Este artículo se publicó hace 9 años.
Sánchez acusa a 'El País', Alierta (Telefónica) y “otras personas” de evitar un Gobierno de izquierdas
Asegura, en su primera entrevista desde que dejó el escaño, que el PSOE está condenado a entenderse con Podemos y constata que dará la batalla: "No estoy muerto"
Manuel Sánchez
-Actualizado a
MADRID.- El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acusó directamente al diario 'El País', al expresidente de Telefónica, César Alierta y, a otras personas, de haber "evitado un Gobierno de izquierdas”.
Sánchez, en la entrevista al programa “Salvados” de La Sexta, reveló que desde el diario de Juan Luis Cebrián se le hizo llegar que no le iban a dar su respaldo editorial sino buscaba un acuerdo para facilitar un Gobierno conservador.
El ya exdiputado del PSOE defendió su gestión al frente del partido todo el tiempo y confesó que decidió no facilitar en ningún caso el Gobierno Mariano Rajoy, cuando el nuevo presidente le dijo que no sólo necesitaba la investidura, sino también apoyo para gobernar.
Sánchez también pidió respeto tanto a los diputados del PSOE que se han abstenido como a los que votaron que “no” en la investidura de Rajoy, pero reprochó a la Gestora del PSOE haber creado un dilema innecesario al buscar una votación en bloque y no una votación técnica de sólo once miembros. “Es cuando me di cuenta que me querían situar fuera del Congreso para que tuviera las menores plataformas posibles para presentar mi candidatura a las primarias”, confesó.
En la entrevista ya declaró que quería volver a intentar ser secretario general del PSOE y que se presentaría a las primarias si “la piscina tiene agua”, todo ello rodeado con un discurso muy de izquierdas. “El PSOE y Podemos están condenados a entenderse. Y el PSOE debe reconciliarse con el votante de izquierdas”, afirmó.
Censuró la traición en toda regla del portavoz del PSOE en el Congreso Antonio Hernando, y fue menos duro con Susana Díaz, a quien le pidió que tiene que hacer una reflexión para que el socialismo andaluz “sea un sistema de estabilización del socialismo español”.
También se atrevió con Felipe González de quien dijo que ya no es Dios ni ya se reconoce en él.
Y, aunque dijo que durmió tres horas, acabó con una frase: “No estoy muerto, aquí estoy”.
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