SEVILLA
Actualizado:El coordinador general de IU Andalucía, Antonio Maíllo, acude este miércoles a Madrid con tres objetivos claros: uno es tratar de desbloquear la confluencia Podemos-IU a tiempo para las elecciones andaluzas de 2019; el segundo es exportar a la política nacional el formato de “alianza horizontal” que viene trabajando desde hace meses con Teresa Rodríguez, líder andaluza del partido morado, para que sus dos formaciones confluyan “como iguales y sin ninguna posición dominante”.
El tercer objetivo es casi una consecuencia del segundo: consiste en reforzar la posición del líder federal, Alberto Garzón, dentro del proyecto Unidos Podemos, en el que él mismo ha reclamado a Pablo Iglesias “más visibilidad y más peso” para IU.
La visita de Maíllo a Madrid no es simbólica. La federación andaluza es la que ostenta más peso político y mayor implantación territorial dentro de IU. Alrededor del 50% de los afiliados a la coalición de izquierda provienen de Andalucía (unos 7.000), una región donde cuentan con 79 alcaldías (incluidos 29 cogobiernos, la mayoría con el PSOE), alrededor de mil concejales y presencia en 380 municipios. IU cuenta con más de 300 asambleas locales y provinciales, en las últimas elecciones municipales presentó candidaturas en más de 500 municipios. Además IU tiene experiencia de Gobierno, porque formó parte del Ejecutivo de coalición con el PSOE en la pasada legislatura, y cuenta con cuadros intermedios y sedes (propiedad del PCA) en multitud de pueblos, donde es una fuerza arraigada y consolidada.
Éstas son sus fortalezas, que además coinciden con las carencias de Podemos en Andalucía. Su debilidad más notable es la fragilidad electoral con las que podría encarar las próximas autonómicas si concurre en solitario: en los últimos comicios pasó de 12 a cinco diputados y los últimos sondeos le auguran un pronóstico grave al margen de la confluencia con Podemos. La otra debilidad es la deuda que arrastra con las entidades financieras, aún voluminosa pese a que la nueva dirección ha saneado las cuentas en los últimos años. El partido morado creció en las grandes ciudades de Andalucía, pero aún está lejos del entorno rural, justo donde IU es más fuerte. En las municipales, a las que Podemos no concurrió con su marca, IU obtuvo 423.172 votos, un 64,8% más que en las autonómicas de 2015 (148.654 papeletas más), demostrando mayor implantación a nivel local que regional.
Maíllo comparte con Teresa Rodríguez la preocupación por la lentitud con la que avanza la confluencia en Andalucía y quiere lanzar en Madrid el mensaje de que urge culminar el proceso para empezar a movilizarse cuanto antes y generar ilusión en la gente de cara a las urnas. “Nos urge que cristalice el proyecto común, la estrategia electoral conjunta y la elección del candidato/a y las listas lo antes posible. Ya vamos tarde”, admite un miembro de la dirección de Podemos Andalucía. “Sin ilusión, la izquierda no podrá ganar al PSOE de Susana Díaz”, dicen desde la dirección regional.
El líder andaluz ya sufrió en la pasada legislatura un adelanto electoral que arrolló a su formación, y teme que la unidad y el proyecto Podemos-IU no esté cimentado cuando la presidenta de la Junta decida convocar. Las andaluzas son las primeras del agolpado calendario electoral de 2019, y tanto Maíllo como Rodríguez creen que las direcciones nacionales de sus respectivos partidos deben volcarse en relanzar un proyecto “común e ilusionante” empezando por esta región. “Si la confluencia se hace bien aquí, podrá servir de referencia al conjunto del país”, explican.
En este sentido, Maíllo también quiere vender en Madrid el formato de confluencia que están trabajando en Andalucía, una coalición horizontal, en el que IU y Podemos se tratan de tú a tú. Desde hace meses ambas formaciones vienen trabajando más engarzadas y acompasadas que en el pasado, y bastante más de lo que sus líderes perciben en Unidos Podemos de Madrid. Maíllo y Rodríguez no quieren repetir el formato de la coalición electoral que usaron Iglesias y Garzón en las últimas generales, los dos creen que fue un “fracaso”, porque se planteó “desde arriba y de forma acelerada”, y no quieren “repetir errores del pasado”.
El líder federal de IU necesita a Maíllo, que representa la IU más sólida y asentada del país, para redoblar la presión sobre Iglesias y lograr que la ejecutiva nacional de Podemos acepte redefinir el formato de la confluencia y relanzar el proyecto, cediendo a IU más protagonismo del que tiene en la actualidad. Garzón y Maíllo van a sumar fuerzas para reclamar a la formación morada una “confluencia más horizontal, sin subordinación de ninguna de las partes, y con más generosidad a la hora de elegir las listas electorales y los candidatos”.
Marea Andaluza
Uno de los topes que frenan la confluencia Podemos-IU en Andalucía está en la dirección estatal de la formación morada, que limita la capacidad política y organizativa de Teresa Rodríguez. Su agrupación no ha conseguido la autonomía necesaria (y prometida en las primarias andaluzas) para volar en solitario. En la ejecutiva regional hay cierto “desconcierto” por la hoja de ruta del estatal, así como por el desmantelamiento de la estructura orgánica de Podemos en los municipios (El Consejo Ciudadano Estatal acordó, por una amplia mayoría, la eliminación de los Consejos Ciudadanos Municipales).
Esto ha dificultado la comunicación política entre IU y Podemos en los pueblos, pero no es el único inconveniente. También en la coalición de izquierdas hay cierta reticencia de algunos alcaldes de IU para aliarse con las marcas blancas de Podemos en los municipios (la mayoría nacieron de escisiones de IU). La formación morada soliviantó a sus vecinos de la izquierda cuando hicieron público el primero documento oficial sobre la hoja de ruta para la confluencia, donde tildaron a IU de “subalterna del PSOE”, e invitaba a la ejecutiva actual a romper todos los Gobiernos de coalición que comparten con los socialistas en los ayuntamientos andaluces (29) si querían confluir con ellos en las próximas municipales.
Más tarde, Teresa Rodríguez contribuyó a cerrar heridas al participar de la clausura de la última asamblea regional de IU, de la que salió reelegido Maíllo, y donde ofreció “generosidad” para aunar ambos proyectos. Aun así, el diálogo sigue siendo complicado. El último desencuentro tuvo lugar hace unas semanas, cuando la dirección de Rodríguez inscribió la marca Marea Andaluza en el registro de partidos del Ministerio de Interior, como posible nombre para la confluencia. A la coalición de izquierdas le sentó mal que actuase en solitario y advirtió de que no aceptará esta marca para un proyecto común, porque está “demasiado identificado con el nombre de Teresa Rodríguez (fue el lema de su candidatura en las primarias de Podemos”).
Respecto a la agenda madrileña de Maíllo este miércoles, fuentes de la dirección estatal de Podemos niegan que esté previsto ningún encuentro específico con el líder andaluz de IU para abordar la cuestión de las confluencias. Sostienen que no hay ningún tipo de “orden del día” predeterminado para las reuniones que Maíllo mantendrá con representantes del partido morado. “Saludará a Pablo Iglesias, igual que al resto de diputados de Unidos Podemos a los que conoce personalmente, y no está previsto ningún orden del día, ni tratar temas de la agenda andaluza”, afirman.
Así, y aunque Garzón o Maíllo ejerzan presión para visibilizar avances en la materia, hasta la fecha el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique (máximo responsable en esta materia) se ha limitado a afirmar que las conversaciones “van bien", y que hay “mucha sintonía entre las direcciones” de IU, Equo y Podemos. En última instancia, el partido morado deriva habitualmente los temas y acuerdos políticos territoriales a los respectivos territorios, y por el momento no parece que vaya a modificar esta estrategia en lo que respecta a Andalucía.
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