MADRID.- El presidente del Gobierno está "traumatizado" con las imágenes de refugiados publicadas en los últimos días, entre ellas, la del cadáver del niño sirio en la orilla de una playa turca. Por eso, según ha trasladado el vicesecretario general del PP, Pablo Casado, Mariano Rajoy se ha "remangado" para trabajar por los refugiados que llegan a las fronteras europeas y y acogerlos en España. Éste ha sido, en líneas generales, el discurso del jefe del Ejecutivo ante el Comité Nacional de su partido, reunido en la sede nacional de la calle Génova.

En los detalles, sin embargo, se desinflan las intenciones, ya que ni el Gobierno ni el PP confirman siquiera la cifra de 15.000 refugiados que la Comisión Europea ha asignado a España. Rajoy negó incluso la semana pasada tener conocimiento del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que le asignaba esta cifra. Casado ha pedido que se espere a la reunión que el día 14 -dentro de una semana- mantendrán los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea para concretar las medidas que se tomarán en cada país, incluido el número de refugiados, que puede aumentar conforme pasan los días, aseguran fuentes del PP.

Casado se ha mostrado partidario, asimismo, de tener en cuenta las particularidades de cada país, ya no sólo de carácter económico -como el paro que mencionó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, la semana pasada-, sino social y de precedentes de acogida. "Hay que poner en valor el número de inmigrantes" que viven en España, ha subrayado el portavoz conservador, que además, ha insistido en que a la hora de hablar de refugiados, debe diferenciarse claramente entre quienes huyen de la guerra y una muerte segura y quienes buscan una vida más próspera y salir de la pobreza.

El Gobierno y el PP, sin embargo, creen que de poco sirve acoger a refugiados sin acabar con la guerra de Siria, de donde parten la mayoría de ellos. Aunque los conservadores no se pronuncian aún sobre su apoyo a una intervención militar en el país que lleva cinco años en guerra, con el último llamamiento del presidente francés, François Hollande, la incursión internacional armada parece cada vez más cerca.