de personas mayores, ¿tú crees que pueden estar así en una residencia?
Jesús también nos cuenta que una de la plantas de la residencia de Arganda es "para los CADP (Centro de Atención a Discapacitados Psíquicos). Nosotros les llamamos 'niños' porque tienen una vulnerabilidad mayor, pero les tenemos que tratar los mismos. Si les pasa algo les tengo que atender yo y yo no conozco a esos niños ni sé la atención especial que requieren".
"Los enfermeros no quieren ir a trabajar por las malas condiciones que tienen"
"Los enfermeros no quieren ir a trabajar por las malas condiciones que tienen porque saben que no van a poder atender adecuadamente a las personas residentes" explica Rafael. "La residencia de mayores son las grandes olvidadas de la sanidad de la comunidad de Madrid. Por esto hemos llegado a esta situación. Es triste que tengamos que llegar a una situación critica para esto" continúa.
¿Se garantiza la dignidad de las personas en las residencias de la comunidad de Madrid a los ancianos? – le pregunto a Rafael – “A la velocidad a la que tiene que ir ¿Cómo lo van a hacer? Ellos pueden garantizar lo mínimo pero no pueden atenderlos, es imposible garantizarlo. Nos enfada mucho el olvido en el que tienen a los profesionales, y sobre todo, a las personas mayores”.
Jesús me afirma lo mismo: "¿Cómo estaría usted si a su abuela o abuelo que has dejado su vida en manos de una residencia le cuenta que le duchan solo una vez a la semana o que se tiene que orinar en el pañal porque no hay personal, o que le tienen que dar la comida con jeringuilla?. No es una cuestión solo de seguridad, también de dignidad".
Se necesita voluntad política para cambiar
¿Por qué sucede esto? – les pregunto – “es bastante claro: motivos económicos. Es una cuestión de ahorro económico. Recortes de sanidad, ¿te suenan, no? Enfermeras hay que las contraten con condiciones dignas. A la enfermera no le asusta el trabajo, lo que si asusta es jugarse su profesión por estar bajo mínimos" me contesta Rafael.
Hay que cambiar muchas cosas para comenzar a dar una atención y unos cuidados seguros y dignos a nuestras personas mayores, pero las plataformas y colectivos de enfermería coinciden en lo mismo: el ratio de enfermeros y enfermeras por residentes, identificar si las residencias son validas, dependientes o mixtas y garantizar condiciones estructurales y de infraestructura adecuadas y adaptar las que estén obsoletas.
La ultima pregunta, ¿cuándo habláis con la Comunidad de Madrid sobre estas peticiones que os contentan? Rafael no lo tiene que pensar: "La callada por respuesta. Eso la mayoría de las veces. Otras lo que dicen es que todo funciona bien porque mientras no ocurre nada gordo todo está bien. Pero nosotros, los trabajadores, y quienes estamos con los mayores sabemos que nada está bien".
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