Este artículo se publicó hace 9 años.
Zaragoza en Común propone que los concejales dejen de ir a misas y procesiones
El nuevo equipo de gobierno municipal plantea que el ayuntamiento profese la aconfesionalidad, 37 años después de que la Constitución la instaurara, y que los ediles sean libres para decidir si acuden a actos oficiales
ZARAGOZA.- “No deberíamos ver a un concejal de cualquier partido con su banda en un acto islámico, budista o católico. ¿Los veremos? Sí, pero no como concejales”. Con estas palabras resumió este viernes Fernando Rivarés, concejal de Economía y Cultura y portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza, el contenido de la propuesta para que, 37 años después de que la Constitución consagrara la aconfesionalidad como principio institucional, el consistorio de la quinta ciudad de España pase a profesar la laicidad.
La Junta de Gobierno zaragozana ha aprobado una reforma del Reglamento de Protocolo que elimina la obligación, todavía vigente, de que los concejales participen en actos religiosos como las procesiones del Corpus y San Valero y otras manifestaciones similares que tienen lugar durante las fiestas del Pilar.
La propuesta del equipo de Zaragoza en Común (ZeC) que dirige el alcalde Pedro Santisteve, y que será debatida en el pleno del 27 de julio, elimina, por un lado, la obligatoriedad de representar al ayuntamiento en actos oficiales y lo deja a la elección de los ediles. Estos, por otro lado, podrán acudir con bandas y pendones a cualesquiera “actos y celebraciones que tengan lugar con motivo de cualquier festividad” y a “aquellos otros actos oficiales” que indique el alcalde “por su solemnidad o relevancia”. Pero, en cualquier caso, “exceptuando los actos confesionales o de carácter religioso, a los que cualquier de la corporación podrá asistir a título personal”.
“A partir de ahora el ayuntamiento es laico”, indicó Rivarés, quien añadió que, si la propuesta sale adelante, no habrá para los concejales “ninguna obligación de asistir a ningún acto confesional”. “Esto es la aplicación tardana pero lógica de un parámetro fundamental que dicta la constitución”, añadió el concejal, para quien “el ayuntamiento era una institución no del todo acorde con el carácter constitucional de las aconfesionalidad”.
Sobre el papel, la propuesta cuenta con apoyos suficientes para salir adelante, ya que tanto Chunta Aragonesista como el PSOE llevaban en su programa electoral medidas de corte laicista. Otra cosa es que algún grupo dé libertad de voto a sus ediles. La última vez que ocurrió, el entonces alcalde, Juan Alberto Belloch, votó con el PP para rechazar una propuesta de IU, apoyada por CHA y el resto del grupo socialista, que pretendía que los plenos dejaran de estar presididos por un crucifijo.
Rivarés, que explicó que la propuesta solo requiere la mayoría simple del pleno –más votos a favor que en contra-, mostró el respeto de ZeC por las creencias de cada concejal y anunció que “vamos a hacer todos los esfuerzos posibles por llegar a acuerdos con el máximo de grupos posible”.
Se trata, añadió, de “adaptar el reglamento de protocolo a un principio básico como es la aconfesionalidad de las instituciones”. “Si esto sale así adelante, los concejales, en su atribución de concejales, no pueden ir como tales concejales representando a la institución total o parcialmente en estos actos de cualquier religión”.
La iniciativa de Zaragoza en Común para garantizar la aconfesionalidad del ayuntamiento abre un debate paralelo sobre algunos actos de las fiestas del Pilar. Especialmente, sobre la ofrenda de flores, en la que el último 12 de octubre participaron más de 300.000 personas, que colocaron seis millones de flores bajo la estatua de la virgen mientras otras 150.000 asistían como espectadores. ¿Se trata de un acto religioso o festivo? Quizás ninguna de esas dos cosas en exclusiva. O solo una, según a quien se pregunte.
“Si hay tres o cuatro festividades importantes en la ciudad, una de ellas es la ofrenda. La ofrenda trasciende ese carácter confesional”, opinó Rivarés, que la definió como “un acto festivo” en el que tiene la intención de seguir participando como ciudadano. “Yo a la ofrenda voy con mi traje”, dijo. “Es un acto festivo importantísimo en la ciudad. Importantísimo sociológica, cultural, turística y económicamente”.
No obstante, rechazó pronunciarse acerca de si los concejales deben o no participar en ese acto luciendo la banda que les acredita como tales. “Lo discutiremos el día 27” en el pleno, avanzó.
La participación del Ayuntamiento de Zaragoza en actos religiosos ha causado las protestas de organizaciones laicistas como Mhuel (Movimiento Hacia Un Estado Laico), que hace unos meses denunció cómo el año pasado el consistorio gastó más de 8.000 euros en pagar horas extraordinarias a trabajadores municipales por ese tipo de actos.
Según los datos de Mhuel, la participación de concejales en la misa y la procesión de san Valero le costó a las arcas municipales 1.640 euros, el mismo gasto que originó la del Corpus Christi. La asistencia a la misa el día del Pilar salió por el doble -3.533 euros-, mientras que la participación en la toma de posesión de Vicente Jiménez como arzobispo de Zaragoza generó en las arcas municipales un desembolso de 1.262.
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