madrid
La compleja situación parlamentaria que caracteriza a la presente legislatura puede obligar muchas veces al Gobierno a hacer equilibrios entre las posiciones más progresistas y las más conservadoras. En la pasada legislatura, la mayoría que invistió a Pedro Sánchez en el Congreso tenía un claro sesgo de izquierdas que terminó por poner su sello en el Boletín Oficial del Estado a través de numerosas medidas.
Ahora ese bloque ya no tiene el sesgo de izquierdas del anterior ciclo porque en el Parlamento actual hay mayoría conservadora, y también porque los diputados de los partidos de derechas que invistieron a Sánchez son absolutamente imprescindibles para llevar a buen puerto cualquier votación. El ejemplo más reciente y palpable son las medidas del Gobierno (y las de los partidos del Gobierno) tumbadas por el voto contrario de Junts.
La senda de déficit, los objetivos de estabilidad y el límite de gasto no financiero (conocido como techo de gasto) representan una nueva prueba de equilibrismo para el Ejecutivo. Esta semana se conocía que los de Sánchez habían decidido darse más tiempo para negociar con Junts estas cifras, ya que los nacionalistas habían anunciado su rechazo a las mismas, abocando la votación (prevista en un principio para este jueves) al fracaso.
El foco, por lo tanto, se ha centrado casi por completo en la negociación entre el PSOE y Junts, un foro bilateral que los partidos de la izquierda en el Congreso miran de reojo. Desde algunas de estas formaciones se traslada que en el Ejecutivo "creen que los votos progresistas están garantizados en el techo de gasto y que solo faltan los de Junts, pero no es así".
En Podemos, por ejemplo, advierten de que estarán atentos a posibles giros en el techo de gasto, ya que recuerdan que la propuesta de Junts es la de repartirse el margen de déficit total en tres partes iguales entre el Estado, las comunidades autónomas y la Seguridad Social (es decir, un tercio para cada una).
Esto aumentaría mucho el margen de los territorios a costa de reducir sobremanera el del Estado, en un momento en el que el PP gobierna en la gran mayoría de las autonomías.
Esta propuesta bebe de una resolución que aprobó el Parlament de Catalunya en el 2014, y a la que ahora recurre Junts para negociar con el Ejecutivo. Los de Míriam Nogueras subrayan que incluso el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) votó a favor de aquella moción y trata, así, de empujar al PSOE a negociar en esos términos.
Esquerra Republicana también aprieta
En Esquerra Republicana (ERC) están cansados de que las exigencias de Junts sean el estribillo de la legislatura y tanto en público, como en privado insisten en que sus votos tampoco están asegurados. Gabriel Rufián, portavoz parlamentario de los republicanos, deslizó ante los medios en la jornada de este martes que "si se abre la negociación para Junts, se abre para todos".
Es una idea en la que han profundizado fuentes del partido este miércoles. En ERC aseguran que pedirán contrapartidas nuevas ―además de las ya anunciadas― al Gobierno a cambio de su apoyo a las cuentas públicas, aunque no especifican cuáles.
En cualquier caso, los de Rufián ponen el acento en las veces que Junts, como ocurrió con la votación de los alquileres de temporada, ha dejado en la estacada a PSOE y Sumar y deslizan que Sánchez haría bien en cuidarse de confiar en los posconvergentes.
Fuentes de ERC explican que sus conversaciones son constantes con los socialistas, pero que después de que el Gobierno retirara la votación de la senda de déficit para tratar de lograr el apoyo de Junts, en el Congreso se inaugura una especie de nueva fase en la que las conversaciones con el resto de grupos se tendrán que extremar. ERC no votará a favor del techo de gasto ni de unos eventuales Presupuestos que no incluyan sus peticiones y, por supuesto, si no conservan el carácter progresista exigible a este Gobierno de coalición.
En cuanto a la presión de Junts para confeccionar la senda de déficit de acuerdo con la ya citada resolución del Parlament de 2014, en ERC explican que no están en desacuerdo de primeras, pero que tendrían que estudiar en profundidad la propuesta exacta de los de Nogueras.
El Bloque Nacionalista Galego (BNG) mantiene una postura algo más comedida, pero, aunque de forma más sucinta, también ejerce presión sobre Sánchez. "Para nosotros, lo importante es aprobar los Presupuestos", apuntan fuentes de la formación, en la línea de EH Bildu, que no renuncia a negociar las cuentas públicas, pero que insiste en su disposición total a aprobarlas.
"En cuanto a lo que se acuerde con Junts, siempre tendrá que pasar por el filtro de la mayoría progresista del Congreso", avisan desde el BNG. Es una forma de decir que los acuerdos a los que llegue el PSOE nunca deberían escorarse tanto a la derecha como para que las izquierdas de la Cámara se vean obligadas a rechazarlas incluso poniendo en riesgo los Presupuestos.
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