Este artículo se publicó hace 10 años.
El PP se hunde por Euskadi en su peor crisis a dos meses del 20-D
Quiroga mantiene el pulso con Génova y Moncloa con un silencio de seis días por haber desautorizado su giro político. 'Público' reconstruye la semana más dura de los conservadores vascos desde el final de ETA.
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MADRID.- La crisis del PP vasco es ya una crisis del PP nacional, y llega a dos meses de las elecciones generales del 20 de diciembre. La presidenta de la formación conservadora en Euskadi, Arantza Quiroga, comparece dentro de unas horas (miércoles 14 a las 10:30 horas en la sede del partido) tras haberse mantenido en silencio durante seis días, cuando desde Madrid se desautorizó una ambiciosa ponencia con la que Quiroga y su equipo pretendían sacar al PP de Euskadi de la marginalidad en la que se encuentra tras haber obtenido apenas 102.000 votos en las elecciones municipales del pasado 24 de mayo.
Es un misterio lo que Quiroga dirá a la prensa a primera hora del miércoles, después de haberla evitado durante seis largos días en los que hasta su jefe de Comunicación tenía el móvil apagado. La presidenta del PP vasco podría anunciar su dimisión, que ha intentado hacer efectiva durante los días de silencio, o podría ceder a las presiones de su mentora y amiga, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, para que posponga su marcha hasta 2016, cuando las elecciones del 20-D hayan pasado y se celebren los congresos nacional y regionales del PP.
Quiroga y Cospedal se reunieron ayer martes por la tarde en la sede nacional del partido, según varias fuentes del PP de Euskadi
Quiroga y Cospedal se reunieron ayer martes por la tarde en la sede nacional del partido, según ha podido confirmar Público de varias fuentes conservadoras, aunque las oficiales "ni confirman ni desmienten" este encuentro, que estaría fuera de la agenda pública del PP. La primera, para intentar irse y la segunda, para tratar de convencerla de que no abandonara el barco ahora, a dos meses de unas elecciones generales.
La presidenta del PP de Euskadi fue una apuesta personal de la número dos del PP en 2013, cuando Antonio Basagoiti anunció que dejaba la política y con ella, el liderazgo del PP vasco. La decisión de Cospedal no gustó al poder fáctico del PP vasco, liderado por el ministro de Sanidad y presidente del PP de Araba, Alfonso Alonso, que tenía sus propios planes para la formación en Euskadi. Desde entonces, de hecho, Quiroga no ha dejado de ser cuestionada internamente; incluso, Mariano Rajoy tuvo que dedicar en Valladolid la Convención Nacional del PP (2014) a reforzar el liderazgo de la elegida de Cospedal, convirtiendo al PP vasco, a su número uno y a las víctimas de ETA del PP en el centro de los actos.
Quiroga contaba con el pleno respaldo de Rajoy y Cospedal para sacar al PP vasco de la marginalidad tras el fin de ETA y la normalización de la "convivencia", que admiten los conservadores
Desde entonces, Quiroga contaba con el pleno respaldo de Rajoy y Cospedal para hacer y deshacer en el PP vasco, tratando de sacarlo de esa marginalidad cercana a la extinción que tanto temen sus dirigentes desde que se acabó el terrorismo etarra y se normalizó la "convivencia", tal y como reconoce uno de los dirigentes conservadores.
Sin embargo, la apuesta que hizo la presidenta del PP vasco con su propuesta de Ponencia por la Libertad y la Convivencia que invitaba a todos los grupos parlamentarios de la Cámara de Vitoria a unirse, incluido Bildu, echó tierra encima del giro político que buscaba Quiroga.
El miércoles 7 por la mañana, el PP desayunaba con este titular en la portada de El Mundo que anunciaba la tormenta que se les venía encima desde el sector más conservador del partido y de algunas asociaciones de víctimas, empeñadas en marcar la política vasca: "El PP vasco se acerca a Bildu sin consultarlo con Génova". Quiroga telefonea entonces a Cospedal y le cuenta su posición y la necesidad de cambiar de rumbo para evitar la desaparición total del PP vasco frente a un PNV en la Lehendakaritza "con las posiciones muy claras" en su relación con las víctimas y con Bildu tras el fin de ETA. Cospedal, siempre según todas las fuentes consultadas, dice a Quiroga que tire para delante con la ponencia.
Sin embargo, una entrevista en la COPE con el ministro Alonso desinfla toda posibilidad de continuar con el cambio. El presidente del PP de Araba, desde una posición de fuerza indiscutible (el Gobierno de Rajoy y su cercanía a la vicepresidenta) desautoriza públicamente a Quiroga e insta a la retirada de la ponencia, algo que la presidenta del PP vasco ejecuta con una magra disculpa: Bildu se aprovechó de la buena intención de los conservadores y presentó la propuesta como un éxito propio. Los diputados abertzales confiesan su sorpresa por ser criticados tras elogiar la iniciativa a la que se les invitó a sumarse.
Que la propuesta de Quiroga llegara en plena precampaña era considerado incluso positivo para algunos miembros del PP, que lo ven como un "discurso de futuro"
Quiroga, tras una breve entrevista en la radio sin saber aclarar que había pasado, se aferra al silencio mientras el desconcierto cunde entre las filas conservadoras, que presionan con declaraciones desde Madrid (Javier Maroto y Dolores de Cospedal) o desde Euskadi (Borja Sémper o Nerea Llanos) felicitando a la líder del PP de Euskadi por haber "retirado" (Maroto) una ponencia que no es, ni mucho menos, lo que cuenta Bildu.
¿Respalda entonces el PP el texto de Quiroga? En Euskadi, "sin ninguna duda" y Cospedal, en declaraciones ayer en Bruselas, confirmó que también la apoyaba. ¿Por qué la retiraron? Quiroga tendría que haber consultado a priori tanto con Génova como con su equipo; es verdad, sostienen en Euskadi, que el texto de la ponencia no contiene estridencias ni renuncia alguna al discurso del PP, pero hay un cambio de forma, "el inicio de otra manera de hacer política tras un fin de etapa" que debería haberse expuesto con mucho cuidado internamente. Además, llega en plena precampaña, aunque, para algunos miembros del PP, esto sea incluso positivo para romper con la imagen de un partido atrofiado dentro del pasado del que se resiste a salir.
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