Este artículo se publicó hace 7 años.
Independencia de CatalunyaRajoy se esconde de la prensa en plena crisis con Catalunya
El presidente no ha tenido ni un sólo acto público desde su declaración institucional del 1 de octubre.
Madrid-
Una página casi en blanco. Esa fue la agenda que, como cada viernes, envió Moncloa a los medios de comunicación el pasado 29 de septiembre. En las previsiones del presidente sólo una línea: el Consejo de Ministros. Mariano Rajoy sí tuvo finalmente actividad esta semana, pero ha permanecido oculto para los medios de comunicación. Para todos, menos para uno: la agencia Efe -la oficial-.
El jefe del Ejecutivo ha dejado que sea su equipo de Génova y Moncloa quienes den la cara por él incluso cuando se trata de responder a voces críticas de su propio partido como el expresidente José María Aznar. Fue el número tres del PP, Fernando Martínez-Maillo, quien lo hizo, del mismo modo que el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido; la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría; o el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo fueron quienes se enfrentaron a los focos esta semana. También lo hicieron otros cargos conservadores como el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando; o el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, así como el líder del PPC, Xavier García Albiol.
Rajoy sólo tuvo una intervención estelar: su declaración institucional en Moncloa el mismo 1 de octubre tras la celebración del referéndum y la violencia policial durante la misma. El presidente salió a última hora de la tarde para mostrar su apoyo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado -a Policía y Guardia Civil, que no a los Mossos d'Esquadra-, proclamar que la consulta no se produjo y anunciar la apertura de un diálogo con el resto de formaciones que, de momento, no ha llegado a producirse.
El presidente empezó la ronda de contactos por sus dos aliados: PSOE y Ciudadanos. Aunque la unidad de los constitucionalistas ya no es tan compacta, tanto Pedro Sánchez como Albert Rivera siguieron mostrándole su apoyo. También expusieron sus respectivas propuestas -diálogo y aplicación del artículo 155 de la Constitución, respectivamente-, a las que Rajoy sólo respondió con un escueto comunicado en el que se comprometía a "estudiarlas" todas.
Aún era lunes. El 'día después' Rajoy trabajó pero no quiso ver a la prensa. Ni adelantar acontecimientos. Ya el martes, día de huelga en Catalunya, el Gobierno reaccionó para actuar contra el "acoso" a la Policía y la Guardia Civil. Fue Zoido -y no Rajoy- quien anunció que se quedarían en sus hoteles tras una reunión urgente en la que también participó el presidente pero sólo a puerta cerrada.
En su lugar, fue el mismísimo rey quien emitió su propia declaración institucional esa noche. Tras sus palabras, fue Pablo Casado quien envió la reacción del PP. Lo mismo pasó al día siguiente. Tras la contraprogramación del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su discurso en TV3, fue Sáenz de Santamaría quien reaccionó en un vídeo no exento de polémica por la rapidez con la que fue grabado y emitido: las dudas sobre si se trataba de una producción realizada antes incluso que el discurso del jefe del Govern siguen hoy encima de la mesa.
El miércoles, sin pleno ni sesión de control en el Congreso, Rajoy tenía el día libre pero, aun así, salió en los titulares. Fue en esa fecha cuando se supo que el día anterior, por la tarde, se había reunido con los arzobispos de Madrid y Barcelona. ¿Qué hizo el presidente el miércoles? Una vez más, la prensa se enteró el día después. El jueves, la agencia oficial estatal ofreció en varias entregas su gran exclusiva: una entrevista con el presidente del Gobierno.
Rajoy utilizó Efe para lanzar un mensaje al presidente de la Generalitat para que no proclame la independencia de forma unilateral, vuelva a la legalidad y evite "males mayores". También para sacar músculo y advertir de que, cuando sea el momento "más oportuno", actuará y lo hará sin renunciar a nada. Unas palabras por las que nadie más pudo preguntarle y que Méndez de Vigo se dedicó a repetir durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este viernes. Ese fue el único punto del día de hoy para Rajoy, además de una reunión secreta con Rivera que se conoció por fuentes de Ciudadanos y no del presidente.
Por no saber, los medios no saben siquiera cuándo comparecerá Rajoy en el Congreso, como él mismo solicitó, para explicar "la posición del Gobierno respecto a la situación política de Catalunya". Mientras el Parlamento europeo ya ha celebrado una sesión sobre la crisis independentista, en la agenda de la Cámara baja la cita de Rajoy sigue "pendiente de determinar día y hora" aunque todo apunta a que podría ser el miércoles 11, justo un día después de que Puigdemont haya hecho lo propio en el Parlament catalán.
Sea como sea, los mentideros siguen preguntándose por qué no lo ha hecho ya de forma urgente en un pleno extraordinario. La excusa hasta ahora era la "agenda internacional" del presidente que era inexistente esta semana y, la que sí había para la próxima, acaba de desaparecer también porque el Gobierno de Chipre ha anulado la cumbre de líderes del sur de la UE y la ha aplazado hasta diciembre.
Lo cierto es que hasta ahora la táctica del Gobierno ha sido seguir el método Rajoy: esperar. ¿A qué? A que sea la Generalitat quien vaya dando pasos primero para responder inmediatamente después. Una acción-reacción en la que el presidente sigue delegando su presencia mediática en sus diferentes portavoces. Él, de momento, sigue sin agenda para este fin de semana. Nada hasta el 12 de octubre, en cuya fiesta se incluye un desfile militar y la obligada recepción en el Palacio Real junto a los reyes. Rajoy está libre hasta que llegue el Día de la Hispanidad.
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