Este artículo se publicó hace 8 años.
Soria, el único amigo de Rajoy que se queda sin su retiro dorado
Wert, Cañete, Pastor... casi todos los ministros cercanos al presidente que han abandonado el Gobierno han logrado puestos de relevancia y, sobre todo, bien pagados. La excepción es el extitular de Industria, obligado a renunciar al Banco Mundial.
-Actualizado a
MADRID.- "En el PP nunca dejan caer a los suyos y, menos aún, si se trata de amigos de Mariano Rajoy". Esta frase, repetida hasta la saciedad en pasillos y cafeterías, se confirma con la propia realidad. Casi todos los ministros cercanos a él que han salido de su Gobierno cuentan con un retiro dorado, colocados en puestos de mayor o menor relevancia, mejor o peor pagados, pero, en cualquier caso, muy decentes para una jubilación política.
¿La excepción? Salvo sorpresas, la del extitular de Industria, José Manuel Soria, que ha tenido que retirar su candidatura al Banco Mundial ante el escándalo suscitado.
El primero en abandonar el Ejecutivo fue Miguel Arias Cañete, que cambió el Ministerio de Agricultura por ser cabeza de lista del PP a las elecciones europeas de 2014. El objetivo entonces estaba claro: buscarle una cartera importante en la Comisión Europea.
Sus declaraciones machistas en el debate electoral contra Elena Valenciano, entre otras cuestiones, lo impidieron pero, aún así, Cañete, pese a estar ligado históricamente a la industria petrolera, es comisario de Clima y Energía de la UE.
Ni su implicación en el caso Acuamed ni la de su mujer en los papeles de Panamá han conseguido arrebatarle su puesto en Bruselas, en el que cobra 20.832 euros al mes, sin contar dietas y gastos.
La siguiente en darse de baja del Gobierno fue Ana Mato. La exministra de Sanidad se vio forzada a dimitir después de que el juez Ruz decidiera sentarla en el banquillo por el caso Gürtel, en noviembre de 2014. El juicio será el próximo 4 de octubre.
Tras haber permanecido meses en el olvido, su nombre volvió a los titulares después de que el PP la reingresara en el partido para evitar que perdiera sus "derechos laborales". Poco después se supo que, pese a no haber transcurrido los dos años marcados por la ley para volver a ejercer una actividad privada tras haber ocupado un cargo público, Mato iba a dirigir un nuevo fondo europeo en Bruselas.
Además, la Oficina de Conflictos Intereses del Gobierno autorizó a la exministra y exdiputada a colaborar profesionalmente con la empresa Transport System Worldwide, una sociedad investigada por pagos al también conservador Vicente Martínez Pujalte -a través de su empresa- mientras era diputado.
La dimisión de José Ignacio Wert tardó en llegar y no lo hizo hasta después de haber dejado rematada su cuestionada tarea: la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación (Lomce) que fue contestada con incontables mareas verdes y no pocas huelgas en todos los sectores educativos.
Sólo unos meses después, tanto él como su nueva mujer, Montserrat Gomendio -quien le había acompañado al frente de la Secretaría de Estado de Educación, dependiente de su departamento- habían sido recolocados en Francia. Rajoy había concedido al exministro la embajada de la OCDE en París, una de las mejor remuneradas de la representación exterior de España. Gomendio había sido fichada con anterioridad, también por la OCDE, como directora general adjunta de Educación.
Ahora viven su luna de miel en una residencia oficial ubicada en una de las calles más caras de la capital gala (el alquiler de su piso, de 500 metros cuadrados, asciende a 11.000 euros al mes), con dos personas a su servicio pagadas también por el Estado y un coche oficial con chófer siempre a su disposición. ¿El sueldo? 10.000 euros al mes más gastos de representación.
Una de las más fieles amigas de Rajoy, de las de toda la vida, es sin duda Ana Pastor. La exministra de Fomento no llegó a dimitir pese al accidente del Alvia en Santiago que la puso en el ojo del huracán. El presidente tenía un destino mejor para ella -que también le beneficiaría, de paso, a él- y, por ello, la convirtió en la tercera autoridad del Estado después del rey y de sí mismo.
Ahora le corresponde, como presidenta del Congreso de los Diputados, un salario de 192.622, 64 euros al año desglosados en un sueldo base de más de 2.800 euros al mes, más un plus por ser miembro de la Mesa (3.064,57 euros), otro por gastos de representación (3.327,89 euros); y otro, por gastos de libre disposición (2.728,57 euros).
Además, su marido, José Benito Suárez, fiel acompañante de Rajoy en sus caminatas de verano en la Ruta da Pedra e da Auga en Pontevedra, es el actual presidente de la autoridad portuaria de Marín-Pontevedra. Un puesto político al que accedió tras haber sido director general de Interior y Protección Civil de la Xunta de Galicia o teniente de Alcalde en Pontevedra, entre otros cargos.
El titular de Interior sigue siendo ministro en funciones pero, de haber nueva formación de Gobierno, todo apunta a que no repetirá en el cargo. Jorge Fernández Díaz ha sido el último dedo en el ojo de Rajoy, al estallar en plena campaña el escándalo de las escuchas desveladas por Público y en las que se demostraba que el Ejecutivo intentó conspirar con la Oficina Antifraude de Catalunya contra las formaciones nacionalistas.
Pese al revuelo, su amigo fiel no se atrevió a destituirle. En los mentideros de Génova y Moncloa corrió a voces el rumor sobre su posible destino futuro: el Vaticano. Pero, aunque "el PP no deja caer a los suyos...", fue el mismísimo Papa quien, al menos de momento, ha vetado esa posibilidad: Francisco no quiere embajadores del Opus Dei.
No obstante, hoy Fernández Díaz sigue en funciones y, en cualquier caso, seguirá cobrando los casi 3.000 euros de sueldo base que le corresponden como diputado en el Congreso. Que permanezca en su escaño cuatro años o tres meses más, dependerá sólo de si se forma Gobierno.
Constatado queda, por tanto, que ni el PP ni Rajoy abandonan a sus amigos, por muy metidos en el fango que se encuentren. De todos ellos, el único que ha corrido peor suerte ha sido el extitular de Industria.
José Manuel Soria dimitió este mismo año tras verse salpicado por los papeles de Panamá. Abandonó no sólo su puesto en el Ministerio, sino también su escaño y la presidencia del PP canario. Tras la primera derrota, su futuro previsto asomó levemente en junio, cuando varios medios adelantaron su petición para ocupar un puesto en el Banco Mundial, aunque el propio Luis de Guindos lo negó.
El pasado viernes, tras la investidura fallida, todo se confirmó. Rajoy le había propuesto como candidato para representar a España en el organismo internacional. De haberlo logrado, cobraría 226.000 euros libres de impuestos. Pero las mentiras y medias verdades con las que el Gobierno y el PP explicaron el escándalo, enterraron los planes de Soria: fue obligado a dimitir por segunda vez. Es... el gafe del equipo.
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