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Quince diputados del PSOE y Sánchez, con el espíritu del “no” a Rajoy

La división interna en el Grupo Socialista es total, y hasta abstencionistas salieron llorando del Congreso.

La diputada del PSOE Margarita Robles durante las votaciones del debate de investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, esta tarde en la Cámara Baja. EFE/Javier Lizón

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.- Lo mismo merecía la pena que para matar a Pedro Sánchez se acabara con el PSOE. Y eso pareció este sábado tras la votación de investidura donde los socialistas dieron el Gobierno al PP a Mariano Rajoy.

Por la mañana se acabó con un Pedro Sánchez muy emocionado y, por la tarde, el PSOE terminó con diputadas llorando en el patio del Congreso que hasta se habían “abstenido” en contra su voluntad. Se ha acabado mucho PSOE. Eso sí, Antonio Hernando nunca llora.

José Blanco dice que esto se olvida en ocho meses, pero el desgarro en las filas del PSOE por dar el Gobierno al Partido Popular y con Mariano Rajoy al frente, puede durar más tiempo. Y entre sus votantes y militantes la herida no se cose en ocho meses.

Quince fueron finalmente los que desafiaron a la Gestora y al Comité Federal, y que mantuvieron su voto en el “no” pese a la marcha de Pedro Sánchez, “por convicciones” y por una incapacidad política de votar a Mariano Rajoy.

Los siete diputados del PSC fueron a bloque, aunque a Maritxell Batet le costó decir el “no”. Y luego mantuvo su palabra Margarita Robles, Susana Sumelzo, Odon Elorza, Zaida Cantera. Los dos parlamentarios de Baleares, Rocío de Frutos de Galicia y María Luz Martínez Seijo, de Castilla y León.

Tres diputados más del PSOE utilizaron la coletilla de “imperativo legal” para abstenerse, y más de otra decena hubiera dicho que “no” a Mariano Rajoy con muchas ganas pero acataron la disciplina de voto. En total, hubieran sido casi el 40% del Grupo Socialista.

Por eso, el PSOE sale de la votación dividido, señalado, y casi hundido. Intentando ser oposición como un favor, y vendiendo cualquier prebenda que le arañe al Gobierno como un triunfo de su acción opositora.

Salió del hemiciclo un PSOE triste y cabizbajo, como nunca, menos algunos que odiaban tanto a Pedro Sánchez que esto les merecía la pena. Y los diputados del PP dando las gracias a los socialistas.

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