Después de tres años de movilizaciones (con un pequeño lapso por la pandemia), Juventud por el Clima vuelve a salir a las calles de veinte ciudades españolas este 23 de septiembre en lo que se prevé como una de sus mayores manifestaciones. En esta ocasión la rabia de la juventud se dirige contra la crisis energética y especialmente contra la gestión de la misma por parte de las instituciones. Su objetivo es "acercar la energía a las personas y contribuir a atajar la crisis climática".

La situación crítica del sistema energético que se está atravesando desde la invasión de Rusia a Ucrania ha supuesto una subida de los precios de la luz y el gas, lo que en efecto dominó, ha implicado un encarecimiento de la vida. Desde Juventud por el Clima, movimiento enmarcado dentro del global Friday for Future, analizan esta crisis energética como una problemática transversal. "La crisis climática y la energética van de la mano. Al igual que ambas están relacionadas con todas las demás crisis sociales, porque al final todo el mundo necesita de luz, de gas...", ha declarado la activista del movimiento Paula Fernández a Público.

Las propuestas desde el movimiento climático juvenil se centran en "la democratización de la energía por medio del fomento del consumo colectivo, de las comunidades energéticas y de la eficiencia energética".  Este modelo de propuesta tiene como objetivo "poner a las personas en el centro" frente a la insistencia por parte de los gobiernos en invertir en infraestructuras fósiles como el gasoducto Midcat que van en contra de un modelo sostenible, ha explicado a este medio la activista ecofeminista, Martina Di Paula.

Martina insiste en la importancia que tiene que la juventud tome conciencia del estado de la Tierra y de cómo su deterioro afecta directamente a las personas, a los cuerpos y a los territorios. Por eso considera que es importante asistir a las manifestaciones y participar en el movimiento porque "importan nuestras acciones pero importan cuando pensamos en colectivo". Aún así aboga por no responsabilizar en exceso a los individuos, "alíate con las personas de tu alrededor, construye un espacio colectivo con el que te sientas cómoda, atrévete a imaginar una sociedad que sea un territorio habitable".

En el comunicado emitido por el movimiento juvenil, Juventud por el Clima ha destacado la labor de la iniciativa global Deuda por el Clima, que exige la cancelación de la deuda de los países del Sur Global con el Fondo Monetario Internacional. Este adeudo hace imposible que estas naciones puedan construir una sociedad ecológica al forzarlas a invertir en sectores fósiles. "Estamos en un sistema que se basa en la explotación de determinados países. El objetivo de los países occidentales es seguir generando deuda de tal forma que siempre exista una relación de dependencia", ha declarado De Paula.

En su comunicado Juventud por el Clima también destaca su implicación con la situación de los migrantes en situación irregular. Nuevamente demuestra la estrecha relación entre la crisis climática y las demás problemáticas sociales junto a la plataforma Esenciales, una iniciativa popular que trabaja en la recogida de firmas para que el Estado español trate como ciudadanos de pleno derecho a las personas racializadas y migrantes. Las dos activistas coinciden en que cuando te encuentras en una situación de precariedad poder pagar la luz y el gas supone también un esfuerzo mayor. "La energía también forma parte de esa estructura", declararon las dos jóvenes.