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Una fiesta ilegal en la pandemia deja a una policía y a una joven absueltas de agredirse mutuamente

La joven estaba acusada de empujar a la agente y la Fiscalía pedía un año de prisión por un delito de atentado.

9/5/2021 Varios jóvenes reunidos y en ambiente festivo, en una calle de Barcelona, durante la primera noche sin el estado de alarma, a 9 de mayo de 2021, en Barcelona
Varios jóvenes reunidos y en ambiente festivo, en una calle de Barcelona, durante la primera noche sin el estado de alarma, el 9 de mayo de 2021. Lorena Sopêna / EUROPA PRESS

El Juzgado de lo Penal 24 de Madrid ha decidido tirar por la calle de en medio a la vista de que no podía dar la razón a ninguna de las partes. Por un lado, una joven que acudió a una fiesta ilegal en Madrid, el 24 de mayo de 2020, en plena pandemia y cuando el primer estado de alarma prohibía ese tipo de eventos; por otro, una agente de policía que acudió al piso para desalojarlo y que acabó acusada de agredir a la chica. 

La joven, que hoy tiene 30 años, se encontraba con otros tres jóvenes en el domicilio de uno de ellos, en el distrito de la Arganzuela de Madrid, estando prohibido en aquel momento las reuniones sociales por motivo de la pandemia. 

Eran las dos y media de la madrugada cuando los asistentes a la fiesta salieron a la calle, allí les esperaba una patrulla de la Policía Nacional. Uno de los vecinos del inmueble es policía y avisó por teléfono a sus compañeros, es decir, no hubo una denuncia previa. "Un conducto poco habitual, como era que uno de los agentes intervinientes y residente del edificio llamó personalmente a otro que estaba de patrulla para pedirle que acudiera a poner fin a la fiesta ilegal", subraya el abogado defensor de la chica, Juan Gonzalo Ospina

Las versiones de la Policía y de los asistentes a la fiesta ilegal son completamente opuestas. La joven acabó acusada de un delito de atentado contra la autoridad y otro de lesiones, pidiendo el Ministerio Fiscal un año de prisión. 

Los asistentes a la fiesta declararon que una vez abandonado el piso, en el descansillo se encontraron con un hombre vestido en pijama que les aseguró que era policía y que iban a acudir más compañeros. En efecto, al llegar a la calle, los chicos fueron interceptados por una patrulla, que sólo cacheó y puso contra la pared a la chica, la única mujer del grupo.

Por su parte, la agente de Policía fue denunciada por la muchacha por un delito de lesiones, acreditando que necesitó fisioterapia para curarse de un ganglio en la muñeca motivado de la aplicación de los grilletes.

Los asistentes a la fiesta declararon en el juicio que la agente de policía abrió el bolso de la acusada y con desprecio se puso a tirar sus cosas al suelo, para a continuación, empujarla hacia delante y caer la detenida boca abajo.
Una vez en el suelo, la agente esposó a la detenida tras cachearla, sin que esta la empujara de manera alguna, como declaró la policía.

Según esta, la chica se abalanzó contra ella justo antes de que pudiera esposarla y le provocó una lesión en el hombro, algo que corroboraron sus compañeros policías. 

El abogado defensor de la chica pidió el archivo, argumentando que no se produjo empujón alguno, pero que en caso de haberse producido "el manotazo" no podría suponer la gravedad que la Fiscalía le atribuía como para pedir un año de prisión conforme a un delito de atentado.

La jueza evidencia que "la existencia de dudas razonables y razonadas en esta resolución impide un pronunciamiento condenatorio. Por lo tanto, es procedente absolver a ambas acusadas".

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