Este artículo se publicó hace 9 años.
Sánchez se envuelve en la bandera de España y se viste de presidente
Terminó el acto besando a su mujer, Begoña Gómez, en el escenario ante todos los dirigentes socialistas.
Manuel Sánchez
-Actualizado a
MADRID.- Ni fue vestido para un acto de proclamación como candidato por parte de su partido. Ni hizo un discurso de candidato arengando a sus fieles a ganar las elecciones. Ni el puño y la rosa estaban muy presentes en la escenografía del acto.
El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, quiso este domingo hacer un acto para él, con una estética muy al estilo de los partidos norteamericanos y rompiendo esquemas más tradicionales en el PSOE.
Así, fue impecablemente vestido con un traje negro y corbata roja; hizo un discurso en clave presidencialista no de partido, apelando al diálogo entre todos y, como gran sorpresa, gran parte de su intervención estuvo presidida por una inmensa bandera de España, junto al escudo constitucional, que se proyectó en la pared a la espalda del atril dónde él hizo la intervención. Por no faltar, ni faltó la presentación en el escenario de su esposa, Begoña Gómez, a quien no dudó en besar. Otra escenografía de que ahí primera dama.
La bandera causó murmullos en la platea del Teatro Price de Madrid, que con una capacidad de menos de 2.000 personas ni se llenó, y los comentarios para todos los gustos volaron por las redes sociales.
Pero allí estaban toda la cúpula socialista, un tanto sorprendida, escuchando a su candidato ante una inmensa bandera de España y el escudo constitucional. No faltó nadie. Todos los secretarios generales, incluida Susana Díaz; el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero; el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba; el ex vicesecretario general, Alfonso Guerra; el secretario general de la UGT, Cándido Méndez; toda la Ejecutiva y todo el Comité Federal del PSOE.
Tras un encendido discurso del presidente de Asturias, Javier Fernández, que fue la persona elegida por Sánchez para su presentación -en un claro mensaje en clave interna-, el líder socialista leyó su intervención, que pareció demasiado institucional para un acto de partido.
Sánchez empezó reivindicando la historia del PSOE, al que tildó como el partido más importante de España, y la formación que más ha contribuido a construir el actual presente. Pero dijo que ahora toca mirar al futuro, "y vamos a liderar un cambio seguro y valiente, coherente con nuestros valores socialdemócratas, un cambio que una y en que se reconozcan todos los españoles".
El candidato socialista también dedicó un espacio de su discurso a reivindicar la necesidad de recuperar la convivencia en nuestro país. Así, pidió que de la vida pública se destierre el insulto, la descalificación y el miedo, "y se abra un diálogo fructífero entre todos".
Por ello, apenas hubo duras críticas al PP, aunque sí afirmó que los españoles llevan ya demasiado tiempo "sufriendo un mal Gobierno, que gobierna solo y contra todos". En contraposición, afirmó que se comprometía a gobernar "en la ejemplaridad y en la alternancia constructiva", dijo.
Pero su compromiso más contundente durante todo su discurso fue uno muy arriesgado: "Me comprometo a erradicar el paro y la corrupción", y para estos dos retos pidió el apoyo de todos, "porque lo tenemos que hacer juntos", añadió.
Apenas hubo duras críticas al PP, aunque sí afirmó que los españoles llevan ya demasiado tiempo "sufriendo un mal Gobierno, que gobierna solo y contra todos".
Asimismo, reivindicó la España federal y la transición democrática, en clara contraposición a los mensajes de Podemos. "No estoy de acuerdo con quienes pretenden deshonrar a nuestros padres para honrar a nuestros abuelos. En nombre de quienes nacimos en democracia, os doy las gracias a quienes la trajisteis".
Y de nuevo con la bandera de España a su espalda – que desapareció unos minutos para exhibir el lema del PSOE de precampaña "el cambio que une"- Sánchez habló sin pudor de patriotismo: "Ser patriota es un valor exigente, porque ser patriota es querer que la historia de tu país discurra por la senda de la prosperidad y de la libertad de sus ciudadanos".
Los fieles a Sánchez estaban encantados por cómo había salido el acto, y no dudaban en poner sonrisa maliciosa cuando se les pregunta si detrás de todos los símbolos y gestos
exhibidos este domingo se escondía una estrategia política de campaña. No quisieron adelantar nada: "Las estrategias se ponen en práctica, no se cuentan", decían, citado una vieja frase de José Blanco. Incluso, irónicamente bromeaban sobre por qué había causado tanta polémica la bandera. "Deberíamos ya estar acostumbrados", afirmó una colaboradora del líder socialista.
Sin embargo, todo apunta a que hay mucha estrategia de campaña detrás de la bandera, el escudo, el traje y el beso. El tiempo lo dirá.
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