Este artículo se publicó hace 6 años.
LGTBfobia"La línea que separa los insultos homófobos de la agresión física es muy fina"
El diputado en la Asamblea de Madrid, Eduardo Fernández Rubiño, que este martes sufrió insultos homófobos cuando entraba con su pareja en el Metro de Madrid, afirma que es "fundamental denunciar estos hechos", aunque parezcan "menores".
Marisa Kohan
Madrid--Actualizado a
Este martes, el diputado de Unidos Podemos en la Asamblea de Madrid, Eduardo Fernández Rubiño, sufrió una agresión verbal cuando estaba en el Metro con su pareja. "Maricones de mierda", les gritaron unos jóvenes que iban en las escaleras en dirección contraria y que les increparon y gritaron insultos. Ha decidido denunciar esta agresión ante la Policía Municipal y también ante el Observatorio Madrileño de LGTBfobia. Afirma que la denuncia es fundamental, aunque muchos consideren los insultos como una agresión menor. En esta entrevista a Público explica que las agresiones de todo tipo se han incrementado en la Comunidad de Madrid en los últimos dos o tres años.
¿Estamos viviendo un brote de LGTBfobia?
Está habiendo un repunte de agresiones de todo tipo en la Comunidad de Madrid desde hace dos o tres años. Según los datos que recoge el Observatorio de la LGTBfobia, lo que han detectado en Madrid es que hay un auge de este fenómeno. En 2017 hubo 321 incidentes registrados, 60 de los cuales eran agresiones físicas, lo que supone un incremento importante con respecto a años anteriores. Creo que esto tiene que ver con la visibilidad que están teniendo las personas LGTBI en zonas en las que antes no nos comportábamos ni expresábamos con esa naturalidad. La mayor parte de agresiones se están registrando en la zona céntrica de Madrid, pero no en municipios pequeños de la comunidad, porque en esos municipios las personas LGTB aún no se muestran en público con esa naturalidad. Queda mucho camino por hacer después de décadas luchando para que Madrid sea una de las ciudades más libres en este sentido, no puede ser que unos energúmenos puedan provocar un retroceso en ese espacio público que se ha conquistado.
¿Las personas LGTBI se autocensuran en sus afectos?
Desde que somos pequeños las personas LGTB interiorizamos ese tipo de violencia invisible que forma parte de la opresión que sufrimos, y eso hace que en muchos casos nos lo pensemos dos o tres veces a la hora de mostrar algunas actitudes, que son absolutamente normales y habituales para cualquier persona heterosexual, pero que en nuestro caso pueden acarrear una agresión verbal o física. Pero precisamente por este avance en los últimos años, cada vez hay más espacios donde las personas LGTB se sienten seguras. Pero cuando piensas que en los colegios de la Comunidad de Madrid el insulto más utilizado hoy es 'maricón', desde el primer insulto que escuchas desde que eres pequeño o que ves que se lo dicen a alguien, hay un aprendizaje muy fuerte que conforma tu subjetividad en una cierta vulnerabilidad que una persona heterosexual no conoce.
¿Qué pasos habría que dar para erradicar este tipo de agresiones?
En la Comunidad de Madrid tenemos una ley contra la violencia por LGTBfobia y una ley trans, que si se cumplieran serían dos instrumentos pioneros en el mundo y muy eficaces para acabar con este fenómeno. El problema que tenemos es que esas leyes a día de hoy tienen un grado de cumplimiento muy bajo, básicamente si te pones a mirar el articulado, podemos decir que el 90% está sin ejecutar. Igual que el Consejo LGTB de la Comunidad de Madrid que tendría que agrupar a los colectivos junto con el Gobierno, que no se ha convocado nunca todavía; el centro de documentación y memoria histórica no se ha implantado: hay un montón de aspectos relativos a medidas educativas que no están teniendo lugar…
Y un cosa fundamental, porque según todas las entidades, el perfil de los agresores es en muchos casos de varones muy jóvenes, y el factor educativo es una de las claves en este asunto. A pesar del esfuerzo que hacen colectivos como COGAM o Arcópoli, que se están peinando la Comunidad de Madrid intentando llegar a todas las aulas para acercar estos contenidos, desgraciadamente desde el Gobierno de la Comunidad no se ha hecho ningún tipo de plan específico para asegurar esta formación en todas las aulas. Al final se depende de entidades sociales, que tirando de voluntarios, hacen ese esfuerzo. Pero queda mucho para que la Comunidad haga los deberes y se ponga las pilas con este tema.
¿Cuán fina es la línea que separa el insulto de la agresión?
Es tan fina que hace pocos meses (y este es un caso real recogido en el Observatorio), unas chicas lesbianas estaban en un bar, en un ambiente público, y comenzaron a recibir insultos homófobos, y acabó con que una de ellas recibió un puñetazo por parte de uno de los agresores. Nunca se sabe si un incidente que empieza como un insulto puede acabar en una agresión más seria. Hay personas trans que a día de hoy no se atreven a coger el metro de Madrid porque saben que se exponen a cruzarse con cualquiera que pude agredirles. Al final es una situación que está muy presente en nuestras vidas y que hay que luchar para erradicarlo.
¿Hay que tener tolerancia cero a los insultos?
Yo voy a denunciar este incidente a la Policía Municipal y esto es fundamental. Porque las personas LGTB cuando recibimos insultos de este tipo, muchas veces tendemos a minusvalorarlos y a decir que no es grave. Pero en realidad es fundamental la denuncia. Sí sirve. Gracias a eso la Policía puede reunir los datos, gracias a eso las entidades pueden hacer su trabajo, se puede tener un mapa de cuál es la situación y qué ha ocurrido. Y en los casos más graves se puede actuar contra los agresores, que para eso tenemos una ley que establece sanciones muy duras contra este tipo de comportamientos y de prácticas.
Afortunadamente, existe la Unidad de Gestión de la Diversidad, que es una unidad especializada de la Policía Municipal, para atender este tipo de casos y que sí que tienen una formación específica y que saben como enfrentarse a una situación así. Esto no quita que en la Policía, en la Nacional y en todos los cuerpos de seguridad del Estado, siga siendo esencial la formación y sensibilización con estos temas. Porque fuera de estas unidades especializadas, aún puedes encontrarte con que no te atienden con la importancia que merecen estos casos.
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