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Las izquierdas agotan todos los plazos y llegan al último día sin acuerdo para el 23J

Podemos, IU y algunas formaciones todavía no han rubricado un acuerdo con Sumar. Los de Ione Belarra piden el aval democrático de su militancia para tomar la decisión, aunque la unidad está más cerca que ayer.

Debate del estado de l nación
Yolanda Díaz, Pablo Echenique y Alberto Garzón, en una imagen de archivo. Chema Moya / EFE

La izquierda ya no tiene colchón. O los partidos que todavía no han suscrito un acuerdo de coalición para las generales lo cierran en las próximas horas (hasta las 00.00 de este viernes) o la ansiada unidad será la primera falla de un camino hacia el 23J que, en teoría, debía ser perfecto para drenar el tsunami que PP y Vox iniciaron el 28M.

Las repetidas advertencias sobre no llegar "hasta el último minuto" en las negociaciones han acabado por convertirse en un mensaje dentro de la cabeza que reafirma un efecto indeseado pero, muy en el fondo, buscado; un "qué poco me gusta llegar tarde" cuando se va en camino de un compromiso que comenzó hace media hora.

El paso del tiempo ha sido tal que ha acabado transfigurando los procesos por los que los partidos de izquierdas buscan el aval democrático de sus bases (un aval que, como explicaban algunas formaciones hace meses, no sólo legitima posturas, sino que comienza a despertar la buscada movilización y empieza a desperezar al elector que tiene fuertes deseos de quedarse en la cama el día que se ponen las urnas). La consulta en la que la dirección de Podemos pide a la militancia que le dé la última palabra (que pertenece por estatutos a los inscritos) para decidir sobre la alianza electoral es buena prueba de ello.

El miércoles por la tarde Podemos y Sumar parecían acercar un acuerdo que se llevaba resistiendo 10 días y que apenas dos días antes había sufrido serio peligro por una disputa que los de Belarra tuvieron con los comuns de Ada Colau en Catalunya. Sin embargo, la noche atrajo a los fantasmas y recuperó el truco o trato que en las jornadas anteriores había agitado las conversaciones. El trato era un acuerdo de coalición con Podemos dentro; el truco, un eventual veto a Irene Montero que cobraría mayor sentido tras el aval del Tribunal Supremo a las rebajas de penas de agresores sexuales perpetradas después de la aprobación de la denominada ley del solo sí es sí.

El jueves amaneció como algunas de las jornadas de negociación anteriores: una disputa (esta vez más soterrada y discreta) sobre los que denunciaban un veto a la ministra de Igualdad y los que desmentían esta cuestión. La mañana avanzaba y ya pocos actores políticos hacían referencia a que el plazo que se había impuesto el equipo de Yolanda Díaz había vencido 12 horas antes, y que se había entrado en el tiempo de descuento.

Las conversaciones avanzaban a buen ritmo y los acuerdos se anunciaban a cuentagotas: A Drago Verdes Canarias y a Más Madrid se unían la Chunta Aragonesista, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Ara MÉS, Batzarre y Verdes Equo en un puzle territorial cuya pieza central es Sumar.

Este jueves por la mañana, Compromís también ratificaba el acuerdo con los de Yolanda Díaz y daba a conocer que en el nombre de la marca con la que se concurrirá a las elecciones generales en el País Valencià: Compromís-Sumar-Sumem per guanyar.

Dimite Maru Díaz en Aragón y se anuncia la consulta

Faltaba Podemos, pero también otros partidos que desde el principio mostraron su disposición al acuerdo pero que todavía no habían dado su 'sí', como Izquierda Unida.

En el caso de IU, toda vez se cierre un preacuerdo, el partido tiene que convocar una reunión de la Comisión Colegiada (la dirección) para ratificarlo, aunque no se descarta convocar también a la Coordinadora Federal, el máximo órgano de ratificación (sin contar las Asambleas). En este caso, el ajustado tiempo para llegar al registro de coaliciones electorales (que finaliza a última hora de este viernes) también podría amenazar a este proceso de ratificación.

El terremoto principal de este jueves se dio en Podemos, donde se concentran todas las miradas como principal incógnita de una coalición que aspira a estar completa con los de Belarra en su seno.

Si el miércoles las direcciones de Madrid, Extremadura y Galicia mandaban un mensaje firme sobre la necesidad de la unidad (en el caso extremeño, con mención expresa a la coalición con Sumar), el jueves la coordinadora autonómica de Podemos Aragón, Maru Díaz, anunciaba que abandonaba la dirección del partido y que no sería diputada en el Parlamento regional (su escaño fue el único que consiguió la coalición de Podemos y Alianza Verde).

Díaz achacaba su decisión directamente a los malos resultados obtenidos en el 28M, aseguraba haber "entendido el mensaje" y se despedía a través de un comunicado que pedía unidad para frenar la "ola verde y azul" iniciada en municipales y autonómicas, y preservar el Gobierno de coalición progresista a nivel estatal.

La corta vida de Juntas sí se Puede

Al final de la mañana el partido anunciaba la convocatoria de una consulta a su militancia, pero no para ratificar un eventual acuerdo con Yolanda Díaz, sino para pedirle a sus inscritos que cedan su competencia a la hora de ratificar acuerdos al Consejo de Coordinación, es decir, a la dirección del partido, y que sea el equipo encabezado por Belarra el que dé el o el no definitivo a coaligarse con Sumar.

La consulta se puede votar desde las 13.00 horas de este jueves y estará abierta hasta las 10.00 horas del viernes. La pregunta concreta que traslada la dirección de Podemos a su militancia es: "¿Aceptas que el Consejo de Coordinación de Podemos, siguiendo el criterio de unidad que marcó el Consejo Ciudadano Estatal, negocie con Sumar y, en su caso, acuerde una alianza electoral entre Podemos y Sumar?".

De facto, si ganase el voto afirmativo, esta consulta faculta a la dirección del partido a tomar la decisión final sobre si confluir o no con Sumar y con el resto de organizaciones. En los estatutos de la formación, en lo referente a las competencias de la denominada Asamblea Ciudadana (el conjunto de inscritos de Podemos) se establece que le compete a este órgano "aprobar o rechazar cualquier pacto o alianza preelectoral o postelectoral, de gobierno o de investidura, con otras fuerzas políticas, así como definir los criterios marco que afectarán a dichos pactos en niveles territoriales inferiores al estatal".

La consulta fue difundida por los principales dirigentes del partido, acompañada de llamamientos a la unidad y a reeditar el Gobierno de coalición, lo que apunta a que el acuerdo con Sumar estaría un poco más cerca, algo que apuntan algunas voces de Podemos y también de la plataforma encabezada por Yolanda Díaz.

En todo caso, si la militancia da esta suerte de poder notarial al Consejo de Coordinación, los de Belarra tendrán la última palabra, lo que ahorra tiempo para poder llegar al registro de coaliciones, pero también marca un precedente desconocido en los procesos consultivos y de participación militante de este partido.

Casi al mismo tiempo, llegaba al registro del Ministerio del Interior Juntas sí se Puede, un partido dado de alta por un miembro del Consejo Ciudadano de Podemos y cuya sede radicaba en el mismo domicilio que la formación morada.

Los de Belarra se apresuraron en darlo de baja, pero el fantasma del registro de urgencia de un partido tras un eventual fracaso de las negociaciones con Sumar se unió de forma inevitable a los vetos a Irene Montero, los desmentidos, las negociaciones paralelas, las filtraciones y el resto de espíritus que atemorizan a la izquierda en la recta final (obligada) de las conversaciones que buscan cerrar una coalición para el 23J. Este viernes, algunos de ellos, cuando caiga la sábana que cubre la negociación, pueden ser muy reales.

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