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La legislatura que convirtió a los partidos pequeños en imprescindibles

El primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia española ha tenido el pacto por bandera. Los partidos del Ejecutivo han tenido que hablar con el resto para aprobar todas sus iniciativas legislativas.

Yolanda Díaz y Joan Baldoví
Yolanda Díaz y Joan Baldoví intercambian posturas, en el Congreso de los Diputados, durante el debate del decreto de la reforma de pensiones, el 30 de marzo de 2023. Eduardo Parra / EUROPA PRESS

El multipartidismo precisa de pactos. Quedaron atrás las legislaturas en las que Partido Socialista y Partido Popular gozaban de mayorías absolutas y las iniciativas legislativas no precisaban de negociación. Ese tiempo se acabó y el actual dibujo parlamentario obliga a hablar, a convencer, a ceder en algunas cosas y, finalmente, a pactar.

Hitos de grandes dimensiones como la reforma laboral, la ley Celáa o la revalorización de las pensiones no habrían echado a andar si no hubiera sido por los votos de los partidos pequeños con representación en el Congreso de los Diputados y, también, en el Senado.

En una entrevista para este medio, Aitor Esteban, candidato del PNV de cara a las elecciones del 23J y portavoz del grupo parlamentario desde el año 2012, insistía justo en eso: "Esto no son unas elecciones presidenciales".

Argumentaba que los electores "tienen que votar al partido que crean que más velará por sus intereses". Y lo decía con la perspectiva de que muchas de las iniciativas legislativas que terminen aprobándose lo harán gracias al voto de esos partidos. 

La ley Celáa, como se dio en llamar la LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de Ley Orgánica de Educación), es paradigmática para entender la importancia de los partidos con menos representación en el Congreso.

Un Ejecutivo con menos de 176 diputados, como es el caso del que han conformado el PSOE y Unidas Podemos, tiene que negociar a diestro y siniestro para lograr sacar leyes adelante, para construir su obra de Gobierno. Todavía cuesta más con las leyes orgánicas. 

Para que ese tipo de leyes salgan adelante, necesitan una mayoría absoluta en el Congreso: un mínimo de 176 votos a favor. En el caso de las leyes ordinarias es suficiente con la mayoría simple, es decir, con lograr más "síes" que "noes". En la ley Celáa —ley orgánica—, los partidos del Gobierno lograron el apoyo de ERC, PNV, Más País, Compromís y Nueva Canarias. 177 escaños favorables y ley aprobada.

La reforma laboral, que se aprobó por un solo voto de diferencia, es otro ejemplo de negociación entre el Gobierno y los partidos pequeños. Aunque, en este caso, fue Alberto Casero (PP) el que decantó la balanza con su archiconocido error, la iniciativa nunca hubiera salido adelante sin los votos de Ciudadanos, PDeCAT, Más País, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe. Todos esos votos entrañan una negociación personalizada.

La revalorización de las pensiones, sin ir más lejos, tampoco hubiera prosperado sin los partidos minoritarios. Lo mismo ocurre con Ley de Vivienda, que hubiera caído en saco roto si hubiera contado solo con los escaños de los partidos del Ejecutivo.

Los votos en contra ascendieron a 167, por lo que el apoyo de ERC, EH Bildu, Más País, Compromís, PRC y Teruel Existe fueron necesarios. Todo esto por no hablar de los Presupuestos Generales del Estado.

La voz de los territorios

Diego Loras, candidato de Teruel Existe al Congreso, insiste en la importancia de que diputados de partidos pequeños tengan voz y voto —nunca mejor dicho— en el Parlamento. Desde su punto de vista, partidos como el suyo, Teruel Existe, "son los únicos capaces de poner las gafas de lo rural a las grandes formaciones".

Si mira por el retrovisor y valora la legislatura, Loras, que debutaría en el Congreso en el próximo mandato, se siente especialmente orgulloso de que su partido haya contribuido a que saliera adelante el Plan de Medidas ante el Reto Demográfico, que asegura una inversión de 10.000 millones y 130 medidas para la España Vaciada.

Fuentes de Compromís, en la misma línea, señalan que formaciones como la suya "son imprescindibles para dar voz a todas las regiones del país". Como balance de la legislatura, destacan que "por primera vez, los Presupuestos Generales han estado a la altura con el País Valencià". 

Si no fuera por ellos, zanjan, "en el Congreso de los Diputados solo se hablaría de Madrid".

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