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El mercado ilegal de fármacos "para adelgazar" se pasa a 'apps' de mensajería y redes: "Pierde cinco kilos en dos meses"

Telegram, Milanuncios o Facebook son algunas de las plataformas en las que usuarios desesperados por adelgazar buscan fármacos que prometen rebajar su peso. Muchos de estos medicamentos están diseñados para otros fines y su uso inadecuado favorece el desarrollo trastornos como anorexia y bulimia.

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Las redes sociales y las plataformas de contraventa son lugares habituales de venta ilegal de "fármacos para adelgazar". Público

La semaglutida es una molécula que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. Se comercializa en forma de pastilla o de solución inyectable y en España se prescribe para personas que sufren, conjuntamente, diabetes tipo 2 y obesidad. Uno de sus efectos es la restricción del apetito y, como consecuencia, la pérdida de peso durante el tratamiento.

Carla no tiene diabetes, tampoco deja constancia de que padezca obesidad al hablar con un vendedor de "fármacos para adelgazar" por Internet. De hecho, Carla no existe. Es un personaje creado para este reportaje con el fin de solicitar medicamentos en aquellos lugares donde nadie pregunta cuáles son las patologías del comprador, sino cuántas cajas quiere.

A través del canal de Telegram "Pastillas para adelgazar España", más de 17.000 suscriptores reciben notificaciones sobre la disponibilidad de "píldoras para adelgazar", como "acxion, terfamex, reductil, redotex, meridia, adipex, norex, ozempic, mounjaro, saxenda y muchos más". Así se detalla en la descripción del grupo.

Captura telegram pastillas adelgazar
Captura de pantalla de la descripción de un grupo de Telegram para compraventa de pastillas "para adelgazar". Público
Algunos de los fármacos vendidos en redes son ilegales en España o se retiraron del mercado hace más de una década

En realidad, en el mercado legal español, tan sólo el Acxion se comercializa con el único objetivo de hacer perder peso a quien lo consume. El resto son utilizados para tratar otras patologías y la mayoría requieren de receta médica. Otros ni siquiera son legales en España o se retiraron del mercado hace más de una década. Por ejemplo, los fármacos con sibutramina, un supresor del apetito relacionado con las anfetaminas que provocaba taquicardias, arritmias y numerosas interacciones con otros medicamentos.

Sin embargo, la publicidad indirecta que han recibido en los últimos años algunos de estos productos por parte de influencers ha promovido su uso a modo de fórmula mágica para adelgazar. Es el caso de Mounjaro, una inyección para tratar la obesidad –con alguna comorbilidad relacionada– producida por la farmacéutica Lilly, que a pesar de no estar aún disponible en España –su comercialización en nuestro país fue aprobada el año pasado–, ha generado altas expectativas en TikTok.

También de Rybelsus, de la farmacéutica danesa Novo Nordisk, vendido para tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad y para el cual se necesita receta médica. Su versión inyectable, Ozempic, comercializada por la misma empresa, se hizo viral gracias a las alabanzas de celebridades que dijeron usarla para adelgazar, entre ellos Elon Musk. Tanto es así que desde hace dos años el producto se encuentra prácticamente desabastecido, obligando a las farmacias españolas a elaborar listas de espera para aquellas personas que lo solicitan.

A pesar de ello, el usuario Juan Carlos, encargado de tramitar los pedidos del canal de Telegram de venta de pastillas para perder peso, presumía hace tan sólo unos días de disponer de este fármaco, adjuntando una fotografía con numerosas cajas de este y otros productos similares.

Captura de pantalla de un grupo de Telegram de compraventa de fármacos para adelgazar_3
Captura de pantalla de grupo de Telegram de compraventa de fármacos para adelgazar. Público

Para empezar "el viaje de pérdida de peso", Juan Carlos aconseja a Carla probar Rybelsus 7mg. Según el vendedor, debe tomar una pastilla 30 minutos antes de la comida y otra antes de la cena. Con ello, asegura, "pierdes 5 kg en 2 meses". Esta recomendación es, además de peligrosa, muy diferente a la posología correcta del medicamento, que consiste en una dosis diaria inicial de 3 mg, siempre bajo prescripción médica y con el objetivo de tratar la diabetes tipo 2 y la obesidad conjuntamente.

El precio final del tratamiento vendido por Juan Carlos es de unos 110 euros por cinco cajas de diez fármacos cada una. El pago, explica, deberá abonarse a través de PayPal o en bitcoins. Con ambas modalidades seguir el rastro del dinero es más difícil que con el efectivo, explica a Público la Policía Nacional. Por ello, confirman, son fórmulas habituales en los fraudes digitales.

Es muy posible que esta compra sea una estafa o que el producto sea falso, confirma la Policía Nacional

No existe ningún indicio de que esta compra no sea, en realidad, una estafa, y que los fármacos, al igual que Juan Carlos, se esfumen de la red al ingresar el dinero. Tampoco que, en el caso de recibir el medicamento en casa, este no sea una versión falsificada de los fármacos originales. Pese a todo, Juan Carlos recomienda a Carla visitar un grupo de Telegram donde supuestos clientes alaban los efectos y calidad de los productos que facilita.

Estos medicamentos, vendidos como "milagrosos", conviven en redes sociales con otros fármacos y remedios como quemagrasas, tés diuréticos, laxantes, además de terapias experimentales como la hipnosis e incluso conjuros para adelgazar. Un mercado ilegal a golpe de clic que hace las delicias de estafadores y, a la vez, abre las puertas a los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia y la bulimia.

Productos robados, falsificados y prohibidos

Nuevo mensaje en Milanuncios de Vicente –nombre del usuario–, que vende dos cajas de Rybelsus 7mg por 160 euros en la plataforma de compraventa. "Claro que son auténticas", recalca ante la inquietud de Carla, la potencial compradora, de estar ante una estafa. Vicente asegura que le adjuntará una fotografía –que nunca envía– de los fármacos donde se aprecia su fecha de caducidad. Prueba suficiente, según su criterio, para confirmar la autenticidad del medicamento.

La posibilidad de que un producto de estas características que es comprado online sea falso es real, confirma la Policía Nacional a este medio. Es decir, que su composición sea diferente a la del fármaco original o que, como abundan desde el Consejo General del Colegio Farmacéuticos (CGCOF), no hayan sido fabricados cumpliendo las medidas exigibles de calidad. En 2022, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad, analizó 1.477 muestras de fármacos ilegales. La mayoría de ellas eran anabolizantes (76,2%), mientras que otro 19,9% eran productos para la disfunción eréctil y otro 3%, adelgazantes, informan a este periódico desde el organismo público.

A pesar de no poseer datos estadísticos, el CGCOF confirma la existencia de un mercado ilegal de fármacos falsificados, entre los que abundan aquellos "que están teniendo un alto impacto" por "la difusión que se hace de ellos de forma descontrolada por influencers", explica a Público Antonio Blanes, director de Servicios Farmacéuticos de la institución.

En general, destaca "los relacionados con el estilo de vida": para ser más atractivo, fuerte, delgado o mejorar la vida sexual. Su consumo es una práctica de riesgo debido a los efectos secundarios derivados de una incorrecta posología, la exposición a compuestos dañinos para la salud o a cantidades peligrosas debido a que la composición del producto contenga dosis diferentes a las declaradas. O, incluso, "principios activos diferentes o carecer de ellos".

Vicente asegura que no es su caso, sino un excedente de un tratamiento que tuvo meses atrás. Según confirma a este periódico la AEMPS, este fenómeno es relativamente habitual: algunos pacientes venden los medicamentos que les han sobrado después de un tratamiento en plataformas de compraventa. Nombran, especialmente, Ozempic o Saxenda, cuyo consumo facilita la pérdida de peso.

Pero en Internet también hay mercancía robada. Según la memoria de la Agencia de 2022, aquel año se produjeron 167 notificaciones en relación a robos, extravíos y otros desvíos de medicamentos a tráfico ilícito. Según explican a Público, en la mayoría de los casos, los robos están relacionados con fármacos "destinados a consumirse con fines recreativos o, supuestamente, para aumentar el vigor físico".

Además, aquel año la AEMPS realizó 336 actuaciones en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estados y otras instituciones, con las que investigó el tráfico de anabolizantes hormonales y de otros fármacos como las benzodiacepinas, anabolizantes hormonales, antibióticos o adelgazantes, entre otros.

En muchas otras ocasiones, los fármacos que se venden en Internet siquiera tienen la consideración legal de medicamentos, abundan desde la AEMPS. Es el caso de los diuréticos, laxantes o complementos alimenticios, que también colman el mercado legal. En general, son "productos dietéticos que consiguen pérdida de peso a través de la pérdida de agua y a largo plazo puede generar problemas renales y de deshidratación", analiza la doctora Agnès Peris, médico de familia y directora médica de Eática, una clínica barcelonesa de recuperación de trastornos de la alimentación.

"A menudo, un TCA empieza por una dieta milagro o un producto adelgazante"

El consumo de medicamentos o complementos alimenticios con el único objetivo de adelgazar no sólo deteriora el organismo de los y las consumidoras, sino que, sobre todo, impacta en su salud mental y abre la puerta a los trastornos de la alimentación. La doctora Peris recuerda que, "muy frecuentemente, el TCA empieza por una dieta milagro o un producto adelgazante".

'Influencers', cultura de la dieta y otros disparadores del TCA

El mercado ilícito de fármacos para adelgazar se sostiene sobre una insatisfacción corporal permanente, que recala especialmente en el cuerpo de las mujeres. Sobre ellos sobrevuela la amenaza constante del cambio, principalmente del aumento de peso. "Hay una serie de exigencias respecto a perfeccionismo, ser buena y comportarse de una manera correcta, que se relacionan con la estética", explica a Público Rocío Gutiérrez, psicóloga especializada en TCA y colaboradora de la asociación malagueña contra los trastornos de la alimentación ADANER.

En este contexto, las redes sociales y los influencers que las habitan son el pozo de insatisfacción del que beben muchas personas vulnerables a los TCA –principalmente, mujeres de 15 a 25 años–. "El contenido de estos influencers suele ser muy parecido, ya que son personas muy parecidas: mujer cis blanca, delgada y privilegiada", relata la nutricionista Sofía Quintana. "Un perfil aspiracional de éxito que comparte su día a día, haciendo creer a las personas en edades vulnerables que siguiendo sus rutinas pueden conseguir su cuerpo o su posición socioeconómica".

Así, cuando alguien con miles de seguidores recomienda un fármaco, hacer una determinada dieta o cualquier otra sugerencia en el campo de la salud, "se equivoca", alerta Quintana. "Que algo te funcione se puede llamar amimefuncionismo, pero no es evidencia científica".

A diferencia de lo que ha ocurrido en Estados Unidos, ningún famoso español ha promovido explícitamente el uso de nuevos fármacos para adelgazar. Al menos, no recientemente. Sin embargo, las redes sociales están llenas de usuarios e influencers de bajo perfil –españoles y extranjeros– que hablan de este tipo de productos, pero que, sobre todo, incitan a esta cultura de la dieta, promocionando el ayuno intermitente, el conteo de calorías o la restricción de comida. Este contexto favorece el desarrollo de prácticas de riesgo como el consumo de fármacos.

Estar delgado es uno de los deseos más cotizados en occidente y muchas personas están dispuestas a alcanzarlo a cualquier precio, "así que cuando alguien en quien confías y admiras te ofrece un fármaco que cumple con ese deseo, lo quieres inmediatamente", subraya Quintana, quien reconoce haber tenido entre sus pacientes a consumidores de alguno de estos medicamentos para adelgazar. También los estafadores son conscientes del alcance y fiabilidad de estas celebridades. Por eso recurren a montajes con famosos para atraer a sus víctimas hacia productos falsos.

La doctora Agnés Peris, de Eática, ahonda en los problemas que acarrea este fenómeno: "Cuando un fármaco se vende o promociona por redes sociales como un producto milagro, corre el riesgo de que se normalice su uso". Esto es "peligroso" porque invisibiliza comportamientos propios de un TCA y les da apariencia de normalidad.

"No todo el que hace dieta desarrolla un TCA, pero la mayoría de las personas que tienen uno, lo han desarrollado a través de esa conducta"

A la Associació contra l'Anorèxia i la Bulímia (ACAB) han llegado pacientes que consumían fármacos para la diabetes con el objetivo de adelgazar, narra su directora, la psicóloga Sara Bujalance. Compara el riesgo de la normalización con el que se produce con el fenómeno de las dietas. "Entre los propósitos de año nuevo está el de bajar de peso. Es algo que está aceptadísimo y contribuye a que gente muy joven se inicie en este tipo de conductas y la familia no se alerte", relata Bujalance. Y aunque "no todo el mundo que hace una dieta para bajar de peso desarrolla un TCA, prácticamente todas las personas que tienen un TCA han entrado en la enfermedad a través de esa conducta".

Esta normalización de comportamientos potencialmente peligrosos es lo que se conoce como cultura de la dieta. Esta "premia que pases hambre, que te encuentres mal o incluso mareada por falta de alimentos. Refuerza positivamente comportamientos que atentan directamente contra tu salud mental y física", ahonda la nutricionista Quintana.

Hace referencia también a la normalización de las dietas como una fórmula para perder peso que está siempre presente, debido a que no suelen funcionar. Y es que, como confirman todas las especialistas consultadas, no existe ningún tipo de fórmula milagrosa para la pérdida de peso. Quintana explica por qué: "Nuestro cuerpo tiene un depósito de reservas en el hígado y los músculos llamadas glucógeno, que se almacena con el agua, que es lo primero que pierdes al comenzar una dieta".

"Cuando tu cuerpo se da cuenta de que la restricción continúa y se está quedando sin reservas, activa mecanismos de supervivencia como el apetito". Así, "lo que se conoce como falta de voluntad es una respuesta normal del organismo".

Por ello, "los métodos de adelgazamiento son el producto de venta perfecto, porque mantienen a las personas enganchadas, recurriendo a uno nuevo cada vez que el anterior deja de funcionar", en una suerte de obsolescencia programada de fórmulas para adelgazar.

Según la especialista, es habitual que una mujer empiece su primera dieta a los ocho años o use algún fármaco, y desde entonces, encadene uno tras otro. De esta manera, "la insatisfacción corporal se perpetúa y muchas mujeres normalizan vivir a dieta por el resto de su vida". Cualquier método de adelgazamiento, incluido los fármacos para la diabetes, es pan para hoy y hambre para mañana, porque no implica aprendizaje".

Estar delgado no es sinónimo de estar saludable. Estar sano depende de muchos factores que se escapan al control de la propia persona. Como mucho, se puede cambiar a un estilo de vida más saludable, incluyendo aquí la salud mental. Ello "requiere de aprendizaje, de educación nutricional, de conocimientos básicos sobre compra y cocinado, y un largo etcétera", detalla Quintana. Por eso, el uso de fármacos con el mero objetivo de restringir el apetito y sin ningún tipo de supervisión médica es arriesgado e inútil, ya que "cuando se retira, si la persona no ha realizado ningún cambio en su estilo de vida, probablemente vuelva al punto de partida".

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