Este artículo se publicó hace 8 años.
La línea Maginot de la II República
Municipios de la Comunidad Valenciana recuperan vestigios de la Guerra Civil e infraestructuras de la línea defensiva XYZ como un reclamo turístico. Se ha habilitado un sendero para conocer aproximadamente cómo fue la Línea XYZ en la localidad de Jérica. Este reportaje inicia una serie de ocho artículos en los que 'Público' recupera la historia de diferentes caminos que merecen ser recordados como 'Memoria Pública'
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JÉRICA (CASTELLÓN).- El Ejército franquista llegó al Mediterráneo después de romper el frente de Aragón durante la primavera de 1938 y partió en dos el área controlada por el Gobierno de la República. En este punto, el alto mando rebelde decidió concentrar todo el esfuerzo bélico hacia el sur, incluso el general Franco marcó el objetivo de llegar a Valencia el 25 de julio, día de Santiago, patrón de España. La conquista de la capital republicana y su defensa originó la Batalla de Levante, un enfrentamiento que no ha gozado del lustre de otras contiendas, pese a resultar la victoria más importante del Ejercito Popular a lo largo de toda la guerra.
Las tropas facciosas comenzaron a presionar simultáneamente la posiciones republicanas por el norte y por el oeste. Al mando de las operaciones, los generales Antonio Aranda, desde Vinaroz; José Enrique Varela, desde las sierras turolenses, y Rafael García-Valiño, al mando de una unidad móvil, con la instrucción de bascular en apoyo de cualquiera de los dos flancos según la evolución de las operaciones. En total sumaron 125.000 hombres, mil piezas de artillería y el apoyo aéreo de los alemanes de la Legión Cóndor y los italianos de la Aviación Legionaria.
Ante esta situación, el 12 de junio de 1938, el Estado Mayor republicano elaboró de un plan defensivo para dificultar el avance. Así nació la Línea XYZ, también conocida como línea Matallanas, en referencia a Manuel Matallanas Gómez, un militar profesional que permaneció fiel a la República y que planificó la defensa de Valencia. La construcción de esta infraestructura defensiva movilizó a los menores de 40 que no estuvieran ocupados en labores agrícolas o fabriles, en total, unas seis mil personas participaron en la obra.
La linea XYZ se construyó sobre las sierras de los Montes Universales, Sierra de Javalambre, Maestrazgo y Sierra de Espadán con un trazado discontinuo que iba desde la localidad de Santa Cruz de Moya (Cuenca) hasta los alrededores de Nules (Castellón). Se trata de uno de los territorios más montañosos de la Península en el que las cimas superan escasamente los mil metros, pero extraordinariamente quebrado que desde el oeste de la provincia castellonense casi se precipita en el mar. Su extensión a lo largo de cuatro provincias evitó los ataques frontales a la ciudad de Valencia desde las posiciones rebeldes.
El diseño de Matallanas no se ajustó a lo que tradicionalmente habían sido este tipo de construcciones militares, largos tramos de trincheras de hormigón reforzado al modo de la linea Maginot en Francia o el cinturón de Hierro de Bilbao, un modelo que se habían quedado obsoleto ante el extraordinario desarrollo de los ingenios bélicos. Aquí el trazado era discontinuo y en tres dimensiones: “Escalonada en profundidad, fortificada en altura y desplegada sobre una serie de hitos geográficos relevantes”, según explican Juan Francisco Fuertes y Carlos Mallench en su libro La batalla olvidada.
Esta configuración confirió la ventaja de permitir una amplia visión de los movimientos de las tropas enemigas, facilitó el repliegue sin que llevara aparejado el hundimiento del frente y provocó un extraordinario desgaste en las tropas atacantes ante sus intentos de avance, pese a que el 12 de junio estaban a 80 kilómetros de Valencia tras la conquista de Castellón. Las características del terreno, un caótico sube y baja de montañas, barrancos, cerros y quebradas, sin carreteras transversales hicieron inviable el tránsito de carros de combate y prácticamente imposibles los ataques frontales de la infantería.
El Ejercito Popular desplegó tropas en un número similar a las franquistas a lo largo de toda la linea al mando de Matallanas y el coronel Leopoldo Hernández. En el sector de la Sierra de Espadán, se desplegaron dos cuerpos de ejército a las ordenes de los coroneles Ernesto Güemes y Carlos Romero, ambos militares de carrera leales a la República. Romero había participado en la sublevación de Jaca y fue uno de los organizadores de la defensa de Madrid.
Los rebeldes lanzaron un ataque masivo contra la línea XYZ el 13 de julio sin que consiguieran ningún avance significativo y sin que su aviación consiguiera hacer mella en las defensas republicanas, perfectamente enmascaradas sobre el terreno. Un adecuado sistema de comunicaciones y la ventaja táctica del aprovechamiento del terreno detuvo el avance enemigo mediante fuego cruzado desde distintas posiciones, también dificultó los ataques sorpresa. Pese a la ventaja numérica y la superioridad técnica del material, las sucesivas oleadas no consiguieron un cambio sustancial de las posiciones.
El 25 de julio se produjo un hecho relevante que provocó un giro de 180 grados en la situación: los republicanos organizaron una potente ofensiva y consiguieron cruzar el Ebro
El 25 de julio se produjo un hecho relevante que provocó un giro de 180 grados en la situación: los republicanos organizaron una potente ofensiva y consiguieron cruzar el Ebro. Este hecho bajo la presión en el frente de Levante y los mandos sublevados encaminaron todos sus esfuerzos en la conquista de Cataluña. De manera más atenuada, la batalla en la línea XYZ se mantuvo casi hasta el final del conflicto y solo fue superada a finales de marzo de 1939 en medio de la descomposición general de la República. El balance de la ofensiva en Levante fue sangrienta, 25.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros entre ambos bandos.
Finalizada la guerra, la mayoría la las instalaciones fueron desmanteladas y su significado y motivación pasó a la estantería del olvido. Sin embargo, desde hace unos años hay un movimiento para recuperar los restos de estas infraestructuras y se han habilitado senderos señalizados en las provincias de Castellón y de Teruel.
Durante la primera semana de junio de 2016 este movimiento ha recibido el respaldo de varios ayuntamientos del País Valencià que han organizado las Jornadas de patrimonio bélico cuya finalidad es la de “proteger el patrimonio de la línea defensiva a través de la figura de Bien de Relevancia Local, de la necesidad de formar parte de Red de Memoria Histórica y el compromiso de invertir en la adecuación, investigación y señalización de los restos con criterios homogéneos”. Asimismo, el grupo parlamentario de Compromis en la Cortes presentó el pasado mes de mayo una iniciativa para considerar los restos bélicos como bienes de interés cultural.
Este reportaje inicia una serie de ocho artículos que se publicarán cada domingo de julio y agosto para recuperar la historia de diferentes caminos que merecen ser recordados como 'Memoria Pública'
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