SEVILLA
Ciudadanos se ha convertido en la primera fuerza política de Catalunya, es el partido con más votos y con más escaños, pero no podrá gobernar. Los grupos independentistas siguen sumando mayoría absoluta, aunque el cómputo total de sus votos esté por debajo del de los llamados partidos unionistas. La victoria de Inés Arrimadas en Catalunya “ha sido histórica, pero insuficiente” y la formación de Albert Rivera cree que la prioridad de su partido ahora es “acabar con una ley electoral injusta, que está hecha a medida del bipartidismo”. “Y el bipartidismo ha muerto”, dicen.
La experiencia catalana ha reordenado la agenda de prioridades de Ciudadanos en Andalucía, un territorio donde la formación naranja sirve de sostén al Gobierno socialista de Susana Díaz. Los de Rivera no quieren verse en la misma situación. Según las encuestas internas que ha elaborado el PSOE andaluz, Ciudadanos subirá en las próximas elecciones a costa del PP. Según los sondeos que baraja el PP, Ciudadanos crecerá a costa de robarle votos a los socialistas. El equipo de Juan Marín, portavoz del partido naranja en Andalucía, no parece acusar el desgaste de haber sido un aliado cómodo de Susana Díaz prácticamente durante toda la legislatura. Están en un momento de euforia, pero no quieren cosechar otra “victoria insuficiente” como la de Arrimadas.
El partido de Rivera registrará su propia propuesta de ley en el Parlamento antes de marzo de 2018 para posibilitar que esté lista para las próximas elecciones autonómicas, previstas para primavera de 2019. Con este movimiento, la formación naranja se desmarca abiertamente del proyecto de reforma electoral que había pactado con sus socios del PSOE, y que han estado negociando junto al resto de partidos políticos los últimos 20 meses. Ciudadanos desconfía de que ese grupo de trabajo llegue a buen puerto, después de que la Cámara haya prorrogado una vez más, y por sorpresa, el dictamen final de la reforma, alargando así el trámite parlamentario. La experiencia de Arrimadas el pasado 21-D -cuya victoria se ha visto mermada en las circunscripciones pequeñas por el efecto de la “injusta ley electoral catalana”- ha empujado a Rivera a presionar a Susana Díaz en Andalucía para no verse en la misma situación.
En la última sesión plenaria, antes de las vacaciones de Navidad, el Parlamento andaluz prorrogó por sorpresa el dictamen definitivo sobre la futura reforma de la ley electoral, en el que los cinco grupos con representación llevaban trabajando más de 20 meses. El grupo de trabajo ha recibido a más de 60 expertos, juristas, abogados, agentes sociales y profesionales de distintos ámbitos que han ayudado a los grupos a repensar un nuevo modelo electoral, más justo y proporcional que el actual, si es posible. Hace un mes, cada grupo hizo acopio de todas esas propuestas y presentó su propio dictamen. PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos e IU registraron su propia fórmula electoral -con pocas coincidencias entre ellas- y ahora un dictamen final debía recoger el consenso entre las cinco propuestas. Ese último paso es en el que se ha vuelto a estancar el grupo de trabajo, y la formación naranja ha decidido seguir adelante solo con su propia iniciativa.
La reforma electoral forma parte del pacto de PSOE y Ciudadanos que posibilitó la investidura de Susana Díaz, pero la última prórroga del dictamen que debe servir de base a la nueva ley amenaza con dejarla fuera del cumplimiento del acuerdo. Los asesores jurídicos del partido naranja han apremiado a este grupo a acelerar la tramitación de la reforma electoral andaluza fijando una fecha tope: “Si la proposición de ley no entra en el Parlamento antes de marzo de 2018, es matemáticamente imposible que esté vigor antes de las próximas elecciones autonómicas”, previstas para marzo o abril de 2019 (si no hay adelanto). Para evitar ese escenario, Ciudadanos forzará el debate sobre la reforma electoral antes de la fecha límite y registrará su propia proposición de ley en el primer trimestre del año que viene, para posibilitar así que la tramitación culmine a tiempo para los próximos comicios.
El órdago ha llegado a oídos de Susana Díaz, pero la presidenta andaluza no parece sentir la presión que proyectan sus socios. Díaz le ha trasladado a Marín que la ley electoral vigente, “por muy injusta que sea”, ha posibilitado que en Andalucía haya gobiernos con mayoría, gobiernos con minoría y de coalición, y hasta cinco partidos con representación en el Parlamento.
La presidenta de la Junta defiende la reforma de algunos aspectos de la legislación actual, como la elección en segunda vuelta, las listas abiertas o la doble cremallera (para que haya el mismo número de hombres y mujeres como cabezas de cartel). Pero tiene más reservas a la hora de tocar la arquitectura básica de la ley, el reparto por circunscripciones o el número de diputados, cuestiones que, además, requieren una reforma del Estatuto de Autonomía que difícilmente estará listo para los próximos comicios. Por encima de todos, el mayor argumento de Susana Díaz en esta materia es su rechazo a tocar la ley electoral si no hay unanimidad de todos los grupos. “No voy a tocar las reglas del juego si no estamos todos de acuerdo”, le ha dicho a Marín.
Ciudadanos cree que PSOE y PP se escudan en “la excusa de lograr un acuerdo por unanimidad” para retrasar el debate y que el proyecto de ley conjunto no esté a tiempo. La formación de Rivera se siente castigada por un sistema electoral que, dicen, “privilegia a los grandes partidos en detrimento de los más pequeños”, sobre todo en las circunscripciones con menos población. Es una denuncia que articulan tanto en Andalucía como en Catalunya, y que también reprochan al presidente del Gobierno. Rivera quiere usar el buen resultado de Arrimadas el 21-D para presionar a Mariano Rajoy con una reforma de la ley electoral nacional, y para ello ha pedido a su grupo en Andalucía que empiece por apretar las tuercas a Susana Díaz en el último tramo de legislatura.
Faltan 13 meses para las andaluzas y los partidos aquí ya han entrado en modo campaña. Con los Presupuestos Autonómicos para 2018 ya aprobados, Díaz puede gobernar cómodamente hasta final de legislatura sin depender de sus socios, sin atender a sus presiones con riesgo de disolver el Parlamento, como ocurrió en enero de 2014, cuando rompió el pacto que le unía a IU y precipitó los comicios un año antes de la cuenta. Esta vez el escenario es distinto: Díaz se siente cómoda, consolidada y no tiene prisa por adelantar el calendario electoral andaluz. “No voy a adelantar las elecciones, tranquilícese”, le espetó al líder del PP-A, Juanma Moreno, en la última sesión de control al Gobierno.
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