Este artículo se publicó hace 9 años.
UPyD se queda fuera de las instituciones
"Pierde España, pero los ciudadanos mandan", declara el líder del partido Andrés Herzog. El 'nuevo' UPyD no consigue su objetivo de lograr cinco escaños y formar grupo parlamentario propio. Es más, se queda fuera de todas las grandes instituciones.
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MADRID.- UPyD ha firmado hoy su sentencia de muerte al perder sus cinco diputados en el Congreso. El nuevo portavoz de la formación, Andrés Herzog, soñaba de nuevo con un grupo propio, pero no lo consiguió. Es más, no consiguió ni su asiento en el Parlamento. Y es que con la retirada de Rosa Díez de la primera línea, el magenta ha desaparecido por completo del panorama político, al ya no tener representación en ninguna institución a excepción de un par de pequeñas alcaldías. Apenas han alcanzado este 20-D el 0,61% de los apoyos (149.791 votos).
"No ha podido ser, no estaremos en el Congreso de los Diputados la próxima legislatura, después de ocho años haciendo una inmensa labor", ha declarado Herzog. El líder de UPyD afirma que "pierde España, pero los ciudadanos mandan" y ha asegurado que continuará porque su partido es "imprescindible" y ahora "más necesario que nunca" ante el panorama "difícilmente gobernable" que ha dejado el 20-D.
Pero ese resultado no es nuevo. La debacle del partido comenzó ya en marzo, cuando no sólo no alcanzaron ningún escaño en las elecciones andaluzas, sino que sus apoyos bajaron de casi 130.000 a apenas 80.000 votos. Tras ese batacazo, la crisis interna que se había iniciado ya con el eurodiputado Francisco Sosa Wagner abogando por pactar con Ciudadanos, se agravó.
Irene Lozano, que había sido quien más duramente arremetió contra él por esas declaraciones, se convirtió entonces en la líder de los críticos. Las negociaciones entre Albert Rivera y Rosa Díez ya hacía tiempo que estaban rotas. Pero fue ahí, tras constatar la subida de C's en Andalucía, cuando Lozano -ahora en la lista del PSOE- y Toni Cantó -hoy en Ciudadanos- iniciaron una rebelión para intentar retomar los contactos con los naranjas.
La división del grupo parlamentario se extendió también a la dirección del partido. Muchos dimitieron en protesta por el "autoritarismo" de Rosa Díez, que en ningún momento se atrevió con la autocrítica. Pese a todo, ella consiguió el apoyo de la militancia para seguir adelante con su propia estrategia de cara a los siguientes comicios de mayo.
Y, de nuevo, fracasó. Los magentas se quedaron fuera de todos los Parlamentos autonómicos -mantienen un diputado en el País Vasco, que no celebró elecciones en 2015-. Ese fue el momento en el que Rosa -la fundadora 'todopoderosa' que hasta dio color a la formación- asumió la derrota y, aunque no dimitió, sí anunció su retirada de la Portavocía.
Con un partido en la ruina que hasta estuvo a punto de retirarse de las batallas judiciales que se habían convertido -junto a su carácter antinacionalista y recentralizador- en su seña de identidad, al delfín de Rosa Díez le quedaba una difícil labor. Primero tuvo que ganar el Congreso Extraordinario con el que, por apenas medio centenar de votos, se hizo con la dirección del partido. Después, hacer un esfuerzo por seguir activo en los tribunales. Y ahora pelear por tener más presencia en los medios de comunicación, a quienes siempre han culpabilizado los magentas de todos sus males.
Su campaña se ha centrado, precisamente, en denunciar la falta de pluralismo y presentar al hasta ahora desconocido Andrés Herzog. Pese a su optimismo, sus expectativas no se han visto satisfechas.Lo que empezó con mal pie -su cartel se rompió en el pistoletazo de salida de la campaña- no ha terminado mejor. Y es que con Rosa murió el magenta.
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