Este artículo se publicó hace 8 años.
Mas se aparta a última hora y Carles Puigdemont presidirá la Generalitat
Junts pel Sí y la CUP llegan a un acuerdo que evita la convocatoria de nuevas elecciones. El hasta ahora alcalde de Girona relevará al líder de CDC al frente de un gobierno que tendrá garantizada la estabilidad parlamentaria gracias al apoyo de los diputados de la formación de la izquierda anticapitalista
BARCELONA.– Con un sorprendente cambio de guión de última hora, Junts pel Sí (JxSí) y la CUP han llegado a un acuerdo que permitirá investir este domingo al hasta ahora alcalde de Girona, Carles Puigdemont, como nuevo president de la Generalitat de Catalunya. En el límite de tiempo –mañana a las doce de la noche finalizaba el plazo para investir al jefe de Govern y, por lo tanto, impedir que el lunes se convocaran nuevas elecciones para marzo–, el pacto se ha cerrado esta misma tarde y supone, principalmente, que Artur Mas abandona la presidencia del gobierno autonómico.
Pero también tiene claras consecuencias para la CUP, ya que la formación se compromete a garantizar la estabilidad parlamentaria del nuevo ejecutivo y por ello dos de sus diputados “se incorporaran a la dinámica del grupo parlamentario de JxSí”. Además, otros dos diputados renunciarán al cargo como muestra de “autocrítica” por sus errores en la gestión de la negociación con JxSí. La investidura se formalizará este domingo por la tarde en un pleno en el Parlament, en el que Puigdemont tendrá que recibir el voto favorable de la mayoría de los diputados.
Mas ha sido el encargado de adelantar los detalles del acuerdo, en la que ha sido su última rueda de prensa como presidente catalán. Ha reconocido que lo que ha pasado “no estaba previsto 24 horas antes”, ya que él mismo había subrayado que no tenia intención de abandonar la presidencia, y ha añadido que “lo teníamos todo preparado para ir a elecciones, pero no era el escenario deseado”.
Sobre el pacto, ha comentado que es una “solución que tiene costes, pero también tiene beneficios” y estos “superan de largo los costes”. Ha confirmado que su sustituto será Carles Puigdemont, que además de alcalde de Girona es diputado de JxSí, ya que era el número tres de la lista de la coalición de CDC y ERC en la provincia de Girona para las elecciones del 27 de septiembre.
El acuerdo para constituir un Gobierno independentista en Catalunya se ha alcanzado tras más de tres meses de negociaciones y cuando pocas voces manifestaban que todavía era posible. De hecho, el viernes por la tarde terminó con un nuevo fracaso la reunión que la CUP y JxSí celebraron en la sede de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), en la que se descartaron dos propuestas de la plataforma independentista para intentar desbloquear la situación. Esta tarde, mientras Mas se reunía con la cúpula de CDC en el Palau de la Generalitat, los diputados de la CUP y su secretariado nacional estaban en la sede de la formación, esperando la confirmación del pacto.
El todavía president en funciones ha sido muy duro con la formación anticapitalista en su comparecencia. De entrada, ha desmentido todas las informaciones que lo situaban como conseller en cap [consejero jefe] del futuro gobierno, diciendo que él sólo seria “presidente o expresidente”. Con todo, ha subrayado que estará "a disposición” del ejecutivo “para lo que se me pida” y que no sabe si seguirá como diputado. Pero lo que seguro que no hará es abandonar la política activa, ya que se centrará en trabajar en la refundación de su partido, CDC, muy desgastado tras numerosos escándalos de corrupción. Además, ha dicho que tras la decisión de hoy desaparecía su compromiso de retirarse dentro de 18 meses y no ha cerrado la puerta a volver a encabezar una candidatura en unas elecciones al Parlament.
Sobre el partido de la izquierda independentista, Mas ha manifestado que la formación “ha cometido errores” y como consecuencia de ello “algunos de sus diputados tendrán que renovarse”. “Con el acuerdo se garantiza la estabilidad parlamentaria y se evita que la CUP tenga la sartén por el mango en el Parlament”, ha declarado el político convergente, para quién “lo que las urnas no nos dieron lo hemos tenido de corregir en la negociación con la CUP”. Esta última frase ha desatado una fuerte polémica en las redes sociales y ha sido criticada por los partidos de la oposición.
Antes de que finalizara la rueda de prensa de Mas, el partido de la izquierda independentista ha emitido un comunicado confirmado el acuerdo. En el texto, reconoce que se compromete a “no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso [independentista] y/o al derecho a decidir cuando esté en riesgo la estabilidad” parlamentaria del gobierno.
El cuarto punto del comunicado es especialmente duro con el propio papel de la formación y detalla que su defensa del proceso independentista tal como lo entiende “puede haber puesto en riesgo el empuje y el voto mayoritario de la población y el electorado a favor del proceso hacia la independencia en una negociación que ha desgastado a ambas partes y a la base social y popular del independentismo. Hace falta reconocer errores en la beligerancia expresada hacia JxSí, sobre todo en aquello relativo a la voluntad inequívoca de avanzar en el proceso de independencia. […] La CUP se compromete a reconstruir, a todos los efectos, la potencia discursiva y la movilización de la etapa política que empieza con este acuerdo, incluyendo la defensa activa de todos los agentes que lo hacen posible”.
El acuerdo supondrá que dos diputados de la CUP, todavía a escoger, participarán en la “dinámica parlamentaria” de JxSí, y por lo tanto asistirán a sus “deliberaciones” y actuarán “conjuntamente en las tomas de posición del grupo”. Este punto, junto al compromiso de garantizar la dinámica parlamentaria del Govern, limita la capacidad de ejercer la oposición del partido, que además hará renunciar a dos de sus diputados –de los que aún no se sabe el nombre– como muestra de “autocrítica” por sus errores en la negociación. La medida se podía interpretar como un castigo escuchando a Mas, pero a la vez supone el peaje que paga precisamente por la renuncia del hasta ahora presidente.
El plazo para investir al nuevo presidente catalán se ha agotado porque hasta hoy ambas partes se han mantenido enrocadas en sus posiciones. JxSí no aceptaba un candidato alternativo a Mas, mientras que la CUP no quería permitir la reelección del jefe de gobierno en funciones. Tras un par de meses de dura presión, fundamentalmente mediática y a través de las redes sociales, para que los anticapitalistas cedieran, la formación decidió el domingo pasado, 3 de enero, ratificar su negativa a la investidura de Mas, quién dos días más tarde reiteró su intención de no dar un “paso al lado”. Además, fue muy duro con la CUP, especialmente con la “mitad” de la formación que no aceptaba sus intenciones.
El proceso de negociación ha sido especialmente tenso para el partido, que literalmente se ha partido en dos mitades en este asunto, como se comprobó el 27 de diciembre cuando en la asamblea nacional celebrada en Sabadell se registraron los mismos votos (1.515) a favor y en contra de la investidura de Mas. Finalmente esta semana han aumentado las voces dentro de JxSí, fundamentalmente del entorno de ERC, pidiendo a Mas que se apartara para permitir un acuerdo que evitara nuevas elecciones y las entidades soberanistas también se han movilizado estos últimos días pidiendo la entente.
Y sí, la CUP ha cumplido su compromiso de campaña de no investir a Mas, pero asumiendo un peaje que puede generar un desgaste importante en la formación.
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