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Dudas sobre la viabilidad económica y ambiental del nuevo plan estratégico del Circuit de Catalunya

El Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya insta a dinamizar el concepto de movilidad verde, mientras que las entidades ecologistas creen que la iniciativa es la puerta de entrada a un "plan urbanístico especulativo". La instalación acumula pérdidas millonarias.

17/10/2022 - El Circuit de Catalunya, en una imatge recent.
El Circuit de Catalunya, en una imagen reciente. Albert Segura / ACN

Hace dos semanas, el conseller de Empresa i Treball, Roger Torrent, presentó un nuevo Plan Estratégico por el Circuit de Catalunya, ubicado en Montmeló (Barcelona), con el objetivo de hacerlo rentable ambiental y económicamente. Para hacerlo posible, Torrent aludió a la necesidad de apostar por la innovación y la digitalización para convertirse en una industria básica por Catalunya. A esta iniciativa, la Generalitat prevé destinar una inversión de casi 30 millones de euros hasta el 2024.

Más allá de la renovación de los contratos con los mundiales de Fórmula 1 y MotoGP, garantizados hasta el 2026, Torrent señaló que "queremos que sea una infraestructura tractora para proyectos vinculados a la movilidad verde, la innovación y el entretenimiento". Este cambio, según añadió, "debe venir de la mano del compromiso con la sostenibilidad, la colaboración público-privada y el trabajo conjunto con el territorio". El anuncio ha sido recibido con un optimismo moderado por el sector del automóvil y con decepción por las entidades ecologistas, que critican las afectaciones en el entorno natural y el modelo económico que se quiere implantar con el proyecto. 

El plan contempla tres actuaciones prioritarias: la instalación de 18.480 metros cuadrados de placas fotovoltaicas en los puestos de control y en los edificios, la implementación de un sistema pionero de almacenamiento para garantizar la suficiencia energética del Circuit y diversas inversiones en cargadores eléctricos.

La propuesta, aparte de su voluntad modernizadora, busca alcanzar la independencia financiera de la infraestructura, que desde el año 2009 acumula más de 70 millones de pérdidas, lo que provocó que la Generalitat de Catalunya aportara 19 millones al año pasado para rescatarla. De hecho, este déficit, casi endémico, hizo que la Intervenció General del Govern y la Sindicatura de Comptes destaparan irregularidades vinculadas a la gestión del Circuit y "el incumplimiento continuado del régimen de aportaciones" del resto de accionistas del complejo - además de la Generalitat, el Ajuntament de Montmeló y el RACC.

Movilidad verde y rentabilidad

Desde el sector del automóvil, uno de los más directamente afectados por el proyecto, lo valoran positivamente, aunque piden que se dinamice el concepto de movilidad verde. Así lo explica el gerente del Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya (CIAC), Josep Nadal. En este sentido, aplaude la inversión y la propuesta de instalar casi 19.000 metros cuadrados de placas fotovoltaicas.

Nadal califica la propuesta de "atractiva y atrevida", pero hace una analogía entre la posibilidad de generar recursos propios con el autoconsumo energético y la exigencia de llegar al mismo punto con la unidad de negocio. "El Circuit debe recuperar la senda de los beneficios, siendo lo más autónomo posible sin recibir más ayudas públicas". Nadal vaticina que un Circuit saneado repercutirá con un impacto directo sobre el turismo de la ciudad de Barcelona o sobre el ecosistema empresarial catalán. El gerente del CIAC revela que las administraciones están avanzando en la concreción del Plan Director Urbanístico (PDU) del Circuit, un viejo proyecto aprobado en 2016, que contempla la construcción en la zona de un complejo comercial similar a la Roca Village.

Según los cálculos de la Cambra de Comerç de Barcelona, el desarrollo de este PDU, que urbanizaría los polígonos industriales en torno al Circuit, generaría unos 6.000 puestos de trabajo, la instalación de más de un centenar de empresas y un impacto económico que rozaría los 1.000 millones de euros.

Precisamente, el ruido de fondo que ha producido ese PDU es el que ha puesto en alerta a las entidades ecologistas. Una de ellas, Sos Vallès, una organización que defiende el bienestar ambiental de la zona, rechaza la iniciativa al considerar que el nuevo plan estratégico supondría el pistoletazo de salida a otros macroproyectos, como el de la PDU, que la Generalitat y el RACC quieren ubicar en unos terrenos de 574 hectáreas en los términos de Granollers, Parets del Vallès y Montmeló, donde con "el culto al automóvil como excusa y leitmotiv, se quiere levantar un macroparque temático turístico y de ocio".

Además, Sos Vallès solicita la derogación del PDU por la posible "destrucción y puesta en peligro de distintos ecosistemas por parte de la automoción, uno de los grandes causantes de la crisis climática y de salud por la contaminación, y en la quiebra y en la inviabilidad de la promoción del motor que supone el propio Circuit y también en el monocultivo turístico que representa este tipo de macroproyectos". Por este motivo, la entidad exige que se redefina el Circuit a otros usos que no sean la automoción y se instaure un corredor biológico en la zona.

Modelo precario

En la misma línea, la plataforma No ens vendreu la moto critica las actuaciones previstas con el argumento de que "se intenta vender como si fuera un plan de regeneración económica inexistente". Así, insiste en la afectación a los espacios agrícolas, forestales, fluviales y hábitats de la zona, además del fomento de la contaminación y el consiguiente perjuicio para la salud. Ante este escenario, la plataforma cree que todo ello llevará a un complejo que fomentará un modelo precario de comercio, ocio y turismo basado en el consumo de masas, la insostenibilidad y el beneficio de grandes multinacionales.

Aunque el plan del Govern contempla cinco ejes, entre ellos la movilidad sostenible; las ferias, congresos y turismo de negocios; eventos singulares vinculados a la música en vivo; actividades deportivas y 'e-Sports', tanto los representantes del sector del automóvil como de las entidades ecologistas coinciden en la importancia de priorizar la viabilidad económica del Circuit o redefinir los usos de la infraestructura, incluso más allá del ámbito del motor, dejando de lado las iniciativas turísticas o de ocio.

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