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Mejorar los resultados de 2021 sin llegar a 2017: la expectativa del españolismo de derechas para las elecciones catalanas

Las encuestas pronostican que la suma de PP y Vox podría superar los 20 diputados, pero ni con el añadido de Cs parece que llegará al 20% de los votos, muy por debajo del apoyo obtenido en los comicios de 2015 y 2017. 

El candidato del PP a las elecciones catalanas, Alejandro Fernández, durante un mitin de su partido, el 3 de abril de 2024, en Barcelona.
El candidato del PP a las elecciones catalanas, Alejandro Fernández, durante un mitin de su partido, el 3 de abril de 2024, en Barcelona. Lorena Sopêna / Europa Press

El 21 de diciembre de 2017, por primera y, de momento, única vez, un partido del españolismo de derechas se impuso en unas elecciones al Parlament. Ciudadanos (Cs), en aquel momento liderado en Catalunya por Inés Arrimadas, acumuló más de 1,1 millón de votos –el 25,35% del total– y 36 diputados. Fue un triunfo estéril, puesto que no tenía ninguna opción política de llegar al Govern en una cámara en la que se mantuvo la mayoría independentista.

Sumando el Partido Popular (PP), la derecha y extrema derecha españolista obtuvo 40 escaños y un apoyo del 29,6% –casi 1,3 millones de sufragios– aquel 2017, su techo histórico en unos comicios catalanes. Y una continuación de los resultados de 2015, un espejismo coyuntural fruto de los momentos más convulsos del procés que desapareció en 2021 y que tampoco volverá en las elecciones del próximo 12 de mayo.

De hecho, el grueso de las encuestas pronostica que este espacio puede superar ligeramente los 20 diputados obtenidos en los últimos comicios, pero que difícilmente llegará al 20% de los votos. Unas cifras también inferiores a las de 2012, año del inicio oficioso del procés. Más que un crecimiento destacable, lo que vivirá el españolismo de derechas el 12M será una redistribución de los votos, puesto que el PP experimentará un incremento importante, Vox probablemente sufrirá un cierto retroceso y Cs desaparecerá del Parlament si no hay una gran sorpresa. Dicho con otras palabras, el PP aspira a concentrar la mayoría del apoyo del espacio.

En concreto, el Barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO; el equivalente catalán al CIS) da al PP entre 9 y 13 escaños –tres en 2021–, a Vox también entre 9 y 13 –11 en 2021– y ninguno a Cs, mientras que en intención de voto el espacio se mueve en una horquilla de entre el 15% y el 21%. En 2021 acumuló 20 diputados –11 de la extrema derecha de Vox, 6 de Cs y 3 del PP, su mínimo histórico– y el 17,1% de los sufragios (7,7%, 5,6% y 3,8%, respectivamente). Otras encuestas elevan al PP de Alejandro Fernández a un máximo de 15 escaños y hacen caer a Vox a siete u ocho.

El 'procés', su mejor momento

El españolismo de derechas ha tenido tradicionalmente un apoyo residual en las elecciones al Parlament de Catalunya, casi siempre por debajo del 15%. Solo con la irrupción del procés y la polarización que comportó multiplicó coyunturalmente sus votos, hasta tocar el 30% en 2017. Representado únicamente por el PP hasta 2006 –cuando aparece Cs– y con el precedente de la Unión de Centro Democrática (UCD) en 1980 –18 diputados–, en 2021 se estrenó la extrema derecha con Vox -11 diputados-, si bien es cierto que previamente tanto PP como Cs ya habían adoptado postulados equiparables en la cuestión nacional o en temas económicos o sociales.

En 2010, antes de que el conflicto territorial se convirtiera en el eje central de la política catalana, entre PP y Cs sumaron 21 diputados –18 y tres, respectivamente– y el 15,8% de los votos -algo menos de medio millón en total-. Dos años más tarde, con unos comicios convocados por el entonces president del Govern, Artur Mas, justo después de la primera manifestación masiva del independentismo por la Diada del 11 de septiembre, la situación ya cambió y los dos partidos crecieron. En concreto, el PP llegaría a 19 escaños –su techo en el Parlament– y Cs triplicaría la representación, hasta los nueve. En total, recibieron casi 750.000 papeletas, el 20,6% de las emitidas.

El crecimiento continuaría en 2015, en unos comicios ya completamente marcados por el procés y en los qué Cs superó por primera vez al PP en el Parlament y se convirtió en el líder de la oposición, justo por detrás de Junts pel Sí, la coalición de ERC y la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). La formación de Albert Rivera acumuló 25 diputados y el 17,9% de apoyo, mientras que el PP se quedó en 11 escaños y el 8,5% de los sufragios. En total, 36 parlamentarios y el 26,4% de los votos –la suma se situó en casi 1,1 millones–.

La derecha españolista lograría su techo en las elecciones de 2017, cuando ganaría 200.000 votos, tres puntos y cuatro diputados con relación a 2015. En aquella cita con las urnas –convocada por el Gobierno a través de la aplicación del artículo 155 después de destituir al Govern a raíz de la fallida proclamación de independencia de octubre– se produjo una concentración total del apoyo en Cs, puesto que el PP se quedó en solo cuatro escaños –entonces su mínimo histórico– y menos de 190.000 sufragios.

En febrero del 2021, con un menor peso del conflicto, el españolismo de derechas quedaría reducido a la mitad, con apenas 20 diputados y menos de medio millón de papeletas (el 17,1% del total). Unos guarismos que puede superar el 12M, pero sin ir mucho más lejos, y que supondrán, casi con toda probabilidad, el epitafio de Cs como partido. El PP, a su vez, probablemente se situará en la que fue su presencia habitual en el Parlament entre 1995 y 2015, dos décadas en las que se movió entre un mínimo de 11 escaños (2015) y un máximo de 19 (2012). Resultados, en cualquier caso, que mantendrían al españolismo de derechas fuera de cualquier combinación política posible para formar gobierno.

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