La conversación tiene lugar en una cancha de tenis pero por el rictus incómodo de Rafa Nadal se podría decir –siguiendo esa muletilla tan periodística– que no se encuentra cómodo en la pista.

El tenista se mide esta vez con la periodista Ana Pastor y con un tema que le ha causado algún que otro sonrojo, a saber: el feminismo. Tras detallar algunos de los hitos de su carrera, así como sus graves lesiones, el mallorquín trata de salir airoso de un asunto un tanto espinoso para él.

Así, a la pregunta de Pastor sobre la igualdad en el deporte, Nadal comienza a pelotear un tanto indeciso y no duda en interrumpir a la periodista. "Pienso que inversión tiene que haber la misma, ¿oportunidades? las mismas, ¿sueldos?, ¿los mismos? no, ¿para qué?", resuelve Nadal implementando una suerte de soliloquio.

Pero lo mejor está por llegar. El mallorquín, valorado por muchos como el deportista más grande de nuestra historia, tropieza de lleno cuando se ahonda en el concepto feminismo. "Dime qué es ser feminista –le inquiere algo sobresaltado a la periodista– si me dices que feminismo es pensar que un hombre y una mujer se merecen exactamente las mismas oportunidades, soy feminista".

Es entonces cuando el legendario tenista, capaz de reveses increíbles y dejadas sublimes, decide hacer descansar su maltrecho codo apoyándolo en la barra del bar entre el carajillo y la crema de orujo para pronunciar el ya clásico: "Yo tengo una hermana y tengo una madre, lo que pasa es que el término feminismo se lleva a unos extremos...".

A partir de ahí el partido se rompe. Nadal, lejos de tirar la raqueta decide acometer un último intento discursivo pero se acerca mucho a la red y termina enredándose: "Si hablamos de cosas lógicas y cosas normales pues claro que quiero igualdad y la igualdad no reside para mí en regalar, la igualdad reside en que si Serena Williams genera más que yo, yo quiero que Serena gane más que yo".

"Arabia Saudí va muy retrasado en muchas cosas"

El tenista entró a valorar también su reciente fichaje por el deporte saudí para defender que trabajará con "los valores" que cree correctos junto a una Arabia que "se ha abierto al mundo" y quiere evolucionar, una decisión que reconocerá equivocada si no hay esa progresión en un país "con un gran potencial".

"No creo que Arabia me necesite a mí para lavar ninguna imagen", apuntó, aceptando la valoración pública de que todo el que se va al país saudí lo hace por dinero. "Entiendo que la gente lo piense. Que hay cosas que hoy día se tienen que mejorar, sin ninguna duda. Es un país que va muy retrasado en muchas cosas", afirmó.