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Pintura sobre los cuadros: activistas se hartan de la pasividad de los Gobiernos frente a la emergencia climática

Algunos de ellos defienden que las sentadas, los mensajes en redes sociales o las campañas de concienciación ya no sirven para movilizar a los gobernantes y que se tomen en serio esta crisis.

Agentes de policía detienen a un activista después de que se arrojara pintura sobre la ventana de una sala de exposición de automóviles durante una protesta 'Just Stop Oil' en Londres, Reino Unido, el 16 de octubre de 2022
Agentes de policía detienen a un activista después de que se arrojara pintura sobre la ventana de una sala de exposición de automóviles durante una protesta "Just Stop Oil" en Londres, Reino Unido, el 16 de octubre de 2022. Toby Melville / Reuters

Activistas medioambientales están pasando a la acción directa para denunciar la pasividad de los Gobiernos ante la emergencia climática. Muchos de ellos, que especialmente son jóvenes, se están encontrando con las críticas y el rechazo de quienes consideran "excesivo" arrojar pintura sobre obras de arte. Pero un nuevo informe de la ONU apunta que los gobernantes están lejos de frenar la crisis climática y que se dispararán las temperaturas del planeta más de 2,5ºC si los países no apuestan por una lucha clara contra el calentamiento global. 

Algunos protestantes defienden que las sentadas, los mensajes en redes sociales o las campañas de concienciación ya no sirven para llamar la atención. Phoebe Plummer, de 21 años, participó en la pintada contra Los girasoles, de Van Gogh, en el museo de Londres el pasado 14 de octubre. La activista, integrante de Just Stop Oil, se pregunta en declaraciones recogidas por The Guardian: "¿Vale más que la comida? ¿Más que justicia? ¿Te preocupa más la protección de un cuadro o la protección de nuestro planeta y de las personas?". 

Ella y su compañera Anna Holland, de 20 años, fueron detenidas y trasladadas a una comisaría de la capital del Reino Unido. Se les acusa de cometer daños criminales y allanamiento. Ambas defienden que la actual situación marcada por la escalada de precios y la crisis energética fomentan que el combustible sea inaccesible "para millones de familias, que pasan frío y hambre". "Ni siquiera pueden darse el lujo de calentar una lata de sopa", manifestaron, en referencia a la sopa de tomate que arrojaron a la obra, que no sufrió daños porque estaba protegida.

Un activista de la misma organización roció con pintura naranja el edificio que alberga grupos de presión dedicados a fomentar ideas que niegan la emergencia climática, como la Global Warming Policy Foundation, con la que la ex primera ministra Liz Truss y sectores del Partido Conservador mantienen vínculos. El manifestante señaló que solo es "un tipo normal" que hace esto "por sus hijos y nietos". La misma organización ha pintado la fachada de varios concesionarios y ha estampado pasteles contra la figura de cera de Carlos III.

En la misma línea actuaron el 23 de octubre las activistas que impregnaron de puré de patatas un cuadro de Claude Monet de la serie Almiares, situado en un museo cercano a Berlín. En este caso, un hombre y una mujer arrojaron la sustancia contra la pieza y después esparcieron pegamento en sus manos para plasmarlas en la pared. Fue entonces cuando clamaron por respuestas efectivas por parte de los políticos para hacer frente a la crisis climática.

El grupo llamado Última Generación publicó el fragmento acompañado del siguiente mensaje: "Hacemos de este Monet el escenario y del público la audiencia. Se necesita una pintura, como puré de patatas o sopa de tomate, para que la sociedad recuerde que el uso de combustibles fósiles nos está matando a todos". La Policía los detuvo y están siendo investigados por daños a la propiedad y por allanamiento. La obra tampoco sufrió daños porque está protegida con una lámina de vidrio.

La guerra y la emergencia climática

El 9 de octubre, otras dos activistas pegaron sus manos al cuadro de Pablo Picasso Masacre en Corea. Un acto que no fue por casualidad, pues tanto la acción como la obra escogida fueron premeditadas. Así lo señaló la manifestante del grupo Extinction Rebellion Catherine Strong, según el diario The Age

Las dos participantes fueron a por esa pintura para vincular la guerra con la crisis climática. "Sabemos que Picasso, a pesar de todos sus defectos, fue un pacifista de toda la vida y pinturas como estas realmente evocan los horrores de la guerra", aseguró. Y añadió: "Estamos en un punto en el que tenemos que hacer todo lo que se nos ocurra para llamar la atención sobre lo que está sucediendo".

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