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@CdelCastilloM
MADRID.- El derecho a conciliación está reconocido por ley en las Fuerzas Armadas y los militares, como el resto de ciudadanos, pueden solicitar medidas que les ayuden a compaginar mejor su vida profesional y familiar. Pero a la hora de la verdad, Ejército y conciliación siguen comportándose como agua y aceite. "No es que se aplique de forma deficiente, es que la conciliación no existe. Es una ley de telón en las Fuerzas Armadas. De cara al público queda muy bonito, a la hora de aplicarla es mentira, directamente".
Es la denuncia de los servicios jurídicos de la Asociación de Militares de Tropa y Marinería (AMTM), experta ya en revertir en los juzgados las negativas de medidas de conciliación por parte de mandos militares. Entre otros, en cuestión de meses han conseguido que se respeten hasta nueve derechos a lactancia que se habían denegado. Pero además de lactancias (a priori el caso más claro presente en la ley), hay otros que demuestran que la conciliación en las Fuerzas Armadas a día de hoy, más que un derecho, es considerada un favor personal. Y como tal, para conseguirla lo tienen más fácil los oficiales que la tropa.
Las asociaciones profesionales son los únicos mecanismos de defensa de sus derechos laborales con los que cuentan
los militares, que tienen prohibido sindicarse
La AMTM —las asociaciones profesionales son la única figura asociativa disponible para los militares, que tienen prohibido sindicarse— gestiona ahora el caso de un cabo al que se le ha denegado repetidamente un permiso especial para ser destinado a una unidad próxima a su entorno familiar. Este militar, del que no se ofrecerán más datos debido a la potestad de sus mandos para sancionarlo si revela comunicaciones oficiales, tiene dos hijos menores. Uno de ellos padece un Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad, con un grado de dependencia reconocida por la administración de un 40%. Su mujer se encuentra en tratamiento psicológico.
Con el objetivo de apoyar los tratamientos de su hijo y no ausentarse del núcleo familiar, el cabo solicitó un destino cercano a su domicilio, petición que durante un año solo ha recibido negativas por parte del jefe de Personal del Ejército de Tierra, el MAPER. En una de ellas, a la que ha tenido acceso este medio, se despacha su solicitud argumentado que "para eso ya está su madre".
Primero uniforme, después conciliación
En las sucesivas negativas, el Ejército argumenta que para concederle el permiso, el cabo deber ser primero asignado a una unidad, puesto que actualmente se encuentra sin destino. Es decir, deberá ser destinado a un acuartelamiento en cualquier punto del territorio nacional y, entonces, solicitar ser trasladado a una unidad cercana a su domicilio como medida de conciliación por su situación familiar especial. Cumplimentado, otra vez, todos los procesos burocráticos necesarios para cambiar de destino.
"Algunos lo tienen muy fácil
y otros se tienen que
pasar un año esperando
a conseguir una situación que les corresponde por ley desde el principio"
Pese a todo, no ha sido el "año de trámites administrativos totalmente tediosos para conseguir lo que uno tiene derecho desde el principio" la gota que ha colmado el vaso, explican a Público representantes de la AMTM, sino que el MAPER haya concedido una plaza a un teniente coronel en la misma situación administrativa que el citado cabo. "Ambos piden comisión de servicio para ponerse a trabajar, a uno se la conceden y otro, no. Uno es oficial del Ejército y otro es tropa. ¿Por qué a la tropa no se le concede y al oficial sí?", se preguntan los servicios jurídicos de la asociación.
Este teniente coronel también se encontraba a la espera de destino y, sin embargo, se le ha concedido una plaza en Madrid mediante una comisión de servicio, una asignación temporal donde él había solicitado a la espera de recibir un puesto permanente. "Algunos lo tienen muy fácil y otros se tienen que pasar un año esperando a conseguir una situación que corresponde por ley, después de procedimientos administrativos, notificaciones, negativas basadas en nada...", lamenta la AMTM.
El día 20 de septiembre se cumplieron los seis meses que el cabo tenía para elegir un destino voluntariamente, antes de ser destinado a uno de forma forzosa. En ese tiempo, solo salió un plaza en una de las dos unidades que le permitirían permanecer en su entorno familiar. Era de libre designación, es decir, asignada a dedo. Si nada lo remedia, el Ejército lo destinará a cualquier unidad de España y entonces, a cientos de kilómetros de su familia, le permitirá solicitar la posibilidad de conciliar.
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