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Esquerra digiere el fuerte retroceso electoral con malestar en las bases pero sin una gran convulsión interna

La debacle en las municipales y en las generales abre un debate interno centrado en las formas pero sin cuestionar la estrategia de negociación con el Gobierno estatal. ERC consultará a la militància sobre una eventual investidura de Sánchez

El president d'ERC, Oriol Junqueras, amb el cap de llista al 23-J, Gabriel Rufián, durant el primer míting de la campanya.
Imagen de archivo de Oriol Junqueras y Gabriel Rufián, durante el primer míting de campaña para el 23J. Bernat Vilaró / ACN

Esquerra Republicana prepara una de las negociaciones políticas más trascendentales de las últimas décadas en el Estado entorno a la posible investidura de Pedro Sánchez. Tanto con el PSOE, como con Junts para intentar hacer un frente negociador conjunto del independentismo.

Pero paralelamente, a nadie se le escapa que ERC debe hacer frente al fuerte retroceso electoral experimentado por los republicanos en el ciclo electoral conformado, ni más ni menos, que por unas elecciones municipales y unas generales consecutivas. Ambas calificables de debacle para ERC.

El propio president de la Generalitat, Pere Aragonès, lo admitía esta semana en sede parlamentaria: "Los resultados son mejorables, incluso puedo decir que han sido malos. No son los que nos hubieran gustado".

Aunque añade que "el independentismo tiene la llave de la gobernabilidad del Estado" y augura que "vienen semanas de negociación" y pide a Pedro Sánchez "coraje y valentía" y que "concrete propuestas".

Más allá de la retórica parlamentaria los datos son elocuentes: ERC perdió más de 300.000 votos en las elecciones municipales pasando de ser la primera fuerza municipalista catalana en 2019 a la tercera este pasado 28 de mayo. Y retrocediendo de los 822.000 votos -23,5%- de hace 4 años a los 520.000 -17,3%- actuales.

En las generales los números no han sido mejores: Esquerra ganó las elecciones generales de noviembre de 2019 con 13 diputados y 875.000 votos –un 22,6%- con el PSC a poca distancia. Los socialistas obtuvieron poco más de 794.000 votos -20,5%- y 12 diputados.

El pasado domingo el PSC arrasó con 19 diputados y 1.213.000 votos -34,5%- y ERC se quedó con 7 diputados y 463.000 votos -13,16%-. Una caída de más de 400.000 votos que sitúa a ERC como tercera fuerza de Catalunya en escaños detrás de Sumar y cuarta en votos detrás del PP.

La dirección se mantiene firme pero admite que habrá que hacer cambios

Oriol Junqueras y Marta Rovira representan el máximo exponente de la represión judicial contra Esquerra

Con este balance numérico sobre la mesa, resulta obvio que Esquerra afronta una situación difícil y una nada menospreciable tensión interna. Pero, al menos por el momento, el partido aparca una situación de convulsión que pueda desequilibrar los aparatos internos de dirección y desestabilizar la marcha del partido.

Cualquier otra formación, muy probablemente, con un retroceso del calibre del que ha experimentado Esquerra, estaría hecha trizas y con la dirección en la picota. De momento el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, y la secretaria general, Marta Rovira, mantienen el liderazgo.

 No se puede olvidar que ellos dos representan el máximo exponente de la represión judicial contra Esquerra –y contra el resto del independentismo-, con Rovira refugiada en Suiza y acusada de terrorismo por las manifestaciones de Tsunami Democràtic y Junqueras inhabilitado después de salir de la cárcel -donde pasó cerca de cuatro años- mediante los indultos.

Otras figuras clave como el president de la Generalitat, Pere Aragonès, también parecen de momento incuestionables. Otra cosa será respecto al conjunto de la ejecutiva surgida del proceso congresual que se cerró el 28 de enero, hace solo cinco meses.

Fuentes de la dirección admiten que "si hay que hacer cambios se harán", pero añaden que "no antes de analizar todos los datos minuciosamente, ver qué es lo que nos ha pasado y porqué, y consultar con la militancia".

También recuerdan que en ese reciente Congreso la militancia aprobó, con un 94,6% de los votos, la ponencia estratégica que ha guiado la actuación del partido. 

Diálogo con la militancia en las asambleas territoriales

El Col·lectiu Primer d'Octubre exige pactar con Junts las claves para una investidura de Pedro Sánchez

En este sentido el Consell Nacional –máximo órgano de dirección del partido entre congresos- celebrado este viernes por la tarde decidió abrir un periodo de consulta e información a la militancia que se prevé dure hasta diciembre aproximadamente.

A pesar del hermetismo con que se ha celebrado el cónclave, algunos miembros del Consell Nacional relatan el nivel de tensión que se ha vivido, con algunas intervenciones duras respecto a algunas de las decisiones tomadas por la dirección.

Los malos resultados electorales y la decisión de entrar en el Gobierno de la Diputación de Barcelona presidida por el PSC han marcado la reunión.

También ha sido notable la discusión sobre la acción política de Esquerra en Madrid y la relación con el Gobierno del PSOE y UP, y el debate sobre la posición de Esquerra para una nueva investidura de Pedro Sánchez.

Según las fuentes consultadas no hay una impugnación a la estrategia de diálogo y negociación con el Gobierno español seguida por ERC sino más bien ha habido muestras disconformes con el nivel de los acuerdos logrados y la comunicación que de ellos se ha hecho.

"La militancia está más decepcionada y desanimada que enfadada", asegura un destacado miembro de la dirección que manifiesta la necesidad de reactivar a las bases del partido.

Ello no quiere decir que no haya sectores críticos. El más renuente es el que conforman los miembros del partido englobados en el llamado Col·lectiu Primer d'Octubre, aunque de momento muy minoritario.

Para esta suerte de corriente interna de Esquerra, "la estrategia seguida por la actual dirección de ERC no ha sido avalada por los votantes". Y exigen pactar con Junts las claves para una investidura de Pedro Sánchez con el derecho a la autodeterminación como condición irrenunciable, la convocatoria de un Congreso extraordinario del partido y que la dirección en su totalidad ponga los cargos a disposición de la militancia.

Unas demandas que no parecen tener mucho recorrido a tenor de lo resuelto en el Consell Nacional de este viernes. Pero aunque no tan organizados como el minoritario Col·lectiu Primer d'Octubre, otros grupos de militantes también manifiestan su descontento.

Según ha podido saber Público, un centenar de militantes de Barcelona se reunieron en la capital catalana este martes, en el barrio de Poblenou, en medio de un ambiente que algunos de los asistentes definen como "caldeado" pero "sereno".

Aunque el motivo del encuentro era tratar sobre temas de política municipal, los resultados electorales y la situación del partido a nivel nacional estuvieron encima de la mesa.

Polémica entrada al Gobierno de la Diputación de Barcelona

En las últimas elecciones de 2021 Esquerra quedo segunda fuerza con poco más de 600.000 votos

Pero también impactó sobre esta reunión el anuncio, pocas horas antes, de la entrada de Esquerra en el Gobierno de la Diputación de Barcelona. "Es una decisión tomada sin consultar a las bases y que no se entiende porque contradice la línea establecida de no pactar en las instituciones con el PSC si no es bajo la presidencia o alcaldía de un independentista, especialmente de Esquerra", asegura un militante.

Dirigentes del partido replican a estas críticas que las decisiones políticas sobre las instituciones supramunicipales siempre se toman desde la dirección nacional y que el caso de la Diputación de Barcelona no rompe la regla establecida porque, cuando ERC se ha incorporado al Gobierno, la presidencia del ente ya estaba elegida –la socialista Lluïsa Moret- y que Esquerra no votó a favor suyo –fue proclamada con los votos del PSC, comuns, dos diputados del grupo de Junts que provienen del PDeCAT y una lista independiente de Terrassa-.

Con todo, este grupo de militantes del núcleo de Barcelona demandan un "cambio en las dinámicas del partido" pero se desmarcan de las tesis y exigencias del llamado Col·lectiu Primer d'Octubre.

En la militancia se detecta también una fuerte preocupación por el efecto que puede tener la marcha actual del partido en unas elecciones al Parlament que de momento Aragonès mantiene para principios de 2025.

Y es que cabe recordar que en las últimas elecciones de 2021 Esquerra quedo segunda fuerza con poco más de 600.000 votos. A solo 50.000 votos del PSC, que ganó las elecciones pero empatando a 33 diputados con los republicanos, y a 35.000 votos de Junts, que quedó en tercera posición.

La mayoría independentista, ahora totalmente maltrecha y enfrentada, le dio la presidencia a Aragonès. Pero está por ver si esta mayoría se mantendrá, y si en su caso los acuerdos son reeditables.

El resultado del domingo no lo avala pero en la dirección de Esquerra mantienen que "ha habido un voto útil contra el PP y Vox de muchos de nuestros votantes que se ha ido al PSC y en menor medida a Sumar pero que, siguiendo el tradicional esquema de voto dual, podemos recuperar en unas elecciones catalanas".

Consulta sobre los acuerdos de investidura

Las reflexiones girarán sobre demoscopia, resultados electorales y modernización

Así las cosas habrá que esperar a la conclusión del proceso de debate interno con la militancia de Esquerra que se iniciará en septiembre para concretar las medidas que toma el partido con el objetivo de "mejorar la organización".

El proceso consistirá en la convocatoria de asambleas territoriales para escuchar directamente a la militancia. Representantes de la propia dirección de Esquerra serán quienes participen en las asambleas locales para escuchar directamente el parecer de la militancia.

El partido ha designado unas ochenta personas representativas de los ámbitos sectoriales y territoriales para conducir el conjunto de este proceso interno de debate, que va más allá incluso de las asambleas territoriales.

Las reflexiones girarán sobre demoscopia, resultados electorales, comunicación y modernización de la organización. Por otra parte, ERC prevé también someter de nuevo a validación de las bases el apoyo a una posible investidura de Sánchez. Tal y como ya hizo en el 2019, cuando el 94,6% de la militancia que votó la consulta interna -lo hizo un 70% del censo- avaló la estrategia de la dirección.

Así, Esquerra pudo facilitar -con una abstención, en cambio esta vez sería necesario el sí- la llegada del candidato del PSOE a la Moncloa, a condición de que los socialistas activaran la mesa de diálogo entre la Generalitat y la Moncloa.

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