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La entrega de los abogados de oficio: "Me llevé a la defendida a vivir a casa"

En el Día de la Justicia Gratuita reclaman que hay que pagar mejor este servicio esencial, que no está integrado por abogados de segunda sino por profesionales que creen en un acceso a la justicia igual para todos.

Una persona pasa al lado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), que pasa a llamarse Colegio de Abogacía de Madrid, a 11 de julio de 2022, en Madrid (España).
Una persona pasa al lado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), que pasa a llamarse Colegio de Abogacía de Madrid, a 11 de julio de 2022, en Madrid (España). Carlos Luján / Europa Press

Llevarse a su propia casa, con su familia, a una defendida que no tenía dónde vivir o aceptar un caso de macroestafa que obliga a cerrar el despacho varios meses para defender a personas sin recursos son ejemplos de la pasión que ponen en su labor los letrados del turno de oficio.

En Madrid hay unos 5.300 abogados que atienden, a través del turno de oficio, a los ciudadanos que requieren la asistencia jurídica gratuita, garantizando el derecho constitucional a la tutela judicial.

Este martes es el Día de la Justicia Gratuita, y el Colegio de la Abogacía de Madrid lo ha celebrado reconociendo la labor de varios de los abogados que lo integran, que han estado acompañados por decenas de colegas cuya voz ha sido unánime: hay que pagar mejor este servicio esencial, que no está integrado por abogados de segunda sino por profesionales que creen en un acceso a la justicia igual para todos.

"Me llevé a una clienta a mi casa porque la echó su marido, no tenía dónde quedarse"

Y, como muestra de esta vocación, el testimonio de la letrada Lola Fernández Campillo, que es diputada de la Junta de Gobierno del ICAM pero sigue en el turno de oficio: "Me llevé a una clienta a mi casa porque la echó su marido, no tenía dónde quedarse".

"Luego le dije al juez que por favor resolviera porque tenía a la clienta en mi casa con mi familia, y ya no se podía más", recuerda esta veterana en una charla con otros compañeros de fatigas en guardias, declaraciones y juicios variopintos, en los que se vuelcan, aunque ganan "mucho menos" que si se ciñeran a defender de sus despachos.

"Las cartas nigerianas son mi máster en estafas, me puede caer lo que sea"

Virginia Alonso, que ha vivido varias macrocausas en el turno de oficio, recuerda que el día que le comunicaron que le tocaba un macrojuicio de estafa mediante cartas nigerianas, que duraría cuatro meses, pensó que se arruinaría porque paralizaría la actividad en su despacho, con sus clientes que le pagan, pero su compromiso la llevó a decir que sí y "valió mucho la pena".

El turno de oficio, "un máster profesional y personal"

"Las cartas nigerianas son mi máster en estafas, me puede caer lo que sea", bromea con sus compañeros, que coinciden con ella en que el turno de oficio "es un máster profesional y personal", que incluye psicología y empatía con unos defendidos que no te han elegido y que no suelen entender la maquinaria judicial.

Alonso ha denunciado el trato "vergonzoso" que a veces reciben los letrados del turno de oficio, que les puede impedir velar como es debido por los derechos de sus defendidos, y ha puesto como ejemplo la causa que se sigue en la Audiencia Nacional contra varios exdirectivos de iDental, ya que hay cuatro procuradores para 500 abogados.

"Nunca dejaría estas guardias, no dejaría de estar con los clientes que llegan desesperados y no dejaría de compartir esos momentos con los compañeros", ha concluido.

Por su parte, César Pinto, que se hizo conocido al conseguir frenar en el Tribunal Supremo, como letrado de oficio, la venta de más de 3.000 viviendas al fondo Goldman Sachs, ha puesto de relieve que la cuantía de este caso eran unos 211 millones, pero él cobró 300 euros.

"Para mí lo importante no era la cuantía, sino que mi cliente no estaba de acuerdo y había que intentarlo... La cuantía la ponemos nosotros con nuestro esfuerzo, siempre que haya un ciudadano que necesita justicia", ha dicho tras criticar que se llame justicia "gratuita", ya que es un servicio público como otro.

"La pasión es nuestra clave, pero no por eso tienen que dejar de pagarte o reconocerte"

Muchos menos años lleva en el turno de oficio Miguel Ortego, que tras unos años siendo abogado de empresa lo dejó porque no se sentía bien y ahora tiene "una pasión que arrastra" y que le hace defender hasta el final a personas con pocos recursos, a las que a parte de representar ha llegado a pagar algunos gastos que no podían afrontar, algo que sus amigos y familiares no entienden.

"La pasión es nuestra clave, pero no por eso tienen que dejar de pagarte o reconocerte", reflexiona entre unos colegas de fatigas que a veces se plantean dejar el turno de oficio..., pero la duda les dura poco.

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