BILBAO
Ocurrió una noche de campaña electoral. Apenas faltaba cuatro días para las elecciones del 20 de diciembre de 2015, y Ciudadanos, con su líder Albert Rivera al frente, desembarcaba en Bilbao. En una discreta sala de hotel, el político catalán repitió hasta el cansancio que Bilbao era española, que los vascos eran españoles y que él estaba contento porque había venido a visitar otra parte de España, de “su” España. Su discurso centralista y negador de la realidad vasca superaba incluso al habitualmente empleado por el PP. No había margen de dudas: nada más pisar Euskadi, Rivera dejaba claro que era un duro entre los duros. Al domingo siguiente cosechó en esta tierra un frío y escaso 4,09%.
Hoy, el líder de la formación naranja tiene otra misión: convencer a España de que Euskadi tiene más beneficios fiscales que el resto de comunidades. Además de defender a ultranza la españolidad del País Vasco, rechaza con la misma vehemencia que este territorio mantenga su propio modelo recaudatorio, caracterizado por un Concierto económico surgido a finales del siglo XIX. Se trata de un método acordado y respetado mutuamente por la administración central y el Gobierno Vasco (salvo durante la dictadura franquista, que lo abolió). De esta manera, Euskadi tiene capacidad legal de regular una serie de impuestos de manera distinta al conjunto del Estado.
“El Concierto Económico es la piedra angular de la autonomía vasca. Sin él, Euskadi sería una región más”, sostiene el economista y exconsejero de Hacienda en el primer Gobierno Vasco tras la dictadura, Pedro Luis Uriarte, autor de un extenso y pormenorizado trabajo sobre este sistema. No obstante, advierte que no se trata de una “varita mágica”, ya que “requiere de fuertes capacidades de gestión institucional, una administración modélica y una elevada conciencia fisca”. “No todos lograrían lo mismo con un Concierto”, añade en su informe.
La otra pata del modelo vasco es el Cupo, un sistema establecido en 1981 y regido por una ley quinquenal que permite determinar la cantidad que debe pagar la Comunidad Autónoma Vasca por aquellas competencias que no han sido transferidas y, por tanto, son ejecutadas por el Estado. La cifra estipulada equivale al 6,24% de la renta estatal, aunque no siempre ha habido acuerdo sobre los billetes que deben ser efectivamente abonados por Vitoria. De hecho, el Gobierno Vasco calcula que ha pagado 1.600 millones de euros de más.
Tanto la renovación del Concierto como la aprobación de la nueva ley quinquenal de Cupo estuvieron sobre la mesa de negociaciones durante la pasada primavera, cuando PNV y PP entablaron negociaciones sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017. Tras varios contactos, los nacionalistas aceptaron apoyar las Cuentas del gobierno de Mariano Rajoy, quien a cambio se comprometió a darle un empujón en Madrid a las leyes relacionadas con el sistema fiscal vasco.
Sin embargo, la promesa del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tardó varios meses en materializarse. No en vano, el portavoz del PNV en Madrid, Aitor Esteban, se vio obligado a recordarle al gobierno que llevaba cierta demora en este asunto.
Finalmente, el Consejo de Ministros aprobó el pasado 3 de noviembre los nuevos proyectos de Ley Quinquenal de Cupo para el periodo 2017-2021 y la reforma del Concierto Económico. El momento clave llegará el jueves, cuando se sometan a votación. Según ha podido confirmar este periódico, sólo votarán en contra los 32 diputados de Ciudadanos y los cuatro de Compromís, aunque con argumentos no exactamente iguales.
Por un lado, Albert Rivera habló esta semana de “cuponazo” y criticó que “un sistema autonómico tenga tres minihaciendas (en referencia a las diputaciones vascas) con un sistema distinto”. Nadie de su entorno se sorprendió por sus declaraciones. De hecho, en la sede del partido naranja saben que su líder puede ser aún más duro. Así lo demostró en aquel mitin del 16 de diciembre de 2015 en Bilbao, cuando reclamó “una Hacienda común para todos” y repitió una y otra vez que “todos los españoles no son iguales”. Incluso llegó a afirmar que el ex president catalán Jordi Pujol “también tenía una Hacienda en Suiza”.
Por su parte, el portavoz de la formación valenciana, Joan Baldoví, dijo el pasado lunes por la noche en el programa Ganbara de Radio Euskadi que el suyo será “un voto en contra del PP y de esta manera de hacer las cosas”. En tal sentido, el diputado criticó que el gobierno de Rajoy haya pactado con el PNV por “interés”, al tiempo que volvió a poner sobre la mesa sus reivindicaciones a favor de un sistema más justo para la comunidad valenciana. “Nosotros también aspiramos a tener nuestra propia Hacienda”, apuntó.
“Moneda de cambio”
Más allá de los matices, las críticas hacia este sistema no son comprendidas por la mayoría de la clase política vasca, donde prácticamente nadie se sitúa en términos críticos hacia el Concierto o el Cupo. Ni siquiera el PP, que el jueves cumplirá con el acuerdo firmado con el PNV y votará a favor de ambas leyes. Lo mismo harán PSOE y Unidos Podemos, mientras que EH Bildu ha anunciado que votará a favor de la Ley del Concierto y se abstendrá en la concerniente al Cupo. El objetivo, explicó la diputada abertzale Marian Beitialarrangoitia, es mostrar su discrepancia con el “chantaje” que, a su juicio, realizó el gobierno del PP al PNV para alcanzar un pacto en esta materia.
En esa línea, la diputada y secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, también criticó el acuerdo entre populares y peneuvistas. “El PP ha aceptado sacar esto adelante después de tantos años de retraso única y exclusivamente porque le permitía sacar adelante los Presupuestos y perpetuarse en el gobierno”, afirmó a Público. Por tales motivos, la representante de la formación morada acusó a los nacionalistas de actuar de manera “irresponsable” y de “jugar con los derechos de la ciudadanía vasca”, mientras que afeó al PP que utilizara estos temas como “moneda de cambio”.
Precisamente, alcanza con repasar el voluminoso informe del ex Consejero Pedro Luis Uriarte para encontrar las claves que se esconden detrás de este asunto. En ese documento, el experto detecta una serie de “ataques, críticas, calumnias y errores reiteradamente repetidos” para crear “un peligroso estado de opinión contrario al Concierto y al Cupo”. “Son gravemente erróneas y demuestran la insidia y sinrazón de muchos críticos”, advierte. Entre otros aspectos, rechaza tajantemente que la metodología del Cupo origine “una financiación oculta” o que el Concierto “exista por exigencia nacionalista”. “El Cupo no lo establece el País Vasco. Toda esta metodología se aprueba por ley, cada cinco años, de una forma también pactada”, señala Uriarte.
El primer paso para esa aprobación llegó este martes. Siguiendo el guion previsto, el Congreso dio luz verde a la tramitación directa y en lectura única de ambos proyectos de ley, que serán aprobados el jueves. El diputado de Ciudadanos Francisco de la Torre criticó que se apruebe de esa forma, algo que fue respondido por partidos tan distantes como PNV, Podemos o PP con el reglamento en la mano: este modo de tramitación está contemplado en el propio texto del Concierto, que establece que cualquier cambio o modificación debe realizarse desde el ámbito de la bilateralidad entre el Ejecutivo español y el Gobierno Vasco.
“Señorías del PNV, del PP, de partidos que supuestamente son de izquierdas como PSOE o Podemos: por supuesto que ustedes pueden subvencionar a los ricos, establecer un Cupo negativo, que los señores que tienen a sus hijos en barracones en Almería o Alicante financien el gasto educativo más elevado de España, que es el del País Vasco, pero deben hacerlo con luz y taquígrafos, deben responder ante los electores”, había afirmado De la Torre en su intervención.
Desde el PP, socio habitual de la formación naranja, el diputado vasco Leopoldo Barreda tildó su discurso de “populismo fiscal”, al tiempo que le recomendó a Rivera y los suyos que leyeran el Concierto económico. Lo mismo le sugirió Nagua Alba, de Unidos Podemos. “Lo que ocurre es que ustedes ni siquiera entienden qué es el Concierto”, dijo la diputada mientras se dirigía a la bancada de Ciudadanos.
El debate continuará durante la sesión del jueves. En ese pleno, Ciudadanos defenderá una enmienda a la totalidad contra el modelo de financiación vasco. O vasco-español, como diría Rivera.
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