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Las relaciones entre PP y Vox, los dilemas de Cs y los liderazgos de la izquierda marcan el curso político en Andalucía

La legislatura supera el ecuador y entra en su tercer año, que será decisivo para los objetivos del PP de Juanma Moreno: consolidar el inesperado giro a la derecha en Andalucía producido hace dos años

El líder del PP-A, Juanma Moreno, durante su comparecencia  en el Parlamento de Andalucía en Sevilla tras firmar los acuerdos con Cs y Vox para su investidura como próximo presidente de la Junta de Andalucía. EFE/Jose Manuel Vidal.
El líder del PP-A y presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, hace dos años, tras firmar los acuerdos con Vox. –EFE/Julio Muñoz.

raúl bocanegra

El Gobierno de Juanma Moreno, formado por una coalición de PP y Ciudadanos, arranca el curso 2021 con el horizonte de estabilidad despejado tras la aprobación de los presupuestos hace unos días con el apoyo imprescindible de Vox. Es el tercer año del experimento político inédito hasta entonces en España, que se inauguró tras las elecciones de diciembre de 2018 y que se presenta como decisivo para las aspiraciones políticas de Moreno y del PP, que son repetir en la presidencia de la Junta y consolidar, darle carta de naturaleza, al inesperado giro hacia la derecha en Andalucía.

El asunto de primera necesidad que tiene que resolver en estos meses el Gobierno, al igual que el resto de administraciones, es la vacunación de la población contra la covid19, que ya ha generado roces con la oposición –PSOE y Unidas Podemos– porque no se han puesto todas las vacunas recibidas (Salud ha defendido tener "un volumen de seguridad para tener asegurada la segunda vuelta a todos aquello a los que se le pone la primera vacuna”). En los últimos meses, la gestión del Ejecutivo andaluz, que empezó con buen pie, ha empezado a sufrir un desgaste, justo cuando le ha tocado gestionar la pandemia y tomar decisiones impopulares y un tanto contradictorias, en un intento de compaginar economía y salud pública.

Más allá de cómo se aborde la salida del túnel que se atisba con la llegada de las vacunas –este es un asunto que no depende solo del Gobierno andaluz–, en lo político, a la espera de saber el efecto y la onda expansiva que genere en el resto del Estado, el resultado de las elecciones catalanas, hay varios asuntos que requerirán de la atención del presidente Moreno, de su socio de Gobierno, Ciudadanos, y de su sostén parlamentario, la ultraderecha de Vox. Además, la oposición, PSOE, Unidas Podemos, y las fuerzas de Teresa Rodríguez, una vez que el proyecto de Adelante Andalucía ha implosionado, tendrán también que despejar su panorama y formular su proyecto y sus liderazgos. Siguen algunas claves sobre el paisaje político en la Comunidad.

Las relaciones entre PP y Vox, la paradoja de Moreno

Moreno, el primer dirigente conservador en España que se lanzó a blanquear los planteamientos antifeministas y xenófobos de la ultraderecha, busca, sin embargo, repetir como presidente con un perfil centrista. Para llegar al Gobierno y para mantenerse en estos años, ha hecho severas concesiones a Vox, no en el plano económico, sino simbólico, que es donde ha decidido jugar Santiago Abascal. Casa mal la retórica centrista de Moreno con la ausencia de confrontación cuando la ultraderecha se desliza por la pendiente antifeminista y de criminalización de la inmigración.

Moreno, ciertamente, no es una persona de opiniones radicales, y es un hombre educado, de formas moderadas. Todo el Gobierno, además, incluido el vicepresidente Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía, ha asumido la tarea de protegerle de todos los ataques y de cualquier desgaste. El presidente comparte planos en la gestión con todos los consejeros, y tiene, además de Marín, a otro parapeto: el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo.

Sin embargo, el hartazgo ciudadano por las restricciones y la pandemia, también han afectado a su imagen pública, que al igual que su gabinete, sufre un leve desgaste.

La fecha natural de las andaluzas es diciembre de 2022. Para llegar al año próximo –no tanto hasta diciembre– con la estabilidad política por bandera, podría bastarle a Moreno con los presupuestos recientemente aprobados, los del 21. Hay varias preguntas que se responderán este año ¿Se presentará el PP a las elecciones más cerca o más lejos de Vox? ¿Aplicará el PP los pactos con la ultraderecha en toda su intensidad?

Lo que revelan todas las encuestas son dos cosas relevantes que pueden ayudar a comprender la estrategia de Moreno y los suyos para el curso político que empieza.

Por un lado, la abstención. Todas las proyecciones y el análisis de los datos históricos revelan que una baja participación favorece a la derecha y una más alta a la izquierda.

Tanto si la legislatura llega hasta su final natural como si se celebran elecciones unos meses antes –porque no se produzca un nuevo acuerdo presupuestario entre PP, Cs y Vox–, en la primavera o el otoño de 2022, Moreno tiene la posibilidad de ir en solitario, a la espera de lo que suceda con los próximos Presupuestos Generales del Estado, que consolidarían al Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos en España y despejarían el panorama electoral del año 2022. La serie histórica demuestra que la participación desciende cuando las autonómicas se celebran sin la compañía de otras elecciones. No despertar a la izquierda y erosionar al PSOE es, de este modo, uno de los objetivos fundamentales del PP y sus socios.

Y, por otro, los sondeos, en este momento, revelan que si Moreno quiere repetir deberá contar, de una o de otra manera, con Vox –incluso en algún escenario marginal, podría prescindir de Ciudadanos–. Por tanto, este componente de la ecuación electoral, aunque sea a su pesar, la necesidad del apoyo de Vox para gobernar, puede impedir que se produzca una ruptura real, evidente y corrosiva con la ultraderecha, con la que comparte algunos objetivos ideológicos –otros no–, y con la que está abocado, según las encuestas, a compartir los espacios.

Los dilemas de Ciudadanos

Juan Marín, amante del buen western, afronta un año solo ante el peligro. Su apuesta inequívoca por la derecha en Andalucía y por fortalecer el Gobierno andaluz, que en última instancia, depende de Vox, lo han alejado del centro político y del PSOE que dirige Susana Díaz. No está claro, en este momento, que vaya a repetir como candidato de su partido a la presidencia de la Junta y la huida, a las puertas de las catalanas, de Lorena Roldán, uno de los rostros señeros de Ciudadanos, ha reabierto este debate.

Ni él ni Moreno ni Bendodo ocultan sus simpatías y afinidades mutuas, fortalecidas por el tiempo en el Gobierno, ni tampoco se esconde que el vicepresidente de la Junta considera que Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos, no le ha tratado como corresponde desde que tomó el control del partido. Marín ha tratado de zanjar el asunto de Roldán con una frase que le perseguirá, con seguridad, el resto de la legislatura: "Gracias por los servicios prestados, espero que le vaya bien, pero yo desde luego si me voy de Cs me voy a mi casa, no a otro partido", según recoge Europa Press.

Marín cuenta con cierta oposición interna –la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, y el portavoz parlamentario, Sergio Romero– en puestos clave para el buen funcionamiento del partido. Sin embargo, nadie en Ciudadanos ha cuestionado públicamente que el camino correcto en Andalucía sea defender el Gobierno de coalición y su repetición, aun a costa de perder cierto espacio de moderación. ¿Habría unos nuevos presupuestos, para los que Ciudadanos, obligatoriamente, necesita a Vox? ¿Marcará distancias Marín con la ultraderecha? ¿Se producirá un acercamiento al PSOE andaluz? 

Las expectativas electorales de Ciudadanos han mejorado ligeramente desde la debacle de Albert Rivera en las generales de hace un año. La curva va ligeramente en ascenso, pero algunos de esos mismos sondeos pronostican que Vox superará a Ciudadanos. Si esto sucede, si la ultraderecha se sitúa como la segunda pata de los acuerdos a tres, lleva a plantearse escenarios no queridos ni por Moreno ni por Marín, pero podría suceder que Abascal reclamase entrar en el gobierno, lo que dejaría una papeleta a los dirigentes de Cs. ¿Compartir espacio de Gobierno con Vox? ¿No hacerlo y buscar entendimientos con la izquierda?

El liderazgo y el proyecto del PSOE

Además de encontrar el tono adecuado –lo que por momentos ha conseguido– para ejercer la oposición en Andalucía, algo muy complicado después de 36 años de gobiernos consecutivos y de que la jefa de la oposición es la expresidenta de la Junta, el PSOE de Andalucía resolverá la cuestión del proyecto y del liderazgo en el próximo congreso, cuya fecha queda a expensas de las decisiones que tome Ferraz sobre el momento idóneo para abrir ese melón. Ambas cuestiones, la del tono y la del liderazgo van en realidad unidas. Si hay un liderazgo bien asentado, hay un tono y un proyecto y viceversa.

Susana Díaz, la expresidenta de la Junta de Andalucía, tiene en este momento decidido presentar de nuevo su candidatura a la secretaría general del PSOE de Andalucía, que debe resolverse en unas primarias con el voto de los más de 40.000 militantes del partido en la Comunidad. Un grupo de críticos a su gestión trabaja en paralelo para conformar, sí o sí, una candidatura alternativa para la que aún no tienen una cabeza de cartel.

También existen posiciones intermedias entre las de Díaz y los críticos, la de quienes quieren un pacto –con uno u otro liderazgo– que no acabe por desangrar al partido en otra guerra civil tras la pérdida de la Junta de Andalucía. Y se mezclan también los intereses de cada cual de cara al congreso federal, que se producirá antes del regional, y los provinciales, que serán después.

Díaz y Sánchez han recompuesto sus relaciones y hablan a menudo y de manera fluida, según las fuentes consultadas. Sin embargo, aún no se conoce la decisión final que tomará el presidente y secretario general al respecto de Andalucía, lo que podría influir de manera relevante en el resultado de las primarias.

En San Vicente, el cuartel general del PSOE andaluz, después de un año y medio en estado de shock, se trabaja ya con un rumbo, en la misma línea explorada por el federal con el Gobierno de coalición: con acuerdos hacia su izquierda, inmediatos desde la ruptura del pacto de Gobierno con IU, hace un lustro –este mismo martes ha presentado una iniciativa conjunta con Adelante Andalucía, para reclamar un Pleno extraordinario en la Cámara andaluza–, aunque lo hacen de momento, con cautela, sin dejar de intentar ocupar el espacio político en el centro que, considera, le ha dejado Ciudadanos, con el objetivo de mantener y ampliar su base social.

Las encuestas no ofrecen el mejor panorama para los socialistas a día de hoy en Andalucía. Aunque Moreno sufre un leve desgaste, el PSOE, tras la victoria-derrota (fue la primera fuerza, pero no pudo gobernar) de diciembre de 2018, no ha sido aún capaz de rentabilizarlo. La izquierda no llega en este momento a superar al triunvirato de PP, Cs y Vox ni sumando todos sus escaños, según los sondeos, aunque se queda a las puertas en las mejores proyecciones para sus intereses.

La izquierda, dos proyectos y dos –o tres– partidos

A la izquierda del PSOE, el proyecto –ambicioso– de Adelante Andalucía, que unió a todas las fuerzas antes de los comicios de 2018, ha implosionado de la peor manera, con la expulsión de Teresa Rodríguez, la candidata, –y de los suyos– del grupo parlamentario. La decisión, de inciertas consecuencias electorales, ha llevado a despejar, por otra parte, el panorama.

Por un lado, Unidas Podemos, y por otro, el proyecto andalucista y anticapitalista de Rodríguez. Además, Más País, el partido de Íñigo Errejón, también ha configurado una dirección andaluza que podría llevarles también a acudir a los próximos comicios. Al igual que el PSOE, Unidas Podemos, a quien las encuestas le dan un papel predominante tras la ruptura con Rodríguez, tiene que resolver la cuestión del liderazgo.

Su secretaria general, Martina Velarde, diputada en el Congreso por Córdoba, según los sondeos, tiene la necesidad de aumentar su conocimiento entre los votantes y de participar más de los debates andaluces. En su haber tiene una sólida entente con IU –una fuerza con un suelo electoral alto en Andalucía, con decenas de alcaldes– y con su coordinador general, Toni Valero, quien ha asumido el coste político, el que sea, de la ruptura con Rodríguez.

Por el camino, al igual que el PSOE, en paralelo a los acuerdos en Madrid, se configura también una escena diferente en sus relaciones mutuas. Sin haberse solventado los recelos históricos y haberse cerrado las heridas abiertas tras la ruptura de 2015, Unidas Podemos no cierra las puertas a los socialistas. La presencia de la ultraderecha en las instituciones es decisiva.

Rodríguez, por su parte, ha anunciado un proceso, llamado Andalucía no se rinde, para agrupar fuerzas, medirlas y, tomar decisiones. A su lado, tiene los restos del andalucismo de izquierdas y aún conserva capital político.

La presencia de Más País Andalucía añade complejidad al escenario político. Las presiones que recibe Esperanza Gómez, la coordinadora van dirigidas a que se incorpore a alguna alianza para que no se pierdan votos en unas elecciones en las que cada uno de ellos parece decisivo para la gobernabilidad. Sin embargo, de momento, el proyecto de Errejón calza sus propios zapatos.

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