Este artículo se publicó hace 6 años.
El 600 de Carmena
La alcaldesa de Madrid reivindica la Universidad y la labor de los abogados laboralistas en la construcción de la democracia en un acto en Sevilla de homenaje a la jurista Aurora León
Sevilla--Actualizado a
Manuela Carmena descubrió la obra del poeta Luis Cernuda, que murió en el exilio en México, cuando llegó a la Universidad, en los años 60. “En pleno franquismo, surgió la Universidad. Yo venía de una cultura franquista. No sabía ni la mitad de mi historia. Tuvimos únicamente la posibilidad de ver una parte. La Universidad nos abrió el mundo. Aprendimos habilidades, a escuchar, a hablar en público”, dijo la alcaldesa de Madrid este jueves en Sevilla, en un homenaje a la jurista Aurora León, llamado Aurora León y la contribución de los abogados laboralistas a la construcción de la democracia.
León, que dirigió uno de los más importantes despachos laboralistas de Sevilla en los años finales del franquismo, y que hoy, a los 72 años, sigue en plena forma, al pie del cañón, comenzó, al igual que Carmena, a tomar conciencia crítica y política mientras cursaba la carrera de Derecho. “Nos inventamos los despachos laboralistas. Hicimos un emprendimiento social. Teníamos el ánimo de conseguir una mejor vida. Se trataba de reconocer que había unos derechos. (De conjugar) lo que se cobraba y lo que aparecía en la nómina. Los despachos laboralistas no eran despachos clásicos, eran otra cosa. Fue algo singular”, reivindicó Carmena.
Los despachos laboralistas se dedicaron, en los años de plomo, a la defensa a destajo de la clase obrera y trabajadora y a la creación de un corpus jurídico que pudiera en algún momento liberarse de las cadenas de la dictadura. “Creamos conceptos e instituciones. Colaboramos en traer la democracia. Siempre el derecho tiene que estar a disposición de la sociedad. La historia nunca se olvida”, dijo la alcaldesa de Madrid. “El derecho era un instrumento para cambiar las cosas. Era la respuesta a una necesidad histórica de cubrir los derechos de los trabajadores. Así surgieron los despachos laboralistas y el movimiento obrero organizado. Nuestro trabajo era ayudar a concienciar. No sabíamos cómo iba a acabar. Era arriesgado”, abundó León.
“Los despachos laboralistas tenían una relación dialéctica con la legalidad. Se buscaba garantizar la legalidad, la tutela legal (del trabajador) y, a su vez, se querían reescribir los límites y subvertir la legalidad. Se trataba de hacer posibles los derechos. El derecho es un campo de lucha en el que cuenta la creatividad del abogado. El juez funciona sobre una narrativa. Sobre el discurso que le presentan las partes, con soluciones aplicadas al caso concreto”, explicó el profesor Antonio Baylos Grau, que participó también en el homenaje. A eso, a defender los derechos, persona a persona, se dedicaron Carmena en Madrid y León en Sevilla. Y tantos otros y otras.
También la incombustible Cristina Almeida, que salió de su retiro en Ibiza, según contó, para acudir al homenaje a León. “Hablabas de Cernuda -le dijo a su amiga Carmena-; yo llegué a la facultad y todo el mundo estaba con Ortega, con La rebelión de las masas. El mundo lo hace cada generación. El mundo no se para. (Nosotras) hemos puesto un buen trocito. El futuro tiene que ser mejor que lo que tenemos. Yo a veces le mando tuits a (Pablo) Iglesias. Oye, ocúpate del 19 (en referencia al futuro). Allí (en la transición) lo hicimos como pudimos. Hemos pasado mucho dolor. Los abogados de Atocha. Eso no lo hemos superado nunca”, dijo Almeida.
Ella conoce bien el caso porque ejerció la acusación, junto a José Bono y José María Mohedano. El 24 de enero de 1977 fueron asesinados por fuerzas de extrema derecha cinco abogados laboralistas de CCOO y del PC. La matanza quedó grabada en la memoria de toda una generación y marcó la transición. Carmena salvó la vida de milagro, porque Luis Javier Benavides, uno de los asesinados, le pidió su despacho para una reunión.
La importancia de la Universidad
“Nos ha unido el cariño”, dijo Almeida. Sirva para ilustrar esa amistad una pequeña anécdota que contaron, entre risas, Carmena y Almeida. En aquellos años de universidad, Carmena conducía un Seat 600, que le había regalado su padre. La vigilaba la Brigada Político-Social, la policía política del franquismo, encargada de reprimir cualquier movimiento de oposición a la dictadura.
“Me sentí especial, (yo que era) una estudiante sin más”, dijo la hoy alcaldesa de Madrid. “El 600 de Carmena -prosiguió después Almeida, entre risas-. La primera vez nos metimos allí todos los que pudimos. Y Manuela nos dijo: lo siento, pero yo no paro hasta que no vea un semáforo”. Cuando lo vendió, el comprador llamó asustado para decir que había allí un montón de ejemplares de Mundo Obrero, la revista del Partido Comunista, aún vigente hoy en día. En aquella época, eso, tener un ejemplar de Mundo Obrero, era peligroso.
Carmena, mientras reivindicaba la importancia de la Universidad en la formación de una conciencia y recordaba su descubrimiento de Cernuda y de tantas cosas que la dictadura había pretendido ocultar, dejó esta frase “Lo que en una universidad se quiere ocultar por una parte, va a salir por otra”, dijo Carmena. Se refería a la censura y el férreo control franquista, pero podría aplicarse igualmente al caso del máster de Cristina Cifuentes, la presidenta madrileña, al que previamente, a su llegada al acto, había rechazado referirse directamente.
El encuentro se celebró en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla y fue organizado por el Centro de Estudios Andaluces, la Fundación de Estudios Sindicales y el Instituto Europeo de Relaciones Industriales; lo moderó Antonio Ojeda y lo cerró la homenajeada. Antes de que León tomara la palabra, su colega, el abogado laboralista Santiago Fernández-Viagas, alertó de los retrocesos de los últimos tiempos. “Vuelve a imperar la intransigencia. Tenemos democracia, pero lo que de verdad nos impulsó a trabajar, (los derechos de los trabajadores) estamos viendo que se deteriora”.
En el cierre, León alertó de la precariedad en la que habitan los trabajadores una vez más y denunció la falta de garantías efectivas para sus derechos. Para eliminar la precariedad, recetó lo siguiente: “Hay que querer. Lo que no hay es voluntad”. León vapuleó la propuesta de contrato único que propugna Albert Rivera. “Utiliza los términos lucha contra la precariedad laboral como un eufemismo, porque su contrato único implica un despido libre, al eliminar el control judicial de las causas del despido”. De aprobarse, “poco pueden hacer los jueces”. León reclamó además más medios para los juzgados de lo social y criticó las dilaciones indebidas en la resolución de los juicios. “Me han señalado un caso de cesión ilegal de trabajadores para el año 2021. Esto es una denegación de justicia. Un atentado flagrante contra el derecho”, lamentó.
Susana Díaz, la presidenta de la Junta, iba a inaugurar el acto, pero no pudo asistir al perder un “pulso con la gripe”. El decano de la Facultad de Derecho, Alfonso Castro, leyó un breve discurso en su nombre, en el que pedía disculpas por no haber podido acudir, y daba las gracias por su trabajo a León, Almeida y Carmena para lograr “un país de justicia y de convivencia” y las llamó “las imprescindibles”.
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