Este artículo se publicó hace 6 años.
La fosa de ParasimónLa fosa de Parasimón: cuando un testimonio vale más que un documento
Tras muchos años en busca del paradero de su abuelo, los nietos de Luis Cienfuegos Suárez -desaparecido en el 37- dieron con el testimonio de Celesto, un anciano que siendo joven pudo ver a escondidas como lo fusilaban.
Alejandro Tena
Madrid-
Ocurrió en el concejo de Lena (Asturias) a finales del año 1937. La guerra allí había terminado hace unos meses y se daba inicio a una nueva fase de represión selectiva y cruel. Celesto, por entonces un chaval de 16 años, iba a paso lento con su caballo en busca de algo de leña, cuando un camión se paró junto a él. “¿Donde vas chaval?”, le preguntaron. “O caminas para delante o te vas para atrás, pero aquí no puedes estar”. Entonces, estimuló su caballo y tomo más prisa que nunca en su tarea.
Por suerte, Celesto García, que falleció hace unos años, pudo contar con pelos y señales lo que ocurrió tras acelerar el paso. “Comenzaron a sonar disparos. Poco a poco, arrastrándome, siempre procurando ir bien escondido, me situé en un lugar donde pude ver lo que allí ocurrió”, explicaba Celesto a algunos miembros de la Asociación de Memoria Histórica de Lena (Asturias) que recogieron su testimonio.
“Lo que sucedió allí fue atroz. Había dos grupos de personas, uno de diez y otro de doce, hombres jóvenes que atados de pies y manos a tiros asesinaron”. Allí, quieto y en soledad, pudo ver como tras la matanza llegaba una última acción de crueldad.
Los asesinos sacaron sus cuchillos y, uno a uno, fueron desfigurando los rostros de los cadáveres, dejándolos irreconocibles. Después de unos minutos, con el escenario despejado, bajó corriendo al pueblo de Pajares para avisar al maestro, quién reunió a un grupo de hombres para ir a la cuadra de Parasimón -donde Celesto decía que ocurrió todo- y enterrar los cuerpos con la esperanza de que algún día pudieran ser exhumados. “Se abrieron dos grandes fosas, enterrando cada grupo junto”, puntualizaba Celesto. De todos los hombres que allí fueron enterrados solo se tienen pruebas fehacientes de la identidad de uno: Luis Cienfuegos Suárez, militante de Izquierda Republicana y miembro de la Federación de Trabajadores de la Tierra.
“La figura del abuelo queda en el olvido debido al silencio de la posguerra. Nosotros sabíamos que el abuelo había muerto en la guerra"
Desde hace años, sus nietos luchan por sacar a su abuelo y el resto de fusilados de la ya conocida fosa de Parasimón. Concretamente, desde 2010. Para su desgracia, el miedo a hablar de los crímenes del franquismo fue tal que ni los propios descendientes de Luis Cienfuegos sabían exactamente quién fue su abuelo. “La figura del abuelo queda en el olvido debido al silencio de la posguerra. Nosotros sabíamos que el abuelo había muerto en la guerra. Con los años, fuimos obteniendo más datos y la primera pista fue la de Celesto”, explica a Público Toño Naves Cienfuegos, uno de los nietos.
En esa búsqueda incesante por la reconstrucción de su memoria familiar y de la memoria de un pueblo enterrado en cunetas, apareció Celesto con su testimonio esperanzador. A él se aferraron ante la escasez documental y el espaldarazo habitual de las instituciones. Tirando de los hilos de su relato, consiguieron localizar las dos fosas, situadas en la ya mencionada cuadra de Parsimón, un lugar abrigado por laderas que se halla nada más terminar el pueblo de Pajares. Al testimonio de Celesto se unió el de otro lugareño “que ha querido permanecer en el anonimato” que vino a confirmar el lugar exacto de las dos fosas, asegura Toño.
Con los relatos reafirmados en el hallazgo de las fosas y con varias acciones de investigación arqueológica detrás que confirman que allí hay restos humanos, los descendientes de Cienfuegos Suárez han conseguido financiación a través de una campaña de crowdfunding para exhumar la primera de las fosas en la que reposan los resto de su abuelo y otros ocho o diez individuos asesinados.
La idea es excavar la primera fosa y cotejar datos de ADN para esclarecer las identidades de los fusilados e intentar proceder en un futuro a la exhumación de la segunda fosa. Sin embargo, desde la Asociación de amigos y familiares de la fosa de Parasimón reconocen que se encuentra en unas condiciones más difíciles para la excavación, ya que hoy ha crecido allí un pequeño pinar que dificulta las tareas arqueológicas.
Atar cabos sueltos
La fosa de Parasimón podría completar la búsqueda de algunos de los familiares que hace años se dieron de bruces con los escasos restos de ADN hallados en otra fosa de Asturias, la de Cabacheros. En esta fosa, se esperaba encontrar primordialmente los restos de algunos vecinos del Concejo de Aller, el mismo pueblo donde residía Luis Cienfuegos Suárez. Es por ello que las investigaciones apuntan a que realmente puedan estar en Parasimón.
Según cuenta Ángel García Baizán, miembro de la Asociación de Memoria de Aller, Parasimón podría cerrar el ciclo de búsqueda de muchas otras familias. Los que allí yacen, “iban a ser trasladados a una prisión de León, pero en el camino, pararon para fusilarlos a la altura de Pajares”, explica a Público.
La posibilidad de que esta nueva fosa pueda revelar el destino de otros ajusticiados por la represión franquista, ha hecho que la Asociación de la Memoria de Aller se involucre de lleno en Parasimón. Tanto es así, que se han aportado los datos de ADN de hasta 70 personas que ya buscaron a sus familiares en Cabacheros para que puedan ser cotejados con los restos de los compañeros que descansan junto a Cienfuegos Suárez.
"Iban a ser trasladados a una prisión de León. Pararon para fusilarlos a la altura de Pajares"
García Baizán reconoce que es difícil trabajar por la memoria en Asturias, donde hay cerca de 267 fosas. “Sólo en Aller, calculamos que hubo unos 500 desaparecidos”, puntualiza desde el otro lado del teléfono. Según denuncia, es difícil, no tanto por la cantidad de desaparecidos que desde 1937 hubo, como por la nula financiación del Gobierno y el resto de administraciones públicas a los trabajos arqueológicos relacionados con el franquismo y la guerra civil.
Parasimón y su financiación a través de Goteo.org ejemplifica, por un lado, el inexistente compromiso del Estado con las víctimas del franquismo, pero por otro, la solidaridad de gran parte de un pueblo capaz de aportar dinero de su bolsillo a proyectos que buscan impedir que las cunetas sigan cerradas en España.
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