Este artículo se publicó hace 10 años.
"Las terceras vías tienen mucho que perder el 27-S"
El sociólogo y politólogo Ricardo Romero de Tejada Collado apunta los posibles escenarios si gana el independentismo en Catalunya, niega que haya adoctrinamiento en las escuelas catalanas y advierte de que la polarización en campaña del 27-S perjudicará a Junts Pel Sí.
MADRID.- Ricardo Romero de Tejada Collado se ha propuesto analizar sociológica y políticamente el proceso soberanista catalán. Durante los dos últimos años trabaja en un estudio experimental con el que pretende dar una respuesta muy razonada a las causas de este camino que Catalunya emprendió con la Diada del 11 de Septiembre de 2013.
Este licenciado en Ciencias Políticas y Sociología dirigió los estudios socio-políticos y de opinión pública del Instituto Gallup hasta el 83.
Después fundó y dirigió el Instituto de Estudios de la Opinión Pública Española entre el 84 y el 97 para pasar a ser director científico de Taylor Nelson Sofres, multinacional líder en Investigación de Mercados y Estudios de Opinión. Desde los dos últimos trabaja en el proyecto que terminará en pocos meses en forma de libro: 27-S. Catalunya decide su futuro (Consulta aquí la prepublicación), aunque ya se pueden adelantar algunas tendencias relevantes. Según él, una "mayoría relativa" está a favor de la independencia en Catalunya si se vota en un Referéndum.
Su estudio da una mayoría al independentismo en Catalunya votado en un referéndum, algo que choca con el último estudio de la Generalitat, en el que aumentan los que se oponen a un Estado independiente (50%) frente a un 43% que sí lo desea.
Las formas de preguntar las cosas explican el cambio en los resultados. El barómetro del CEO (Cetre d'Estudis d'Opinió) de julio no pregunta por lo que se votaría en un referéndum, sino sobre si están a favor o en contra de la independencia. No es lo mismo. En un referéndum está la abstención, los que votan en blanco, etc. El CEO dejó de preguntar por la cuestión de la independencia con respuesta sí o no en referéndum en 2014. Lo que se puede interpretar es que ha habido un desplazamiento de los que estaban indecisos hacia el “no” a la independencia. De todas formas no son comparables. Los abstencionistas y los que no contestan son un porcentaje significativo. Por eso yo digo que de mi estudio sale una mayoría relativa durante la última ola de preguntas la hicimos antes del 9-N, falta por saber las opiniones después de todo lo que ha pasado.
Entre los jóvenes, una arrolladora mayoría está por la independencia. Incluso entre los hijos de padres inmigrantes hay un alto porcentaje. Siempre se ha denunciado un adoctrinamiento escolar en Catalunya ¿Es fruto de ello este resultado?
Hay que tener en cuenta dos cosas: la población que tiene entre 50 y 65 años es la que menos se manifiesta por la independencia. También es la que tiene un componente migratorio más alto. En el caso de los jóvenes, la inmensa mayoría ha nacido en Catalunya, y la proporción de jóvenes cuyos padres son catalanes también es mayoritaria. Los más jóvenes no son más independentistas porque sean jóvenes y hayan sido adoctrinados, sino porque cumplen las condiciones de un mayor arraigo, dado que hay menos componente migratorio. Parece que los más jóvenes son más de “caja o faja”, o se identifican con el independentismo o están en contra. A los mayores, quizás por su edad y experiencia y por componente migratorio, les atraen más las terceras vías.
"En los años 80, los jóvenes recibían un adoctrinamiento franquista y así eran independentistas. No hay adoctrinamiento"
Podemos retroceder a un estudio que hice en los ochenta. Ya estos vectores se estaban dando y entonces no había adoctrinamiento nacionalista, sino que esa generación joven de principios de los ochenta, que tenía entre 15 y 25 años ─es la generación de Artur Mas, por ejemplo─, lo que recibía era un adoctrinamiento franquista. Y aún así se daba esta tendencia. Entonces es claro que el tema no va por ahí. No hay adoctrinamiento.
Además, Catalunya está acostumbrada a que ese tipo de información, valoración e identificación no venga de las escuelas sino de las familias. La identificación con Catalunya viene de muy atrás y ha sobrevivido porque ha pasado de padres a hijos de forma normal, sin adoctrinamiento en la escuela. La gente habla un idioma en una casa, nace un niño, aprende ese idioma, lo habla y piensa en ese idioma.
En su trabajo dice que el de la independencia no es un proyecto por arriba, dirigido por los partidos, sino que tiene su respaldo en la sociedad civil. ¿Cómo lo explica?
El proceso de elaboración del Estatut de 2006 lo hicieron los partidos, con la expectativa de que fuera aceptado. El proceso fue complicado. Alfonso Guerra dijo textualmente que se había “cepillado” el Estatuto. En ese momento las encuestas decían que había una serie de problemas: paro, economía… pero no aparecían como problemas las relaciones con el Gobierno central o el autogobierno. A veces las encuestas no se leen en el orden adecuado y buscas la solución donde sólo se habla de los problemas. Realmente sí se pedía más autogobierno por la población. Cuando se pregunta por los problemas, no se pregunta por las soluciones. La sociedad española no entendió que se hablaba de problemas concretos y que, cuando a los catalanes se les preguntaba por cómo tenía ser la relación con España, respondían que era insuficiente la autonomía. La solución que pedía era una ampliación de la autonomía. Había mar de fondo además del latente independentismo.
"Había mar de fondo además del latente independentismo ya en el 2010"
La sentencia del Tribunal Constitucional pone los ánimos en contra. La opinión pública interpreta que el Estatut fue cercenado. El TC quedó como un tribunal de parte. Además el PP pedía algo inconstitucional, pedía que el Estatut fuera votado por toda España cuando la Constitución dice que un estatuto tiene que ser votado por la comunidad en cuestión. Es curioso que se preocupe por la constitucionalidad cuando pedía algo inconstitucional.
Es entonces cuando aparecen las organizaciones de la sociedad civil catalana...
Sí, en 15 días hubo una manifestación que recordó a las demandas de autonomía de cuando acabó el franquismo. Lo organizó Òmniun Cultural, aunque con el apoyo de los partidos que se negaron aceptar los cambios en el Estatuto. Fue hasta el president, entonces Montilla. Después hubo elecciones en 2010 con el trasfondo de un acuerdo fiscal para un concierto económico al estilo de País Vasco y Navarra. No se logró. La nueva etapa llegó con las elecciones de 2012, que para mí ya fueron elecciones soberanistas porque no buscaban un pacto fiscal sino impulsar el derecho a decidir.
"Las elecciones de 2012 ya fueron soberanistas"
Antes de esto había habido una Diada que no tenía nada que ver con las anteriores, con más de un millón de personas en las calles. Esto lo plantea la ANC y Òmniun Cultural. Ningún partido político es capaz de movilizar a un millón de personas. El tejido asociativo en Catalunya siempre ha sido muy fuerte. El fracaso del pacto fiscal y la presión social lleva a que se convoquen nuevas elecciones. Los presentantes de esta tendencia ─CiU, ERC y CUP─ sacan más o menos los mismos escaños que antes y el otro bloque retrocede algunos escaños. Pero apenas cambia nada.
Es entonces cuando llega la presión en la calle. Los partidos han acabado asumiendo el papel que creen que la gente les está pidiendo. Los políticos han ido por detrás de los acontecimientos, se vieron obligados a dar una respuesta positiva a las demandas. A Mas le acusan de que solo quería sacar más dinero con este órdago. Puede que sí, pero no se lo han dado y sigue cumpliendo con el guión que se ha marcado.
El caso Pujol no ha tenido un efecto perceptible en su estudio. ¿Los registros a las sedes de CDC afectarán en algo?¿Cómo se lee que el caso Pujol no tenga coste en el apoyo de los votantes a Convergència?
El impacto que produjo la confesión de Pujol es superior al que puede suponer el de los registro. Pujol era considerado el padre de la patria. Se cayó un mito, pero no paró el sentimiento independentista. Precisamente porque son cosas distintas. En Alemania dimiten primeros ministros y la gente no deja de ser alemán. La gente que está por la independencia está, porque es trasversal, muy alejada de la élite que dirige los procesos políticos. Muchos quieren pasar factura a los causantes de la corrupción. Puede que los registros satisfagan a una parte de la sociedad española, pero no frenar el sentimiento independentista.
Usted destaca que, al cambiar el modelo de consulta con la doble pregunta, se abría claramente una tercera vía, la que votaría Sí+No. Políticamente está representada por la candidatura Catalunya Sí que es Pot y quizás por el PSC. ¿Qué hueco le queda a esta lista? ¿Qué resultados se esperan el 27-S?
La campaña electoral tenderá a radicalizarse y ello implicará una elección entre blanco o negro, entre sí o no a la independencia. Ante esto, los que defiendan fórmulas grises, terceras vías, tienen mucho que perder. La modificación de la ley del Constitucional, por ejemplo, echa más leña al fuego, tensa más al electorado ante una opción u otra. Justo podemos tomar como referencia cuando se hacían dos preguntas. Aparecía una vía intermedia, no mayoritaria, pero sí importante. Una solución federal, sin que se sepa muy bien qué quiere decir federal, pero que sugiere algo intermedio. La cerrazón del Gobierno a negociar es una forma de decir que la tercera vía no existe. Si por parte del Gobierno central dicen que no se va cambiar la Constitución y que no hay tercera vía, colocan al electorado ante la evidencia de no existe una tercera vía. Esto es radicalizar.
El PSC no acaba de decir lo que piensa, lo que resta crédito a la tercera vía. Podemos tiene el riesgo de estar en medio del camino. Tiene dentro partidarios y contrarios a la independencia, aunque a todos les cobija el derecho a decidir y el reconocimiento plurinacional, pero tan pronto se fuerce al electorado a decidir entre sí o no, estas posiciones quedan debilitadas. Además no son mayoritarias, tampoco en España.
"La cerrazón del Gobierno a negociar es decir que la tercera vía no existe"
Actualmente Podemos no es un partido que dispute el poder en España, por lo que no puede prometer que respetará lo que se decida en Catalunya, que es lo que hizo Zapatero con el Estatut en 2003, sino sólo apoyarlo. Puede proponer una tercera vía pero no prometer que la va a poner en marcha. Las terceras vías ahora mismo están en crisis porque nadie cree que puedan negociarse en el actual sistema. Muchos piensan que si se consigue algo será porque ha ganado una mayoría independentista. Por eso digo que, en estas elecciones, la tercera vía no va a tener gran impacto, pero puede ser importante después. Si hay espacio para la negociación a raíz de una crisis del sistema. Sólo así se tomarán en consideración.
Según su estudio ¿qué se puede esperar de la opción federalista? Parece que no tiene mucha acogida
Sí y no. El problema es que no sabemos exactamente lo que quiere decir federal. El PSOE habla de una formulación federalista del Estado de las Autonomías, pero ni PP ni Ciudadanos ni PSOE hablan de estructura federal, sino de federalizar el actual sistema. Por eso no podemos saber lo que el federalismo puede dar de sí en España.
"Como mal menor, podría aceptarse el confederalismo"
Lo que sí que hay es gente dispuesta a que, como mal menor, se acepte el confederalismo. Hay independentistas y contrarios a la independencia que, aunque guste menos, lo consideran una posibilidad. Pero sólo en Catalunya; en España, no. El federalismo dependería de cómo se acentuara. Es un problema de léxico, de términos. Una propuesta con condiciones sobre fiscalidad, competencias, autogobierno…podría ser aceptada. Pero en el resto de España no parece que esto entusiasme.
En España los votantes del PP están más a favor del Estado centralizado que de las Autonomías y los votantes del PSOE tampoco están a favor de un Estado federal. Estamos en una contradicción. Los que deberían proponer la solución federalista no tienen un electorado detrás que se lo pida, sino que pide lo contrario. La vía federalista está hipotecada porque donde podría aceptarse en es Catalunya, pero no en el resto de España. Y tendría que ser una especie de pacto en el que se dijera lo que no se quiere decir y ocultando palabras para que el electorado no se rebotara.
La oposición al PP siempre le ha echado en cara que su cerrazón a negociar es una fábrica de independentistas ¿Puede decirse que es cierto?
Fue cierto en una primera etapa. La primera fábrica de independentistas fue la sentencia del TC sobre el Estatut provocada por el PP. Aquella campaña contra el Estatut fue el inicio de la fábrica de independentistas. La gente entrevistada en diversas encuestas señalaba que una parte de los independentistas se confesaban nuevos independentistas y una buena parte de ellos verbalizaba que era por el mal trato del Gobierno central. Se sentían indignados ante una agresión.
"El número de personas que apoya el independentismo
ha llegado al máximo"
Ahora el número de personas que apoya el independentismo ha llegado al máximo. Alrededor del 43%, sobre dos millones de personas. Más de esto no habrá. Lo que sí es posible es que estos dos millones se indignen más. Puede que ya no fabrique más independentistas pero sí personas que tiren la toalla y acaben profundamente decepcionada con el sistema. También puede pasar que, sin ser independentistas, muchos acaben apoyando la independencia simplemente porque piense que esto no se puede soportar más.
¿Es posible una solución negociada al órdago de los independentistas?
La negociación se puede entender como una hipótesis imprescindible porque la alternativa, que no haya negociación, sería un desastre. Si ganan las listas independentistas empezará el proceso y Europa no se va a quedar cruzada de brazos, mandará mensajes a unos y a otros para que se sienten a hablar. La relación de fuerzas, condicionada por las elecciones generales de diciembre, influirá en que una negociación cristalice antes o después, con más o menos dificultades.
Un proceso como el de la hoja de ruta independentista permite estar negociando durante varios meses. Creo que si ganan los independentistas es más probable una negociación. Si pierden, el escenario del trágala tiene más posibilidades. A largo plazo no, pero sí a corto y medio plazo.
El último barómetro de la Generalitat dice que solo el 21% de los catalanes votará en clave territorial, es decir, que interpreta las elecciones como plebiscito. ¿Se consideran plebiscitarias entonces? ¿Se va entender así el resultado electoral?
Lo importante no es si son plebiscitarias o no. Lo fundamental en cómo se interpretarán los resultados. Si ganan, los independentistas interpretarán que el camino a la independencia está claro. Si pierden, los detractores dirán que Catalunya ha hablado y no quiere la independencia, aunque ahora digan que son unas elecciones autonómicas normales. Las palabras dan igual. Plebiscito en una palabra técnica. La gente, a la hora de votar, va a interpretar o sí o no. Y así lo van a interpretar todos los partidos, gane quien gane y pierda quien pierda.
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