pAMPLONA
Actualizado:Bel Pozueta ha perdido la cuenta de las movilizaciones en las que ha estado durante los últimos 18 meses, pero hay algo que no cambia: ese nudo en la garganta que aparece ante cada gesto, cada abrazo, cada palabra de apoyo. Este sábado, las muestras de afecto y respaldo se multiplicaron por decenas de miles, tantas como las personas que han inundado las calles de Pamplona para decir bien claro que ni el hijo de Bel ni otros siete chavales de Altsasu son terroristas.
La gigantesca manifestación que ha paralizado la capital navarra ha sido la última gran muestra de solidaridad y denuncia antes del juicio que arrancará este lunes en la Audiencia Nacional contra ese grupo de jóvenes, sobre quienes pesan peticiones de condena que suman hasta 375 años de cárcel. Todo por la pelea de bar que se produjo a las cinco de la mañana del pasado 15 de octubre de 2016 en un bar de Altsasu y en la que se vieron involucrados dos guardias civiles de paisano con sus parejas.
Decenas de miles de personas han abarrotado el centro de esta ciudad para apoyar a los imputados y sus familiares
La reyerta nocturna acabó en los tribunales de Madrid, donde la jueza Carmen Lamela –quien a tuvo a su cargo la instrucción del caso- compartió la tesis de COVITE (Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, personado como acusación popular) y procesó a los ocho chicos de Altsasu por delitos de carácter terrorista. Tres de ellos, incluyendo al hijo de Bel, llevan más de 500 días en prisión.
A pocas horas de que las madres y padres de los acusados partan hacia Madrid, las calles de Pamplona han sido escenario de la mayor manifestación que se recuerde en la historia de Navarra: decenas de miles de personas han abarrotado el centro de esta ciudad para apoyar a los imputados y sus familiares. La movilización ha contado con el respaldo del gobierno que lidera Uxue Barkos y del Parlamento foral, donde los cuatro partidos que ostentan la mayoría –Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra- propiciaron esta semana una resolución de apoyo al acto.
“Lo que podíamos hacer ya está hecho: ahora habrá que ver qué suerte nos espera en Madrid”, reflexionaba Koldo Arnanz. Su hijo Oihan es uno de los tres jóvenes que acumula medio millar de días y noches en la cárcel. El fiscal de la Audiencia Nacional José Perals pide para él la pena más alta de todas: 62 años y medio de prisión. “Oihan lo está llevando bastante bien, dentro de lo que cabe. Quiere que estos días pasen cuanto antes, aunque luego vendrá otra fase de tensión: la espera de la sentencia”, señaló Arnanz.
“Nos mantenemos gracias a esto”
Este sábado, los padres de los chavales de Altsasu avanzaban entre la gente como podían. Fueron muchos, muchísimos, los que se han acercado para darles ánimo. “Si durante todo este tiempo hemos conseguido mantenernos en pie, es precisamente gracias a esto”, comentó Bel a Público. Su hijo Adur Martínez de Alda, de 23 años, está en la prisión de Aranjuez, a casi 500 kilómetros de Altsasu. El fiscal pide para él una condena de cincuenta años.
En ese contexto, la manifestación de este sábado ha dejado imágenes que resultarán difíciles de borrar en Navarra. El ambiente de calles desbordadas y tráfico completamente paralizado no sólo se notó a partir de las 17.30, hora prevista para el pistoletazo de salida, sino que se hizo patente desde bastante antes. De hecho, este sábado se han desplazado hasta Pamplona vehículos especialmente contratados para la ocasión desde distintos puntos del País Vasco. También han llegado manifestantes desde Madrid o Barcelona, entre otras ciudades.
"Esta manifestación va a marcar un hito en la historia de Navarra", decía Igone Goikoetxea, madre de Jokin Unamuno, otro de los chicos que sigue en prisión
“Esta manifestación va a marcar un hito en la historia de Navarra”, decía Igone Goikoetxea, madre de Jokin Unamuno, otro de los chicos que sigue en prisión. “Que allá donde haga falta vean que aquí hay una sociedad diversa movilizada, y que existe muchísima gente que no está para nada de acuerdo con lo que están planteando”, apuntaba esta mujer a Público. Se le veía emocionada, cansada y con miedo. “Son sentimientos encontrados”, resumió.
Ese cocktail de sensaciones y pensamientos impregnó los casi tres kilómetros que separan a los cines Golem de la Plaza del Castillo, puntos de salida y llegada de la gigantesca movilización. A lo largo del recorrido hubo permanentes muestras de apoyo hacia los imputados y sus familiares. Tampoco faltaron las lágrimas, los abrazos y los gestos de complicidad. El lema omnipresente era claro, corto y sencillo: Los ocho de Altsasu no son terroristas.
Poco después de las 17.30, las miles de personas que aguardaban la salida de la manifestación empezaron a gritar "Altsasukoak askatu" ("los de Altsasu, libres"), mientras aplaudían a rabiar. Los padres de los jóvenes acusados no aguantaron las lágrimas. "Esto no es terrorismo", gritaron aún más fuerte desde los costados de la Avenida Baiona. La escena se repitió en varias oportunidades a lo largo del trayecto. Los gritos retumbaron con más fuerza aún cuando la movilización pasó frente a la Delegación de Gobierno, custodiada por un cordón de policías nacionales con escudos y lanzapelotas.
"Justicia y proporcionalidad"
Al llegar a la Plaza del Castillo, las madres y padres dieron a conocer un manifiesto que volvía a incidir en los reclamos de proporcionalidad y justicia, exactamente lo mismo que vienen pidiendo desde aquel 15 de octubre de 2016, cuando una pelea de bar empezó a convertirse en un caso de terrorismo. "La exageración, la distorsión, la desproporción es tanta que mucho nos tememos que por un delito o por otro a nuestras hijas e hijos les impongan largas penas de cárcel que no se correspondan con la gravedad de los hechos", dijeron desde el escenario. "Nos enfrentamos a un juicio en un tribunal excepcional, alejado de la realidad navarra, donde no se cumplen las garantías mínimas para un juicio justo", agregaron.
La plataforma denunció "un claro ánimo de venganza y castigo" contra los jóvenes imputados
En tal sentido, remarcaron que "están en juego derechos y principios democráticos, como la presunción de inocencia, el derecho al juez natural, el uso no extensivo de la ley, el principio de proporcionalidad o el derecho a la defensa y a un juicio imparcial".
Por su parte, la plataforma denunció "un claro ánimo de venganza y castigo" contra los jóvenes imputados, al tiempo que lamentaron "el papel desarrollado por ciertos medios de comunicación, convertidos en voceros y coartada de esta aberración". "Nos vimos en la televisión, en cámaras ocultas y llenando páginas amarillistas con el único objetivo de alimentar este montaje, demostrarnos como el demonio, declarando que éramos un pueblo enfrentado en que casi no se podía ni respirar -afirmaron-. Quisieron hacer de la mentira una versión incuestionable". "Frente a esto, hoy, aquí, desde la Plaza del Castillo de Iruñea, queremos trasladar un mensaje: no tragamos, no bajamos la cabeza, no aceptamos la injusticia", subrayaron. Asimismo, llamaron a realizar concentraciones ante el mayor número de ayuntamientos posibles los días 19 y 26 de abril.
La hora del juicio
Tras la impresionante movilización llegará la hora de preparar las maletas. Los cinco acusados que permanecen en libertad condicional y sus familiares –tanto de ellos como de los tres jóvenes que siguen encarcelados- se preparan para pasar varias jornadas en Madrid: el juicio arrancará el lunes y tiene una duración prevista de dos semanas. Bel, la madre de Adur, llegará un poco antes que las demás madres: ella tiene este domingo una última visita a su hijo en la cárcel de Aranjuez. Serán cuarenta minutos a través de un cristal. No podrá abrazarle, pero al menos le recordará una cosa: volverá a decirle que este lunes, cuando llegue el momento del esperado y temido juicio, estará junto a él.
Amnistía pide retirar la acusación de terrorismo
Este mismo sábado, Amnistía Internacional ha subrayado que los hechos que juzgará la Audiencia Nacional a partir del lunes, no son terrorismo y que, por tanto, la Fiscalía debería retirar la acusación por este delito.
Amnistía Internacional ha subrayado que los hechos no son terrorismo
Amnistía, que asistirá como observadora al juicio, cree que estos hechos no son constitutivos de ningún delito de terrorismo y, por tanto, no deberían ser juzgados por la Audiencia Nacional.
Según informa la organización en un comunicado, su director, Esteban Beltrán, sostiene que "este caso es un ejemplo de cómo España está aplicando una legislación que ha ampliado de forma desproporcionada los tipos de terrorismo".
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