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La 'Gernika catalana' aumenta su flujo turístico a través de iniciativas para conocer la batalla del Ebro

Proyectos como 'Marcats pel 38' permiten recorrer espacios de la Terra Alta, como trincheras y los refugios antiaéreos que se construyeron para la ocasión y que todavía se conservan. 

Calle de un pueblo destruido en Corbera de Ebro, y al fondo, el campanario de la Iglesia de San Pedro, bombardeada durante la Guerra Civil.
Calle de un pueblo destruido en Corbera de Ebro, y al fondo, el campanario de la Iglesia de San Pedro, bombardeada durante la Guerra Civil. Arkaninger

Enric Ubalde es de Corbera d’Ebre (Tarragona) de toda la vida. Tiene 31 años y hace año y medio decidió dejar su trabajo como educador social para poner en marcha un proyecto que reivindica uno de los episodios más importantes de la Guerra Civil española: la Batalla del Ebro. Enric organiza rutas guiadas por los espacios que han quedado de aquellos combates, desde las trincheras y refugios antiaéreos que todavía se conservan en algunos rincones de la Terra Alta, hasta el Poble Vell de Corbera, un municipio completamente arrasado por las tropas fascistas, junto a la aviación italiana y la legión Cóndor. Todo un símbolo de lo que fueron los bombardeos del ejército de Franco en esta zona de Catalunya, la Gernika catalana.

El proyecto recibe el nombre de Marcats pel 38, "por la doble marca que dejó este episodio en el territorio: la física y la emocional". El objetivo de la iniciativa no sólo es explicar qué pasó en la Terra Alta durante la Guerra Civil: "Queremos reivindicar el patrimonio histórico de una de las comarcas más importantes a escala estratégica durante la guerra, y queremos hacerlo a través de las historias de los civiles que la vivieron en primera persona", comenta Enric. 

Los municipios de la Terra Alta todavía conservan numerosos restos de trincheras y refugios que se esconden entre los bosques y colinas de la comarca, así como restos de metralla que dejó la batalla del Ebro. En Vilalba dels Arcs tuvo lugar uno de los sucesos más trágicos de la guerra; la Fatarella acoge una imponente línea fortificada para proteger la retirada de las tropas. Batea, Bot, Corbera d’Ebre, Gandesa, El Pinell de Brai... Todas las poblaciones esconden miles de historias que contar.

"La gente que somos de la Terra Alta, desde los más jóvenes hasta los más mayores, todavía tenemos muy presente lo que representó la batalla del Ebro", asegura Enric. Él mismo comenta que ha crecido con las historias que le contaban sus abuelos de esa época. "Todos tenemos familiares que vivieron la Guerra Civil. Pero aquí, el terreno quedó muy marcado. En los campos de cultivo todavía se encuentran pedazos de metralla y en las zonas más altas de la comarca hay túneles, refugios y trincheras. Esta marca física es lo que ha provocado que más de ochenta años después, los hechos de aquellos meses todavía estén muy presentes en el imaginario colectivo de los que vivimos en la Terra Alta", afirma Enric.

En las rutas guiadas, Enric centra parte de sus explicaciones en lo que ha ido escuchando de los mayores del pueblo y en lo que ha documentado su abuelo. "Era agricultor, durante la semana trabajaba en el campo y los fines de semana los aprovechaba para entrevistar a personas del pueblo que vivieron los combates y la posguerra, unos años especialmente duros y que los libros de Historia no cuentan con el mismo detalle que una persona que lo vivió. La batalla del Ebro no sería nada sin las historias de la gente que la vivió", comenta.

"Una de las historias que más impacta a los visitantes cuando la cuento, y que ha hecho llorar a más de uno, es la del 'Soldado Alto'", señala Enric. En la batalla del Ebro lucharon soldados de más de 50 nacionalidades a favor de la República. En uno de los bombardeos de la aviación franquista, un niño de Corbera d'Ebre se escondió bajo unos escombros cerca del depósito de aguas municipal, con tanta mala suerte que una bomba cayó encima, provocando una corriente de agua que arrastraba todo lo que se ponía por delante. Por suerte, un soldado canadiense de las Brigadas Internacionales le cogió de la mano y le salvó la vida. 

Aquel hecho marcó profundamente al pequeño, que sólo recordaba que era canadiense y muy alto. Terminada la guerra, el padre de niño empezó a buscar al hombre para darle las gracias, si es que había logrado sobrevivir. Una búsqueda que continuó el hijo después de la muerte de su padre. Casi 40 años después de ese día, el joven logró encontrar al 'soldado alto' a través de un grupo de ex combatientes.

Crece el turismo bélico en la zona

Iniciativas como Marcats pel 38 o Terra Enllà , una empresa que también ofrece visitas guiadas en la zona, han cogido protagonismo en los últimos años. El Consell Comarcal de la Terra Alta asegura que este verano ha aumentado el número de visitantes que se han interesado por este tipo de experiencias culturales, sobre todo el turista nacional y francés. "Estos proyectos son clave para dinamizar el turismo en una comarca envejecida y despoblada como la Terra Alta", comentan fuentes del Consell.

Precisamente una de las razones que llevó a Enric a lanzarse a la piscina y poner en marcha el proyecto fue la escasa oferta turística en este ámbito. "La batalla del Ebro tiene mucho potencial y creo que se está explotando poco, y muy superficialmente. Hay decenas de trincheras y refugios de difícil acceso espectaculares, pero que no son accesibles debido al paso del tiempo". comenta.

Marcats pel 38, junto con asociaciones como Lo Riu, Cota 402 y Poble Vell, colabora en la recuperación de trincheras o refugios abandonados para explicar in situ la batalla del Ebro. "No hemos tocado ni una piedra, simplemente los hemos limpiado la zona para hacerla accesible al público", detalla Enric, que al mismo tiempo lamenta que con el paso de los años se ha intentado borrar la huella que dejó este episodio en el territorio, "ya sea por abandono o por la instalación de parques eólicos". "Hay que preservarlo y ponerlo en valor", exclama Enric.

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